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Residencia de montaña y templos vecinos en Chengde

Residencia de montaña y templos vecinos en Chengde

Hebei (China)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 23 04, 2016
  • Category:

Veraneo por los pueblos de China


Cuando el emperador Kangxi, tercero de los Qing, ascendió al poder en 1662 contaba con tan solo ocho años. Heredaba un imperio que aún tenía tensiones internas, entre otras cosas por la ascendencia étnica manchú de su familia. Al fin y al cabo, gobernaban un país dominado por los numerosos han. Kangxi se dedicó en su larguísimo mandato de 61 años a estabilizar su imperio y acercarse a las múltiples culturas que albergaba el mismo, siempre desde su profundo confucionismo. Fue un mecenas del arte y editó un importante diccionario de caracteres chinos. Su trabajo de construcción nacional partiendo de la base del respeto a las minorías, como la suya, se refleja perfectamente en una de las obras de su vida: la residencia de montaña de Chengde. Este palacio de verano cumplía también una segunda función que se adivina en su nombre, que significa «villa del monte para evitar el calor». Pekín es una ciudad muy dura en verano y Chengde suponía un alivio.

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Jardín imperial de Chengde

Los Qing fueron la última de las dinastías imperiales. Accedieron al poder en 1644 tras ayudar a acometer las rebeliones contra los Ming. Ser manchúes fue al comienzo una ventaja, pero poco a poco tuvieron que lidiar con ello y Kangxi fue clave. Este comenzó a edificar su residencia de verano en 1703. El proyecto era tan ambicioso que los primeros once años se destinaron a adaptar el terreno y formar diques y lagos a la vez. A partir de ahí y hasta el final del siglo se erigieron multitud de palacios y pagodas. Chengde fue disfrutado no tanto por Kiangxi sino por sus herederos. Estos empezaron a celebrar la caza de otoño en Mulan, cerca de aquí. Era un acto casi ritual de hermanamiento con las figuras políticas del imperio. Al final, la derrota de los Qing en 1912 tuvo mucho más que ver con cuestiones económicas, pues habían perdido las guerras del opio contra las potencias occidentales y la modernización que exigía el pueblo no pudo compatibilizarse con la lealtad de los nobles. El palacio permaneció abandonado unos años hasta que el gobierno comunista arrancó su protección.

Chengde es un vasto complejo rodeado por diez kilómetros de muralla sobre un terreno de tipo Danxia. Tiene tres zonas: lago, llanura y montaña. Los ocho lagos simulan el sur del río Yangtse, en uno de los primeros guiños a los territorios chinos. La llanura emula la de Manchuria y en ella se organizaban cacerías y carreras. La zona de la montaña, la más amplia, incluye una de las pagodas más altas del país. En todo el complejo amurallado hay 72 puntos escénicos, nombrados así por los emperadores Qing. Entre ellos hay réplicas de distintos monumentos de todo el imperio. Con una disposición cumpliendo los preceptos del feng shui, destacan doce palacios imperiales en doce estilos distintos. La zona real es una réplica en pequeño de la Ciudad Prohibida de Pekín. Tiene una disposición parecida: un patio abierto para las visitas y una privada con las residencias reales.

Templo de Putuo en Chengde

Templo de Putuo en Chengde

Fuera de los muros hay ocho templos más de importancia. En general, combinan los estilos han y tibet, los dos más importantes del país, con el frontal en han y la parte trasera en tibet. Los dos más relevantes son los de Punin y Putuo. El primero fue construido en 1755 y está dedicado al budismo tibetano. Es una réplica del monasterio Samye y su mayor pieza es una estatua con cinco tipos de madera, la más alta de Bodhisattva Avalokitesvara. Sirvió también para, una vez derrotados los nómadas Dzungar del territorio, pacificarlos dedicándoles el templo. El templo de Putuo, por su parte, imita al de Potala, el palacio real del Dalai Lama. Es mucho más grande y esplendoroso. Se hizo para que la provincia de Hebei tuviera su propio gran palacio y también por un cumpleaños del emperador Qianlong.

Chengde es hoy una ciudad de tamaño medio con 700.000 habitantes. Se encuentra a unas tres horas de Pekín y, aunque tiene un pequeño aeropuerto, lo más aconsejable es ir en tren o en coche. Tardaremos unas 3-4 horas para completar un día rural entero.  En el interior hay que estar al menos 4-5 horas y hay excursiones guiadas. Hay varias rutas de autobuses por dentro del recinto por su tamaño, destacando la que sube por la colina, haciendo paradas para fotografías. Lo ideal es ir al final del verano, cuando la temperatura es agradable y los locales no lo llenan. Estando en Chengde hay que probar el donkey-rolling roll, un plato típico con 200 años de antigüedad que va envuelto en pasta de arroz amarillo sobre una cama de arroz.

Foto: NH53 / ccdoh1

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