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Sitio fosilífero de Messel

Sitio fosilífero de Messel

Hesse (Alemania)

Congelados en el lago tóxico


Los fósiles son nuestra mejor herramienta para conocer el estado de la vida sobre la Tierra en etapas muy anteriores a la nuestra. Normalmente, estos son parciales. Además, en muchas ocasiones los fósiles mayoritarios son los de animales acuáticos. Ni una cosa ni otra se dan en el sitio fosilífero de Messel, de ahí su relevancia. Se combinan dos cosas: en primer lugar, las condiciones de preservación en el momento de la formación de los fósiles fueron excelentes. Además, representan una amplia cantidad de mamíferos terrestres del Eoceno. Este periodo de la Tierra arrancó hace 56 millones de años, con el máximo térmico del Paleoceno-Eoceno. En esta época, la temperatura de la Tierra ascendió súbitamente unos seis grados centígrados en unos 20.000 años. El clima del planeta cambió y se volvió propicio para la aparición de mamíferos, que apuntalaron así su dominio sobre las demás especies. Hace unos 33,9 millones, este calor tropical tocó a su fin con el Grande Coupure, una de las extinciones masivas de la Tierra. El dióxido de carbono descendió bruscamente por algún tipo de actividad volcánica o meteorito y la temperatura bajó a tal velocidad que muchas especies no se adaptaron a tiempo. Afectó especialmente a muchos mamíferos endémicos de Europa: muchos de los que habían dejado su huella en Messel.

Uno de los murciélagos fósiles del museo de Messel

Uno de los murciélagos fósiles del museo de Messel

Todo esto en solo 42 hectáreas, que es lo que ocupa el antiguo lago de Messel, generado por subducción. En 1859 se detectó el potencial de Messel como cantera de carbón y, sobre todo, de lutita bituminosa. Este material se forma por la descomposición anódica de la vegetación mezclada con el barro. Las rocas resultantes son capaces de producir combustible tras un proceso de pirolisis. Esta capa tiene aquí un grosor medio de trece metros y descansa sobre otra mucho más antigua de arenisca, de hace 270 millones de años. La actividad volcánica cerca del lago hacía que este produjera ocasionalmente gases tóxicos fatales para los animales. Los peces desaparecían, las aves se caían al lago y los mamíferos morían en la orilla. Todos caían al fondo del lago. En ausencia de oxígeno y de bacterias, apenas se modificaban durante el proceso de fosilización. No había nada en el fondo del lago, solo cadáveres que gradualmente se incorporaban a la lutita.

Muchos de los fósiles datan de hace 47 millones de años. En esa época, el territorio actual era una zona subtropical muy húmeda de vegetación exuberante: como si estuviéramos en el Amazonas. Esto dibujó un ecosistema muy diferente del actual, testigo de una época pasada. La conservación de los fósiles es tan extraordinaria que hay multitud de esqueletos completos, restos de piel, plumas, exoesqueletos con colores y estómagos de animales que dejaron constancia de la alimentación de sus dueños. Estos fósiles incluyen las primeras especies de primates conocidas, multitud de pequeños mamíferos como caballos enanos o murciélagos, unos 10.000 peces, reptiles, aves rapaces y miles de invertebrados. Destaca una pareja de tortugas en plena cópula: seguramente se despistaron en plena acción y al descender en el agua entraron en la zona anóxica, preservando esta postura durante millones de años. Junto a los fósiles de animales se han identificado unas treinta especies de plantas.

Trabajos paleontológicos en Messel

Trabajos paleontológicos en Messel

La historia del sitio comienza con la apertura de la cantera. A comienzos del siglo XX se empezaron a ver fósiles, pero la mina continuó en actividad hasta los años 60. En 1971 se cerró oficialmente con una propuesta inicial de convertirla en vertedero. Sin embargo, varios científicos lograron un retraso de los planes para extraer fósiles. Hacia 1974 había ya demasiadas evidencias de la importancia del sitio. Finalmente, en 1991 el estado de Hesse compró el lugar y se convirtió en un paraíso para los paleontólogos bajo la dirección de la Sociedad para la investigación de la naturaleza Senckenberg. Desde 1996 hay un programa que ofrece amnistía total para los que en el pasado saquearon fósiles en Messel, con la esperanza de reunir la mayor cantidad posible.

El nombre de Messel viene del pequeño pueblo en el que está el lugar, de unos 4.000 habitantes. Se encuentra a unos quince minutos de Darmstadt, donde se puede tomar un tren y luego caminar un rato. También está cerca el aeropuerto de Frankfurt, a unos 25 minutos en coche. Se puede visitar el centro de visitantes y una plataforma desde la que contemplar todo el foso. No es una actividad muy apasionante. Es mejor bajar a la fosa, pero para ello hay que concertar una visita. Estas son solo en alemán y están muy orientadas a escolares. Además, no veremos fósiles, sino una explicación de la formación de los mismos. Para verlos hay que ir a varios museos por los que están repartidos: el de la ciudad en Messe, el museo de Hessel en Darmstadt y el museo Senckenberg en Frankfurt.

Foto: PicturepestFritz Geller-Grimm

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