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Sitio del hombre de Pekí­n en Zhukudian

Sitio del hombre de Pekí­n en Zhukudian

Pekín (China)

Pekín, 700.000 a.C.


Hace aproximadamente un siglo, el arqueólogo sueco Johan Gunnar Anderson estaba cerca de Pekín buscando yacimientos cuando unos locales le contaron historias acerca de huesos encontrados en la colina del hueso de dragón. Lo que vio allí no le llamó la atención. Los locales habían identificado como fósiles restos que no lo eran. Sin embargo, poco después volvió junto a su colega Walter W. Granger y descubrieron trozos de cuarzo de procedencia distinta a la colina donde se encontraban. Anderson miró a su compañero y le dijo: «aquí hay un hombre primitivo, ahora tenemos que encontrarlo». Estaba en lo cierto. En Zhukudian, unión entre la meseta del norte de China y las montañas Yanshan, se concentran cuevas con suficiente suministro de agua. Esto fue lo que ha atraído poblaciones animales de todo tipo desde hace cinco millones de años. Entre ellas se encontró el conocido como hombre de Pekín, una de las mayores claves para comprender la evolución de nuestra especie en esta parte del mundo.

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Escultura representando al hombre de Pekín

Anderson organizó rápidamente una excavación y presentó los primeros dientes humanos en 1926. Su descubrimiento llamó la atención de otros eminentes arqueólogos como el canadiense Davidson Black, que consiguió fondos de la fundación Rockefeller y se puso al mando. Black consiguió aumentar los descubrimientos con mandíbulas y trozos de cráneo, lo que alimentó la atención mediática del lugar. Sin embargo, no era suficiente para la comunidad científica, que ya había solventado al hombre de Java unas décadas antes declarando que no era más que un homínido con el cráneo deformado. Se necesitaba más. En 1929, un equipo chino, con Black ya en el laboratorio, confirmó la relevancia del yacimiento. Pei Wenzhong se encontraba en una grieta de 40 metros de profundidad, bajo un frío intenso y con solo la luz de una vela y un martillo, cuando encontró el primer cráneo completo del Homo Erectus Pekinensis, cuya antigüedad se ha fijado en al menos 700.000 años de antigüedad. El hombre de Java, por extensión, confirmaba su autenticidad.

Los franceses Henri Breuil y Pierre Teilhard de Chardin se unieron al yacimiento y fueron los responsables de encontrar las primeras herramientas, que confirmaron que el hombre de Pekín no era solo un eslabón más entre los primates y nosotros, sino que también era un Homo Faber. Desgraciadamente, en 1937 la invasión de China por parte de Japón paralizó totalmente la excavación. Lo que es peor, en 1941 desapareció el hombre de Pekín para siempre, junto con casi todo el trabajo almacenado hasta entonces. Distintas versiones corren sobre el suceso, pero lo único cierto es que solo se conservan cuatro dientes en Uppsala, Suecia. Desde 1949, las excavaciones se han retomado y han compensado en parte la pérdida del hombre de Pekín. Además, otros yacimientos en Shaanxi y Yunnan han confirmado y complementado lo descubierto en Zhukudian.

Una de las cuevas del sitio arqueológico de Zhukudian

Una de las cuevas del sitio arqueológico de Zhukudian

Además de los primeros restos de Erectus, en el yacimiento hay restos de Homo Sapiens de 200.000 a 100.000 años de antigüedad y del Homo Sapiens Sapiens, de 18.000 a 11.000 años atrás. Esto demuestra que la zona ha estado habitada en distintas épocas durante un periodo de tiempo muy prolongado. Incluso a nivel de fósiles es relevante, pues aquí se encontró un esqueleto completo de Pachycrocuta, una hiena prehistórica de enorme tamaño que vivió en estas cuevas hace 400.000 años. En cuanto a los restos humanos, las cenizas, chimeneas y huesos quemados demuestran el uso del fuego por entonces, algo que también rompió los esquemas de la época. De la parte más moderna se han rescatado también abalorios como collares de dientes, conchas y guijarros.

Con todo lo relevante que es Zhukudian, no es un sitio tremendamente interesante de visitar a no ser que uno sea arqueólogo o paleontólogo. Visitarlo es muy sencillo, pues se encuentra a solo 42 kilómetros de la capital de China y es accesible en autobús. La cueva donde se encontró el hombre de Pekín es una cueva sin más, así como otras que se pueden visitar. Más interesante y didáctico es acercarse al museo de reliquias de Zhukudian, donde guardan algunas de las más de 100.000 piezas originales que se han rescatado en el yacimiento. Además, orientado a los más pequeños, hay una zona con representaciones de cómo vivía el hombre de Pekín, según las teorías desveladas por uno de los yacimientos más relevantes del mundo.

Foto: Scott Sherrill-Mix / Wikimedia


 

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