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Guarnición fronteriza y fortificaciones de la ciudad de Elvas

Guarnición fronteriza y fortificaciones de la ciudad de Elvas

Alentejo (Portugal)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 27 01, 2017
  • Category:

Defensa en estrella


En el año 1500, la ciudad de Pisa estrenó un tipo de fortaleza completamente novedosa frente a un ejército de franceses y florentinos. La proliferación de la pólvora había hecho inútiles los antiguos sistemas de murallas y los pisanos cambiaron el diseño base: de un círculo o cuadrado se pasó a una forma estrellada. A este tipo de baluartes se les denominó desde entonces fuertes con traza italiana. La traza italiana no solo pasó a ser un elemento fundamental de la vida militar, sino que se consideró parte del ideal de ciudad del Renacimiento. Una de las principales escuelas de arquitectura militar partió de Holanda. Curiosamente, el ejemplo más prototípico y grande de la escuela holandesa no lo encontramos en este país, sino en Portugal. Allí, los portugueses decidieron proteger su frontera frente a España tras independizarse completamente. Para ello, levantaron un baluarte de traza italiana en su ruta más directa entre las capitales de ambos estados. Fue concretamente en la ciudad de Elvas.

Vista de Elvas con sus murallas en primer plano

Visto desde el cielo, la traza italiana recuerda sobre todo a una estrella. Su diseño está lleno de aristas, ángulos y salientes allí donde en el Medievo solo había torreones circulares. Las murallas medievales tenían sentido frente a ejércitos de arqueros, pero ante los cañones no se mostraban tan eficaces: eran vulnerables y sus diseños dejaban muchos puntos muertos desde donde los atacantes tenían vía libre. La traza italiana respondía así a los nuevos desafíos militares. En su diseño se llena de aristas para que un brazo de la muralla cubra a otros. Además, se horadaron amplias zanjas frente a las murallas para impedir el acceso de los cañones. Al espacio anterior a esas zanjas, el glacis, se le dotó de un ángulo determinado para entorpecer la trayectoria de los proyectiles. En cuanto a la construcción en sí, las murallas perdieron altura para facilitar el contraataque y los materiales cambiaron hacia el ladrillo, que aguanta mejor los cañonazos. La traza italiana se expandió durante toda la Edad Moderna y perdió sentido en el siglo XIX por otra innovación bélica: el obús.

Años después de la batalla en Pisa, en Portugal las cosas pintaban raras. Sebastián I de Portugal murió sin descendencia y se inició una crisis de sucesión que los españoles, con Felipe II de rey, aprovecharon en 1580 para instaurar una monarquía dual en la península ibérica. Sesenta años después, los portugueses repelieron el dominio español con Juan IV. El objetivo primordial era que no se repitiera la historia. Hasta 1668 fortificaron sus ciudades fronterizas. Elvas, una antigua ciudad musulmana, era paso obligatorio entre Lisboa y Madrid, por lo que se consideró fundamental reforzarla. Un padre jesuita, João Piscásio Cosmander, fue el responsable del diseño de Elvas. El padre había estudiado los tratados de arquitectura militar de Samuel Marolois, uno de los fundadores de la escuela holandesa de traza italiana. Cosmander adaptó las recetas matemáticas de Marolois a la geografía de Elvas. Derribó la tercera fila de murallas, la fernandina del siglo XIV, y levantó su propia traza italiana. Elvas resistió tres asedios españoles exitosamente y solo cayó con los franceses en las guerras ibéricas de Napoleón del siglo XIX.

Fuerte de Santa Luzia, defensa extra de Elvas

En un paisaje ondulante se levanta Elvas, protegida con su traza italiana y doce fuertes alrededor del castillo principal. Desperdigados hay edificios militares y barracones, además de la catedral gótica del siglo XVI y otras iglesias y monasterios, en muchos casos adaptados a la función militar de Elvas. En los alrededores de la ciudad se comenzaron a construir otros fuertes sobre colinas desde 1659, como los de Santa Luzia o Graça. Con los avances en los cañones se necesitaban fuertes más cercanos para poder contraatacar a los invasores. Elvas cuenta también con un acueducto anterior a la traza italiana, pensado para ayudar a resistir largos asedios. Mide siete kilómetros y tiene hasta cuarenta metros de altura si sumamos sus cuatro arcadas.

Elvas se encuentra muy cerca de la frontera con España, de donde vienen casi tantos visitantes como de la propia Portugal. No en vano, desde la ciudad de Badajoz hay solo veinte kilómetros, bastantes menos que desde Évora. Eso sí, desde la segunda hay autobuses regularmente. Elvas es un pequeño pueblo de unos 15.000 habitantes, por lo que la visita nos llevará medio día. Es muy recomendable acercarse al fuerte de Santa Luzia, desde donde tendremos una buena panorámica de la ciudad. La región de Elvas es muy conocida por sus olivas y sobre todo sus ciruelas, que se exportan frescas y secas. Hay que intentar evitar el pleno verano por el calor y las fiestas, cuando Elvas se llena de los que fueron en el pasado sus enemigos.

Fotos: Jose VillenaJose Mario Pires

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