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Twyfelfontein o /Ui-//aes

Twyfelfontein o /Ui-//aes

Kunene (Namibia)

Arte incuestionable


El desierto de Namib ocupa la mayor parte del país al que da su nombre, la antigua República del sudoeste de África. Yendo hacia el norte, el paisaje empieza a cambiar en su transición hacia la sabana y matorral. En este paisaje intermedio se encuentra la mayor acumulación de petroglifos del sur de África: Twyfelfontein. El nombre significa “arroyo cuestionable”. Lo primero viene del manantial que recorre la zona. Este manantial se alimenta de aguas subterráneas y está generalmente seco, lo que explica la segunda parte del nombre. El clima aquí es muy árido y es raro ver llover. Las temperaturas son también extremas y varían mucho a lo largo del día. El manantial está flanqueado por paredes de arenisca. Es en estas paredes donde se sitúan los más de 5.000 petroglifos y frescos que se han descubierto.

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Petroglifos zoomorfos en Twyfelfontein

La zona estuvo habitada inicialmente por cazadores-recolectores de etnia san desde hace al menos 6.000 años. Estos primeros habitantes empezaron a hacer petroglifos y frescos. El fin principal eran servir para rituales chamánicos. Al menos es la hipótesis más factible, pues los animales representados parece que no formaban parte de la dieta de las tribus. Hace 2.000 años que se asentaron aquí los khoikhoi, un grupo escindido de los san. Los khoikhoi son ganaderos nómadas y recogieron el testigo del arte en roca de los primeros san. Utilizaban la zona del arroyo como zona de paso. Con la llegada del colonialismo, Twyfelfontein fue territorio boer. Sin embargo, una serie de sequías severas hizo imposible el establecimiento continuo de granjas. En 1965, el plan Odendaal, que dividía el terreno entre propiedades boer e indígenas, otorgó esta zona a los khoikhoi. En todo caso, por esa época los arqueólogos ya estaban investigando los petroglifos. En los años 90, el gobierno namibio obtuvo definitivamente los derechos sobre Twyfelfontein para proteger el área. Era muy necesario, pues muchos petroglifos habían sido dañados.

Realmente, el descubrimiento de Twyfelfontein sucedió bastante antes. Fue gracias al arqueólogo Reinhard Maack en 1921. Este alemán ya era famoso por haber descubierto la pintura de La dama de blanco en Brandberg, no lejos de aquí. También fue polémico, pues atribuyó esta obra a visitantes del Mediterráneo. Estaba convencido de que los subsaharianos no podían producir arte, al menos a este nivel. En esta primera época apenas hubo trabajo arqueológico y la finca pasó a manos del granjero David Levin en 1946. No tuvo éxito por la dificultad para obtener agua del manantial. Poco después, en 1950 llega Ernst Rudolph Scherz. Este arqueólogo es el que establece un ritmo de trabajo más constante. Se dedica a clasificar e interpretar los petroglifos. En total encontró 2.500 grabados y 212 bloques de arenisca tallados. Scherz comprobó que la mayor parte habían sido realizados con trozos de cuarcita. También encontró en la zona bastantes abalorios, elaborados sobre todo con huesos de avestruz.

Petroglifos antropomorfos en Twyfelfontein

Petroglifos antropomorfos en Twyfelfontein

Twyfelfontein está dividido en quince secciones distintas, una división que ya viene de tiempos de Scherz. La mayor parte de los petroglifos están realizados sobre rocas de arenisca. Muchas de ellas están cubiertas por el barniz desértico, una capa de arcilla con hierro y óxido de manganeso que oscurece la roca en ausencia de humedad. La antigüedad de las pinturas se extiende desde incluso 10.000 años hasta el año 1000, ya con los khoikhoi. Hay tres tipos de imágenes: las icónicas rituales, pictogramas geométricos y otra serie de dibujos más del día a día, como juegos de mesa o un gong. Además de los petroglifos, hay trece lugares con frescos. La mayor parte de ellos son dibujos de humanos y se usó ocre rojo. Los sitios de petroglifos no suelen coincidir con los de frescos y los petroglifos rituales son los más antiguos. Destaca por ejemplo un hombre convirtiéndose en león. Aparecen muchos animales no típicos en la zona, lo que parece indicar intercambios culturales con tribus al sur.

Este sitio está en la carretera de Sesfontein a Khorixas. Hay que tomar un desvío de unos 20 kilómetros hasta llegar. Es un camino largo desde las zonas más pobladas, por lo que es habitual hacer noche en el Twyfelfontein Country Lodge. Ellos son los encargados de administrar el sitio junto a una sociedad de conservación. Es obligatorio ir con guías para proteger los petroglifos y es aconsejable evitar las horas centrales del día por el calor. Twyfelfontein se visita en circuitos por el país. Se suele conectar con una serie de sitios naturales: las tuberías de órgano, la montaña quemada, el cráter de Doros y el bosque petrificado. Si no se tiene tiempo de llegar hasta aquí, en el museo nacional de la capital, Windhoek, hay algunos petroglifos de la zona.

Foto: Tee La Rosa / Thomas Schoch

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