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Minas neolíticas de sílex de Spiennes (Mons)

Minas neolíticas de sílex de Spiennes (Mons)

Valonia (Bélgica)

Filos prehistóricos


El sílex es básicamente mineral de cuarzo de estructura denominada criptocristalina. Los nódulos de sílex aparecen en masas de roca sedimentaria como pizarras o calizas en una variedad de colores amplia. Es un material de gran dureza, pero con tendencia a fracturarse formando lascas muy cortantes. Estas características lo convirtieron desde muy pronto en una de las primeras materias primas utilizadas por el hombre para fabricar herramientas como cuchillos o hachas. Además, el sílex produce chispas fácilmente, por lo que también se utilizaba para hacer fuego. La historia del sílex arranca hace mucho tiempo, en el Paleolítico, y se extiende hasta el Neolítico. En esta fase final, cerrada con el ascenso de los metales, la producción de sílex progresó con fuerza. Distintos lugares, sobre todo en el norte de Europa, se especializaron en la producción de sílex de calidad. Esta minería preindustrial tiene sus mejores sitios en los yacimientos de Grime y Cissbury en Reino Unido, Krzemionki en Polonia y Spiennes en Bélgica. Esta última es la mina más antigua y grande de todas.

Interior de las minas de Spiennes

La historia de Spiennes surge en el Neolítico medio, sobre el año 4300 a.C. Forma parte de la cultura Michelsberg, extendida por Bélgica, norte de Francia y buena parte de Alemania. La primera época de Spiennes consiste en la extracción del sílex que se encuentra a nivel de superficie, es decir, minería a cielo abierto. Para ello utilizaban picos del mismo sílex y extraían trozos rectangulares de unos treinta centímetros de largo como mucho, que posteriormente se convertían tras su procesamiento en cuchillos o cabezas de hacha. Esta fase del proceso se iniciaba justo al lado de las minas, donde también se levantó un asentamiento sobre una colina para albergar a todos los trabajadores fijos de Spiennes. De hecho, una de las funciones fundamentales del sílex era desbrozar y tallar empalizadas de madera. Aquí se tallaban las herramientas de forma casi estandarizada, lo que demuestra un alto nivel de profesionalidad. Tras tallar el sílex, la última fase es el pulido. Sin embargo, parece claro que el sílex se exportaba desde Spiennes sin pulir, trabajo que se realizaba en el destino final.

Estos destinos abarcan un radio de unos 150 kilómetros, lo que indica la consciencia de los habitantes de un mundo más allá de la aldea y alrededores. Además, Spiennes es muy relevante porque muestra el salto de la minería a cielo abierto a la subterránea. Esto permitió acceder a vetas de mejor calidad, por no estar expuestas a las heladas, y tamaño, de hasta dos metros. Para extraer estos monolitos de sílex en Spiennes se utilizó una técnica propia. Consistía en sostener con una especie de andamio un pilar de sílex para luego horadar su base, retirar el sostén y dejar que la gravedad hiciera el resto. Las minas estuvieron en uso hasta el año 2200 a.C. En esta zona de Europa estaba vigente la cultura de Seine-Oise-Marn, aunque no se han encontrado muestras en Spiennes. Y eso que el asentamiento siguió funcionando pese a cerrar las minas. Hasta el primer milenio a.C. hubo gente trabajando el sílex en Spiennes, aunque este procedía ya de otros lugares.

Parcela a cielo abierto trabajada en Spiennes

Spiennes cubre unas cien hectáreas del valle del Trouille, divididas en tres zonas: Camp-à-Caya, Petit-Spiennes y Versant de la Wampe. No son zonas sucesivas, pues los mineros iban y volvían a los distintos pozos según la época. Camp-à-Caya es de lejos la zona más grande, en el margen derecho del río. Un corte longitudinal del terreno nos permite distinguir los dos tipos de minería. La minería a cielo abierto estaba cubierta por una capa de sustrato desde unos centímetros a 5-7 metros. La zona subterránea está llena de innumerables pozos de aproximadamente un metro de diámetro y hasta 16 metros de profundidad, un hito del Neolítico. Se atravesaba una capa de grava y marga cuaternaria, que también tenía trazas de sílex. Demuestra que los mineros sabían que abajo estaba lo bueno. En el subsuelo, los pozos se unían formando galerías.

Spiennes está cinco kilómetros al sureste de Mons, en una región que curiosamente en época industrial fue muy minera. Se puede ir en tren a Mons y en bus a Spiennes, pero es recomendable utilizar el coche y fijar Mons como base de operaciones para visitar la provincia de Hainaut. Mons en sí merece un paseo por su plaza mayor y su campanario civil o belfry de 87 metros de altura, único barroco en Bélgica. En Spiennes hay un centro de visitantes, cerrado en invierno, con un modesto museo. En su interior están las minas visitables, para lo cual es imprescindible reservar previamente con el centro de visitantes. Se baja por un pozo de ocho metros con una escalera de mano en una experiencia no recomendada para los claustrofóbicos.

Fotos: Jean-Pol GRANDMONTThilo Parg

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