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Monasterios de Dafni, Osios Loukas y Nea Moni

Monasterios de Dafni, Osios Loukas y Nea Moni

Central y Egeo septentrional (Grecia)

Paz en la Grecia bizantina


La dinastía macedónica, que reinó Bizancio de los siglos IX a XI, fue uno de los periodos más tranquilos de un imperio habitualmente atosigado por los turcos en el este y los normandos en el oeste. La seguridad de esta época atrajo al comercio y reavivó el arte, convirtiéndose en una de las épocas más prolíficas del arte bizantino. Conformó el conocido como periodo intermedio o segunda edad de oro. Se multiplicaron las iglesias con planta de cruz griega, las cúpulas realzadas sobre el tambor, el espacio octogonal y una gran profusión de iconos y mosaicos una vez que la época iconoclasta había sido superada. En resumen, el arte bizantino bulló de actividad con los macedonios. En el territorio griego encontramos hoy solo tres ejemplos destacados de esta época. Se trata de los monasterios de Dafni, Osios Loukas y Nea Moni. Los tres están separados por bastantes kilómetros, pero juntos representan esta edad de oro del arte macedonio en Bizancio.

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Monasterio de Osios Loukas

Se supone que muchas de las iglesias levantadas en la época se basaban en la ya desaparecida iglesia votiva de la Inmaculada Madre de Dios, de Estambul. Hoy se encuentra bajo la mezquita de Fenari Isa Camii. Un ejemplo se encuentra en Osios Loukas, el primero de los tres monasterios en la línea temporal. Situado 67 kilómetros al oeste de Atenas, tiene una inmensa cúpula de nueve metros. Arquitectónicamente es el más deslumbrante de los tres, además de tener una galería iconográfica de gran calidad y coherencia. Se construyó sobre una ermita del siglo X en la que San Lucas, un ermitaño de la zona, predijo la victoria de Romanos I en su intento de conquistar Creta. Así sucedió y el emperador transformó a comienzos del siglo XI la ermita en el imponente monasterio que vemos hoy. Es el que mejor ha sobrevivido el paso del tiempo, entre otras cosas porque la sanación atribuida a las reliquias de San Lucas ha atraído a peregrinos desde hace siglos.

Nea Moni se encuentra en la isla de Chios, en frente de la ciudad turca de Esmirna. Una historia parecida rodea su construcción. Constantino IX la mandó construir a mediados del siglo XI porque tres monjes de la isla predijeron su coronación. Situada en un tranquilo paraje del monte Aetos, Nea Moni fue un concurrido monasterio que contó con hasta 800 monjes y mucha riqueza gracias a las prerrogativas fiscales. La conquista puntual de los otomanos en 1822, en plena guerra de independencia griega, tiró abajo casi todas las estructuras, que fueron restauradas a lo largo del siglo XIX. Además de ser el monasterio más sencillo, es el que tiene un toque más oriental en su construcción. Esta es también una característica importante del arte bizantino. Transformado en convento en el siglo XX, hoy quedan solo un puñado de monjas.

Mosaico en el monasterio de Nea Moni

Mosaico en el monasterio de Nea Moni

La guerra de 1822 también afectó especialmente al monasterio de Dafni, situado a las afueras de Atenas. Este monasterio se construyó sobre una basílica antigua del siglo V, de la que se conserva una pared. Su mecenas fue Alejo I Comneno. Este nombre nos indica que hemos dado un salto histórico relevante: la batalla de Manzikert supuso la pérdida de muchos territorios para Bizancio y el comienzo de una guerra civil de 10 años. Esta se acabó con el ascenso al poder de la dinastía Comnena. Años después de lograr la estabilidad en la zona, Alejo I propuso la Primera Cruzada. Esta idea se le volvería en contra cuando los indisciplinados Cruzados se instalaron en su territorio, conquistando Dafni y entregándoselo a los monjes cistercienses, responsables del claustro. Con el tiempo fue devuelto a los ortodoxos y así llego hasta el siglo XIX. Para rematar una complicada historia, Dafni se vino abajo casi del todo en el terremoto de Atenas de 1999, muy poco tiempo después de ser completamente reformado. Desde entonces está forrado de andamios por dentro y por fuera.

Osios Loukas y Nea Moni son fácilmente visitables. Al primero se llega en coche o en bus desde el cercano pueblo de Distomo. Al estar cerca de Delfos se puede planificar su visita simultáneamente. Llegar a Nea Moni es algo más complicado, pero hay vuelos y barcos desde Atenas e incluso ferris desde Çesme, en la costa turca. Los andamios de Dafni pueden desaconsejar su visita hasta que sean retirados, pero lo cierto es que puede verse como una oportunidad. Se puede subir en ellos y ver mosaicos tan importantes como El Ángel delante de San Joaquín de cerca. Las visitas están más restringidas, así que es bueno informarse previamente. Llegar es tan fácil como coger un bus urbano en Atenas.

Foto: MCAD Library / Patrick Denker

    2 Comments

  1. Muchas gracias Salvador! Un placer tenerte por aquí. Coincidimos en viaje este 2016, porque tengo intención de ir en septiembre a Grecia, ya te seguiré los pasos 😉 Y estoy de acuerdo, Grecia es mucho más que Pericles, dentro de poco entra en la web el segundo sitio griego, la ciudad también bizantina de Mistras.

  2. Genial artículo, datos como Dios manda y no retorica literaria para no decir nada. En Junio visitare Osios Loukas y veré si saco un hueco para ver Dafnis. Grecia no es solo Pericles.

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