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Montaña Sagrada de Sulaimain-Too

Montaña Sagrada de Sulaimain-Too

Osh (Kirguistán)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 14 02, 2018
  • Category:

Faro centroasiático


El valle de Ferganá se encuentra en el corazón de Centroasia. Étnicamente es muy complejo y las fronteras fijadas tras la disolución de la URRS entre los países que lo ocupan, Uzbekistán, Kirguistán y Tayikistán, muchas veces no responden a realidades sociales, lo que ha generado disputas constantes. Ferganá es un valle no muy verde, pero fértil gracias a la cuenca de dos ríos. Hoy es territorio agrícola, ganadero y minero, pero en el pasado hubo una actividad por encima de estas: la comercial. Fue parte integral de la Ruta de la Seda del norte durante siglos, convirtiéndose así en un lugar privilegiado de intercambio cultural entre Occidente y Oriente. La ciudad más grande del valle pertenece a Kirguistán. Se trata de Osh, que históricamente se unió por caminos con la china Kashgar por el este y con Khorog por el suroeste, atravesando el duro camino de las montañas Pamir. La localización de Osh responde a la presencia de la montaña Sulaimain-Too. Se alza sobre el valle como un faro para los viajeros. Estos veían en la montaña un símbolo de descanso en la ruta. Poco a poco, Sulaimain-Too se fue sacralizando y hoy se puede considerar la montaña sagrada más importante de Centroasia.

Vista de Sulaimain-Too dentro de Osh

Se estima que Osh cuenta con tres milenios de vida. Sobre el siglo VIII era un conocido puesto comercial con productos tan atractivos como la seda, cultivada aquí, o los caballos Davan, que no eran criados aquí, pero sí vendidos. Ferganá significaba una serie de etapas tranquilas y un descanso en Osh, alrededor de Sulaimain-Too. La ciudad se fue desplazando a las faldas de la montaña en época medieval por los cultos musulmanes y premusulmanes, probablemente mitraicos. En esta época se conocía a la montaña como Bara-Kukh, la montaña bonita. La referencia a Salomón llegó sobre el siglo XVIII. Se propagó la leyenda de que este rey de Israel, profeta para los musulmanes, había sido enterrado aquí. Un culto más para una montaña ya adorada por sus propiedades curativas. El culto a Sulaimain-Too fue más allá y no solo atrajo la atención de los viajeros de la ruta, sino que generó su propio peregrinaje.

Toda esta pasión fue considerada inadecuada por las autoridades soviéticas, que tomaron el control del valle en el siglo XX. Se destruyeron varios edificios religiosos y se convirtió la montaña en una especie de parque público. Se levantaron varias estructuras que hoy, tras la independencia, siguen en pie en su mayor parte. Sobreviven una antena de TV y su edificio de servicio, varios caminos que se tendieron encima de los antiguos, una plataforma de observación en el primer pico y algunos edificios de viviendas militares y civiles. Lo más irreversible fue el interior de la cueva más grande, la de Rusha-Unkur, en el tercer pico. Aquí se habían encontrado vestigios de la Edad de Piedra, pero se construyó un restaurante. Al menos se ha podido reconvertir en el Museo Nacional Histórico y Arqueológico de Sulaimain-Too. Contiene 33.000 artefactos arqueológicos y etnográficos de toda Centroasia. En la falda de este tercer pico se encontraron los restos de un antiguo asentamiento de la Edad de Bronce, posiblemente con fines rituales.

Caminos y cueva en Sulaimain-Too con Osh al fondo

Sulaimain-Too está compuesta por cinco picos que se elevan unos 200 metros por encima de la planicie. Está formada por pizarras y calizas, formando las segundas algunas cuevas. Su aspecto rocoso en medio de la ciudad y el valle asombran de por sí, pero lo más relevante son las manifestaciones del culto en forma de mezquitas, capillas y petroglifos. Estos últimos suman 101 sitios diferentes que datan desde la Edad de Piedra al primer milenio de nuestra era. Hay muchos de soles, pero los más deslumbrantes son los de caballos, probablemente de raza Davan. Los petroglifos servían para señalar lugares de rituales de sanación. Entre lo musulmán destaca la mezquita Takht-i-Sulaiman en lo alto del primer pico. Es una reconstrucción de una del siglo XVI que destruyeron los soviéticos. A los pies está la de Ravat-Abdullakhan, también del XVI. Corrió mejor suerte durante el siglo XX porque fue reconvertida en museo, pero hoy vuelve a tener culto.

Osh es la segunda ciudad del país, tras la capital Bishkek, con más de 250.000 habitantes. Tiene aeropuerto y es la mejor forma de llegar, aunque si queremos algo más romántico podemos recorrer la antigua Ruta de la Seda atravesando las montañas Alay desde Kashgar, en China. Eso sí, son 18 duras horas de autobús. Sulaimain-Too tiene varios caminos que hacen sencilla su ascensión y tras contemplar las vistas hay que visitar el museo de la cueva Rusha-Unkur. Osh tiene el mercado al aire libre más grande y popular de Centroasia, al lado de la mezquita más grande del país. El valle de Ferganá tiene temperaturas muy extremas, por lo que lo ideal es ir en primavera u otoño.

Fotos: Christian Gawrondeactualizator

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