Resistencia cantábrica
A medio camino entre lo histórico y lo legendario, los asturianos declaman orgullosos que «Asturias ye España, y lo demás, tierra conquistada». Con este dicho hacen referencia al periodo de la península ibérica durante el cual la zona de Asturias se rebeló contra el inevitable dominio musulmán y paulatinamente expandió el cristianismo. El Reino de Asturias se prolongó desde el 718 al 925, lo que significa que arrancó poco después de la llegada de los musulmanes. Durante esos dos siglos, los asturianos lograron estabilizar sus fronteras y empujar hacia el sur a los musulmanes. Consiguieron llegar hasta el río Duero, ya en Castilla, antes de pasar el testigo en la labor al Reino de León. Durante estos dos siglos se desarrolló además en el Reino de Asturias un nuevo arte distinto del visigodo del resto de la península. Se le denomina prerrománico asturiano, aunque el románico posterior bebiera de otras fuentes además del arte asturiano. Este arte asturiano, a su vez, tiene influencias orientales y lombardas. Se puede admirar principalmente en la ciudad de Oviedo.
Asturias siempre tuvo un punto rebelde. Se resistieron a la romanización y a las invasiones posteriores de los pueblos bárbaros, generando con ello cierta identidad propia. El origen del reino parte con la disolución del reino visigodo ante la invasión musulmana. Los nuevos gobernantes eligieron a Munuza como dirigente local para la zona de la cornisa cantábrica. La política de Munuza en cuanto a impuestos soliviantó a los asturianos, que a través del liderazgo de Pelayo se rebelaron. En el año 722 se replegaron en la zona de Covadonga, donde resistieron en una de las batallas más celebradas por el cristianismo español. Parapetados en las montañas vencieron a un enorme contingente musulmán y parece ser que acabaron con Munuza. Con Alfonso I, el reino se fue estabilizando y empezó a expandirse por la costa. Un siglo después, Alfonso II fijó su capital en Oviedo, momento en el que surge el prerrománico asturiano y se instaura el culto jacobeo. Otro Alfonso, el III, amplió horizontes y llevó el reino a su apogeo. García I, su hijo, movió la corte a la ciudad de León.
En el arte, el reino de Asturias introdujo muchos cambios durante el siglo VIII. En sus obras abundan pilares y muros compuestos, arcos de medio punto, planta basilical, bóvedas, pequeños rosetones y capiteles historiados. La mayor parte de obras que se conservan son religiosas, pero también han permanecido obras civiles como la Foncalada. Se trata de una fuente, que es lo que resta de un edificio de baños. Los baños tenían también una significación espiritual. Uno de los primeros edificios religiosos es la Cámara Santa, germen de la actual catedral, en la que se puede ver su legado. Se trata de dos capillas superpuestas que sirvieron para guardar los restos de dos mártires del sur de la península y donde hoy se guardan símbolos de Asturias. Como edificio individual destaca San Julián de los Prados. Situada a la salida de Oviedo, esta iglesia presenta un diseño monástico con planta basilical de tres naves. Tiene un aspecto muy cuadrado y en su interior destacan sus frescos originales.
Los ocho años de reinado de Ramiro I fueron el auge del arte prerrománico y dan nombre al periodo ramirense. Se adoptó la planta en cruz griega, el ábside cuadrado y la bóveda de cañón. El monte Naranco es el centro de atención. Allí se encuentran Santa María del Naranco, iglesia desde el siglo XII tras nacer como salón del trono. Es la obra maestra del prerrománico por su extrema austeridad no exenta de armonía. A su lado está San Miguel de Lillo. Su aspecto es muy vertical, más desde que perdió una de las naves. Unos kilómetros al sur está Santa Cristina de Lena, en la que destaca en su interior un iconostasio de tres arcos. El periodo posramirense pierde pureza. Comienza a recibir influencias de las visitas de los reyes a la zona castellana y de los mozárabes que se instalan en Asturias.
La mayor parte de monumentos están en Oviedo, situada a cuarenta kilómetros del Aeropuerto de Asturias. Necesitaremos un par de días para ver la ciudad y alrededores. Para llegar a Naranco se puede tomar un bus, aunque si nos sentimos con fuerzas podemos ir en bicicleta, replicando así una de las más míticas etapas de la Vuelta a España. Santa Cristina de Lena está más lejos, a cuarenta kilómetros, y conviene utilizar coche. Un lugar muy recomendable es la zona de la batalla de Covadonga, tanto por su Santuario como por la zona de los lagos. Está a una hora y media. A Asturias es conveniente ir en verano y si vamos en septiembre podremos disfrutar de las fiestas de San Mateo, las principales de Oviedo. La gastronomía de Asturias es uno de sus fuertes. Un menú asturiano redondo y altamente calórico estaría formado por fabada, cachopo y arroz con leche. La bebida más típica es la sidra natural de manzana.
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