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Templo de Haeinsa y Janggyeong Panjeon, depósitos de tabletas de la Tripitaka Coreana

Templo de Haeinsa y Janggyeong Panjeon, depósitos de tabletas de la Tripitaka Coreana

Gyeongsang del Sur (Corea del Sur)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 20 12, 2017
  • Category:

El libro más grande


En 1087, el reino unificado de Goryeo, uno de los precedentes de las actuales Coreas, andaba en guerras con los mongoles del reino de Kitán. Buscando fortuna en su adorado Buda, los monjes quisieron cambiar el curso de la guerra esculpiendo en planchas de madera el canon budista chino, es decir, el compendio de escrituras budistas canónicas. En budismo, a esto se le conoce como tripitaka. Con Kitán se llegó a la paz, pero en 1231 Ögedei Kan, hijo de Gengis Kan, volvió a amenazar la autonomía coreana. La tripitaka había sido víctima de un incendio años después de la guerra con Kitán, por lo que se buscó de nuevo un giro. Las nuevas planchas se acabaron en 1251, pero no sirvieron de mucho: siete años después Goryeo se rindió y fue vasalla de la dinastía mongol Yuan hasta la extinción de esta. La guerra pasó, pero la tripitaka fue conservado intacto. En 1398, esta inabarcable colección de planchas de madera se mudó al templo de Haeinsa. Allí se construyó toda una infraestructura específicamente destinada a conservar la tripitaka, empresa hasta ahora exitosa.

Tablas de madera de la tripitaka coreana

El templo de Haeinsa se sitúa en el monte Kaya, en la mitad sur de la península coreana. Es uno de los tres templos principales del país, el dedicado a las enseñanzas de Buda. Por lo demás está adscrito a la corriente seon, similar a la rama zen centrada en la meditación. Fue construido cuando dos monjes, Suneung e Ijeong, se ganaron el favor de la corte en el 802. Ha sido renovado multitud de veces, la más completa tras un incendio en el siglo XIX y la última en 1964. Afortunadamente, en ninguna de estas ocasiones se vio implicado Janggyeong Panjeon, el complejo que guarda la tripitaka. Este se ha librado de siete incendios y de la mayor amenaza que tuvo nunca Haeinsa, durante la guerra de Corea. Las Naciones Unidas ordenaron el bombardeo de Haeinsa, conocedores de que tropas norcoreanas se resguardaban en las proximidades del templo. Kim Young Hwan, coronel de las fuerzas aéreas, se negó a cumplir las órdenes para no acabar con la tripitaka.

Con tantos desastres, Janggyeong Panjeon se ha convertido en la parte más antigua de todo el complejo, pese a que se desconoce la fecha exacta de su construcción. La última ampliación conocida fue realizada por el rey Sejo en 1457. Aquí se guardan más de 80.000 planchas de madera que suman un total de 52 millones de caracteres chinos. No se conoce errata alguna en todas las planchas y los caracteres son tan similares entre sí que parecen obra de un solo artesano, pese a que se tardaron 16 años en acabarlos. El plan general se hizo bajo el liderazgo del monje Sugi, que utilizó otras tripitakas de base. A su vez, hoy la tripitaka coreana es el modelo en el que se han fijado y fijan distintas tripitakas como las de Japón, China o Taiwán. Todo en Haeinsa, empezando por sus 500 monjes, está orientado a prolongar la vida de las planchas de madera. Por eso se situó el almacén en la parte más alta de complejo, orientado de tal manera que se preserve de humedades y cambios súbitos de temperatura, sin que le dé en ningún momento el sol ni sea atacado por plagas.

Templo de Haeinsa

Janggyeong Panjeon se compone de cuatro halls que forman un rectángulo. Dos alas son alargadas y estrechas, mientras que los otros dos halls ocupan los extremos y tienen funciones auxiliares. En conjunto pasa por ser uno de los edificios de madera más grandes del mundo. Aunque no es su tamaño lo más destacable, sino el diseño casi científico que tiene. Sin apenas adornos, la disposición de las ventanas orientada a una buena ventilación demuestra conocimientos de hidrodinámica muy avanzados. Suelo y techo están compuestos de una mezcla destinada a reducir la humedad y el impacto de los cambios de temperatura. De hecho, en 1970 se creó un nuevo hall que se tuvo que desestimar al aparecer moho en las planchas de prueba. Por lo demás, en Haeinsa merece la pena acercarse al hall Daejeokkwangjeon.

Haeinsa está en el Parque Nacional de Gayasa, en la cordillera Sobaek, una zona que se ha librado históricamente de catástrofes naturales y guerras. Se puede ir en coche o en bus desde la ciudad de Daegu. Se accede a la zona de templos por el bonito valle de Hongnyudong, cuyo intenso color rojo otoñal le da nombre. Esta época es la mejor para visitar Haeinsa. En los templos podemos ver la técnica de impresión en planchas de madera y recibir lecciones de budismo Seon. Podemos hacer noche en el mismo monasterio, una experiencia muy especial. Además hay naturaleza para destinar dos días. Desde el templo sale una ruta hacia una estatua de Buda y el pico Sangwangbong. Otra zona recomendable son las cataratas de Yongmun, más accesibles desde Baengundong.

Fotos: Arian ZwegersLcarrion88

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