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Arenal de Namib

Arenal de Namib

Erongo, Hardap y Karas (Namibia)

La belleza de la nada


La costa de Namibia es un lugar único en el mundo. Allí, un inacabable mar de dunas se convierte sin pausa en un mar de agua: el océano Atlántico. El color anaranjado de las olas de arena parece entablar una lucha con el azul de las olas de agua, que por cierto gana el desierto avanzando cada año un poquito. No hablamos de dunas corrientes: cerca de la ciudad de Walvis Bay está la duna costera más alta del mundo, la conocida como número 7, con 130 metros. Más al sur, en la zona de Sperrgebiet, se extiende una zona interminable de dunas costeras conocida como la gran pared. El sistema dunar de Namibia forma parte de un enorme desierto que da nombre al país: el Namib. Estos 81.000 kilómetros cuadrados son posiblemente el desierto más antiguo del mundo. Sus 55-80 millones de años han generado dos sistemas de dunas superpuestos y han provocado un endemismo muy grande. Aquí, la vida es complicada y muchas especies han tenido que idear distintos sistemas para captar la humedad de las habituales nieblas que llegan del mar.

Dunas de Deadvlei

La definición larga del desierto de Namib expande su longitud costera hasta los 2.000 kilómetros: desde Angola, donde recibe el nombre de Moçâmedes, hasta Sudáfrica, donde se encuentra con el Kalahari. Todo ello partiendo de la costa hasta un máximo de 200 kilómetros tierra adentro. El famoso mar de dunas, no obstante, está limitado por el río Kuiseb en el norte y la ciudad de Lüderitz en el sur. Según nos alejamos de la costa llega un momento en que las dunas dejan paso a una zona desértica con mayores escarpaduras y llanuras de grava. La zona costera tiene un clima templado que engloba el desierto de Namib junto a desiertos como el Atacama chileno, entre otros. Así, como en Sudamérica, las diferencias de temperaturas entre el día y la noche son limitadas, la lluvia es escasísima y las nieblas por los choques de vientos muy habituales. Estas nieblas son tan cerradas en la costa norte de Namibia que multitud de barcos han naufragado allí, en la conocida como costa de los esqueletos.

Lejos del mar queda la zona de Sossusvlei, que pasa por ser la que tiene las segundas dunas más grandes del mundo tras una sección del Gobi. Aquí, dunas como Big Daddy o la número 45 alcanzan más de 300 metros. Esta región recibe su nombre del lago salado seco de Sossusvlei. Este lago se alimenta de vez en cuando por el arroyo Tsauchab. A pesar de tener agua solo ocasionalmente, ha logrado formar el pequeño cañón Sesriem, porque más ocasionalmente aún transporta aguas torrenciales. A dos kilómetros está el lago Deadvlei. Este sí que está totalmente seco porque el río que lo alimentaba cambió su curso. El paisaje que quedó es a partes iguales desolador y sorprendente: las acacias que sobrevivían con su agua son ahora esqueletos negros sin vida. Al norte del mar de dunas, otra región destacada es la del río Swakop, donde el sustrato más rocoso genera una zona conocida como paisaje lunar.

Encuentro del arenal de Namib con el Atlántico

Dada la edad del Namib, los biólogos consideran que contiene más endemismo que cualquier otro desierto en el mundo. La vida del Namib está basada sobre todo en pequeños artrópodos, como varios escarabajos, que evolucionaron para poder captar la humedad del ambiente. La flora trabaja de forma parecida y está basada en plantas crasas y líquenes. La costa la visitan también habitualmente comunidades de focas y aves que se aprovechan del abundante pescado. Hacia el interior entramos en el Parque Nacional Namib-Naukluft, donde la flora se anima algo más con arbustos, pastos y algunos árboles aislados. Destaca el extrañísimo arbusto endémico llamado Welwitschia, un icono en el país que incluso aparece en el escudo de armas. En esta zona ya hay espacios para animales de mayor tamaño como antílopes, avestruces, elefantes y cebras.

Para visitar el Namib hay tres puntos de entrada principales. En el norte están las ciudades de Walvis Bay y Swakopmund. En la primera, con aeropuerto, se puede tomar una avioneta para recorrer el litoral y ver desde las alturas el choque entre dunas y olas. En esta zona está también la duna 7, uno de los puntos de sandboarding más famosos del mundo. En el sur está la ciudad de Lüderitz. Lo más atractivo de esta zona es viajar a Kolmanskop, pueblo fantasma que recuerda el pasado de minería de diamantes. Desde que fue abandonado en 1956, las dunas lo han ido cubriendo paulatinamente. Hacia la mitad del Namib está Sossusvlei, la mayor atracción del desierto. El viaje en carretera hasta aquí es duro, especialmente los últimos kilómetros antes de llegar al lago seco, posibles únicamente con 4×4. Hay muchos resorts para alojarse incluso dentro del Parque Nacional. Además de ver Sossusvlei y Deadvlei, aquí se puede tomar un globo aerostático para ver las dunas desde el aire.

Fotos: Ralph KränzleinSonse

    2 Comments

  1. Excelente información.

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