Budismo oficializado
El Ashokavadana es un libro a medio camino entre lo histórico y lo épico. Cuenta, moraleja incluida, la vida del dirigente maurya Asoka el Grande. Este dominó una amplia superficie del subcontinente indio allá por el siglo III a.C. Asoka pasó en su vida de ser un temible guerrero sin escrúpulos a una bella y pía persona. El cambio lo produjo un monje budista, religión a la que Asoka se entregó en cuerpo y alma construyendo estupas por todo su reino. Uno de los lugares más venerados por los budistas es Sanchi, al norte de Madhya Pradesh, en el centro de la India. Sanchi no es solo hogar de reliquias budistas, sino uno de los centros de culto más antiguos del mundo. También un hito en la arquitectura de la región al contar con el primer edificio en piedra erigido. Se trata de la gran estupa I. A su alrededor fueron creciendo más de cincuenta estructuras para mayor gloria de Buda.
La localización de Sanchi no tiene que ver con los pasos que siguió Buda, como ocurre en otros lugares como Mahabodhi. La mujer de Asoka era de Vidisha, muy cerca de Sanchi, y se decidió convertir este territorio. Asoka levantó la primera estupa para conservar las reliquias de Shariputra, uno de los discípulos de Buda. No mucho tiempo después, el reinado maurya se consumió y ascendió al poder Pushyamitra Sunga, primer rey sunga. Sanchi fue bastante desmantelado y es posible que la estupa que veamos ahora proceda de esta época. Como mínimo, los sunga ampliaron el edificio con más parasoles y una balaustrada. También ellos construyeron dos estupas más y cerraron el recinto completamente con una muralla y cuatro puertas, cada una mirando a un punto cardinal. Fueron miembros de la dinastía Satavahana, no obstante, los que las adornaron con un trabajo escultórico sobresaliente.
Hasta el siglo XII se continuaron añadiendo estructuras y engalanando las presentes. En ese siglo el budismo decayó en la región. Sanchi quedó abandonado y olvidado a merced de la jungla, lo que ha permitido conservar muchos edificios en buen estado. En el año 1818, un general británico, Taylor, las descubrió para Occidente. Está fue la peor época de Sanchi. Hasta que se iniciaron los trabajos arqueológicos en 1881 el conjunto fue desmantelado por cazadores de tesoros. Sir John Marshall restauró el complejo de Sanchi a comienzos del siglo XX. En esa época la comunidad budista empezó a reclamar varias reliquias que habían sido robadas en Sanchi. Parte de ellas fueron devueltas, hecho que se celebró en todo lo alto en Sri Lanka y la India. Marcó el retorno del budismo a este país en 1952.
La gran estupa I es la más relevante. Se trata de un edificio circular de 36 metros de diámetro en forma de montículo, con 16 metros de altura. Arriba tiene un chatra, un parasol, y está rodeado de pórticos y una balaustrada. A su lado está uno de los 19 pilares de arenisca de Asoka. Estos eran utilizados para esculpir edictos como el de Schism, que es el situado en Sanchi. La base permanece en su sitio. La parte posterior está cerca, cubierta con un toldo. Las cuatro puertas de tipo torana de los sunga son típicas de la arquitectura hindú. El trabajo posterior de escultura Satavahana es de una finísima calidad. Por entonces, este nivel de detalle estaba reservado al trabajo con madera y no con piedra. Muestran escenas de la vida de Buda, que en ningún caso está presente salvo de forma simbólica. Entre las estructuras más modernas destaca un templo del periodo gupta. Tiene tejado plano y cuatro pilares, además de un trabajo escultórico también apreciable. De mucho interés son las inscripciones en escritura brahmi, la escritura más antigua de la India. Casi todas muestran donantes de Sanchi y abarcan un largo periodo de donaciones de muy distintos sitios.
Sanchi es hoy un pequeño pueblo de 6.000 habitantes. Está a 45 kilómetros de Bhopal, la capital regional, que está muy conectada con el resto del país. Es habitual hacer una excursión de un día a Sanchi. Esta zona del centro de la India no es la más visitada entre los turistas. No obstante, sí que se encuentra en algunos circuitos del país y desde luego en los que recorren sitios budistas. En todo caso, en el sitio respira bastante paz, incluso aun siendo centro de peregrinaje. Se puede visitar con guía, algo ideal para la explicación de las distintas esculturas. En el pueblo hay un museo arqueológico para complementar la visita. El centro de la India localiza su calor en primavera y sus lluvias en verano, por lo que es mejor ir de octubre a marzo.
Foto: Pablo Pecora / Jean-Pierre Dalbéra
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