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Castillos y murallas del rey Eduardo en Gwynedd

Castillos y murallas del rey Eduardo en Gwynedd

Gales (Reino Unido)

Paradojas galesas


El norte de Gales, una zona de población escasa y muy dispersa, es muy atractiva gracias a lugares como la península de Llyn y el Parque Nacional de Snowdonia. Este pasa por ser de los pocos lugares con aspecto montañoso en las islas, aunque en realidad es raro que sobrepase los 900 metros. Es también una de las zonas más galesas, donde se conservan sus tradiciones e idioma y donde más fuerte ha pegado el resurgir nacionalista de las últimas décadas. El Reino de Gwynedd aquí localizado, no en vano, fue el bastión que tuvo que derrumbar Eduardo I de Inglaterra cuando conquistó Gales. Paradójicamente, la mayor aportación arquitectónica de Gales recuerda precisamente esa etapa inicial de sometimiento, materializada en una serie de castillos y ciudades fortificadas construidas para soliviantar los ánimos galeses. La extensa documentación de estas construcciones y su casi impoluto estado de conservación los hacen de vital importancia entre la arquitectura militar del Medievo.

Castillo de Harlech en Gwynedd

A finales del siglo V, tras la caída de los romanos, nace el Reino de Gwynedd, de origen bretón. Tuvo que lidiar con distintas intromisiones sajonas y normandas, pero en el siglo XIII Llywelyn el grande logró unificar el territorio galés. Fue entonces cuando crearon el Principado de Gales y, al sentirse fuertes, empezaron a batallar con los ingleses. Sin embargo, Eduardo I acabó con sus ambiciones entre 1277 y 1283. Este rey inglés fue conocido por sus reformas de leyes y también por el acoso a Escocia, que le valió un montón de guerras y deudas. Selló su éxito en Gales con el estatuto de Rhuddlan, pero Eduardo I sabía que necesitaría algo más. Procuró reducir la incidencia de la cultura galesa trasladando buenas cantidades de emigrantes ingleses, que entre otras cosas levantaron castillos y fortificaciones de Gwynedd. Eduardo I llevó su propósito de legitimar su conquista tan lejos que hizo que su hijo naciera en uno de los castillos: lo suficiente para coronarlo luego como Príncipe de Gales.

Jaime de San Jorge es la otra figura de esta historia. Fue el arquitecto encargado de levantar los principales castillos de Eduardo I, para lo cual se valió de sus experiencias por Europa, conocimiento que se combinó con el de Eduardo I en las Cruzadas. Destacó sobre todo el uso de las troneras para ayudar a los arqueros, un elemento copiado de castillos orientales, y el diseño de planos con doble castillo concéntrico. La construcción de los castillos se prolongó unos cuarenta años, en parte porque no estuvo exenta de problemas como los económicos y los contraataques galeses protagonizados por Madog ap Llewelyn. El castillo de Harlech fue el primero que se levantó en Gwynedd, casi al firmar el estatuto, y estilísticamente marcó a los demás. Fue construido encima de un promontorio rocoso para ayudar en la defensa y con una salida al mar en uno de los lados para los asedios. La estrategia funcionó, pero fue conquistado por los galeses puntualmente a comienzos del siglo XV. La entrada con doble torre defensiva es también otro rasgo característico.

Vista aérea del castillo de Beaumaris en Gwynedd

Beaumaris, en la isla de Anglesey, no fue nunca del todo acabado, aunque las obras cesaron en 1330. Sin embargo, ha sido descrito como el más perfecto ejemplo entre los castillos concéntricos simétricos de Gwynedd. Tiene también un lado al mar y los otros tres están protegidos por un foso. Tras este hay una primera línea de murallas y torres que protege una segunda línea con mayores torres y el interior con las estancias. Caernarfon y Conwy son los dos mejores ejemplos de ciudades fortaleza en Gwynedd. Constan básicamente de un castillo en el que un lado de la muralla se extiende para proteger a toda una población. Estos recintos amurallados son de 734 y 1.300 metros respectivamente. Antes de ser ingleses, Conwy era una abadía y Caernarfon un asentamiento galés de origen romano. Conwy fue residencia real de forma habitual, aunque Eduardo II nació en Caernarfon.

Gwynedd es la zona más turística de Gales por la combinación de cultura y naturaleza. La forma más rápida de acceder aquí es desde el aeropuerto de Liverpool, a unas dos horas en coche, medio de transporte más conveniente. Caernarfon y Conwy son dos buenas bases para conocer toda la región de Gwynedd, pues cuentan con 10-15.000 habitantes, bastante para la zona. Harlech y Beaumaris albergan pueblecitos más pequeños nacidos a la sombra de sus castillos. Es bueno repasar la lista de horarios, eventos y visitas guiadas en cada uno de los castillos, muy preparados para el turismo, especialmente el muy popular Caernarfon. Si vamos en verano, la época más agradable, podremos asistir a algún tipo de evento como representaciones, conciertos, etc.

Fotos: Roger DaviesCadw

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