Un río engullido
La relación entre una cueva kárstica y el agua es inevitable: los múltiples resquicios por los que el terreno deja pasar este elemento generan flujos continuos en algunas partes, resquicios que la misma agua modifica en un ciclo continuo. Si a esta relación habitual unimos particularidades locales, la suma puede generar una complejidad subterránea como la del río subterráneo de Puerto Princesa. Solo parcialmente conocido, en 2010 un grupo de espeleólogos y geólogos investigó la cueva más allá de lo que nunca se había hecho. La expedición pudo cartografiar toda la sección principal del Puerto Princesa, uno de los ríos subterráneos más largos conocidos, que parte de un río superficial que se ve engullido por el terreno y desemboca en el mar. Sin embargo, los investigadores han llegado a la conclusión de que tiene que haber algo más. De acuerdo a la geografía de la cordillera, hay agua que no está llegando al mar y que solo puede estar filtrándose en cascada a una galería inferior: un segundo río subterráneo. Mientras se sigue investigando, la zona ha sido protegida desde 1991.
El Parque se encuentra en la isla principal del archipiélago Palawan, una estrecha emergencia del terreno que en 450 kilómetros nos lleva de la isla de Borneo en Malasia hasta las islas principales de Filipinas. La paradisíaca isla tiene una accidentada costa en la que se alternan playas, zonas rocosas e islotes. Hacia el interior, esta rugosidad lleva hasta una altura máxima de unos 2.000 metros. Geológicamente, Palawan es muy especial: la zona noreste es un trozo continental de Eurasia desgajado, por lo que comparte características con el norte de Vietnam y sur de China. La zona suroeste es terreno directamente emergido del mar. Entre medias queda la zona de unión, que comparte características de ambas zonas. Aquí se encuentra la capital de la isla, Puerto Princesa, y la cordillera de San Pablo. Esta cordillera tiene tan solo cuatro kilómetros de ancho, pero en su composición hay una capa de caliza de 400 metros de altura donde las formaciones kársticas son apasionantes.
Hasta el momento se han cartografiado unos 32 kilómetros de cueva en Puerto Princesa. De ellos, ocho kilómetros conforman la sección subterránea del río Cabayugan, que suponen también su desembocadura. Como tal, los últimos seis kilómetros están sujetos a las mareas. Esto genera que en época seca haya dos capas bien diferenciadas de agua, la dulce y la salada, que producen distintas erosiones. A este río principal se unen otras fuentes de agua y otras galerías. De particular importancia son los fósiles de sirenios y un terreno conocido como la hierba de calcita, producto de una rara cristalización. Aunque si algo impresiona es la cavidad del italiano, que con dos millones y medio de metros cúbicos pasa por ser una de las mayores cavidades del mundo. Italianos fueron los que lideraron la expedición definitiva del río, que ya era conocido en los años 30 y fue investigado por primera vez en 1976.
Puerto Princesa tiene una rica biodiversidad por tener ecosistemas que van de la montaña a la playa. En general, la isla está en este sentido más cerca de Borneo que de Filipinas. La flora es tropical asiática, con zonas de manglares y pantanos. En la fauna destacan las aves, con más de 160 especies, incluyendo las quince endémicas de Palawan. Los mamíferos dominantes son pequeños carnívoros como el tejón mofeta de Palawan y el puercoespín de Palawan. Los reptiles, en cambio, son de gran tamaño, como la pitón reticulada o el varano acuático. De vuelta a la cueva, los reyes aquí son los murciélagos y dos especies de vencejo de cueva. Estas pequeñas aves parecen haber gestionado bien su relación con los murciélagos: cuando unos salen de la cueva, los otros entran. El guano de estos animales genera mucha vida de insectos y arácnidos. Entre estos últimos hay especies de amblipigios, con dos patas mucho más grandes que las otras seis.
Puerto Princesa es uno de los principales resorts vacacionales de Filipinas gracias a las playas de la bahía Honda. La capital es una ciudad muy moderna y limpia, conectada con el resto del país con un aeropuerto. Más de 150.000 personas visitan anualmente la cueva, que va ganando en popularidad. Está ochenta kilómetros al norte de Puerto Princesa. Al final de un recorrido lleno de curvas llegaremos a Sabang, una pequeña localidad desde la que se puede tomar una barca hacia la cueva, por la que se recorren cuatro kilómetros. También podemos andar cinco kilómetros por la jungla hasta la entrada de la cueva. En todo caso es necesario tener un permiso para visitarla, algo que es mejor hacer con suficiente antelación. Nos ahorraremos la gestión si contratamos un tour en la ciudad de Puerto Princesa, que se ocupará también del transporte y la comida. En Palawan hay lluvias torrenciales en julio y agosto. Aunque hay calor y humedad siempre, de enero a abril es la temporada alta.
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