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Arte rupestre de la región de Hail

Arte rupestre de la región de Hail

Hail (Arabia Saudí)

Cuando Arabia tenía ríos


Al norte de Arabia Saudí se encuentra la extremadamente árida región de Hail, flanqueada por el norte por el extenso desierto de dunas de Nafud. Este territorio rural se dedica, pese a ello, a la agricultura de cereales, dátiles y frutas gracias a complejos sistemas de irrigación. Ha recuperado así, tras ser en el pasado lugar de paso de caravanas de camellos, una actividad agrícola que permitió la vida en los oasis locales hace mucho tiempo. Las evidencias arqueológicas de esta vida pasada en Hail incluyen herramientas, tumbas, estructuras de piedra y sobre todo petroglifos. Los de Hail son sin duda los más importantes de Arabia Saudí. Se dividen en dos zonas de montañas rocosas o, como se conocen aquí, jabals. Al norte tenemos la montaña de Sinman y al sur las de Almanjor y Raat. Conjuntamente cubren un periodo de tiempo que se expande desde hace 10.000 años hasta hace unos 1.300, cuando el Islam supuso el último giro cultural de una región que ha vivido pendiente del cielo.

Petroglifos antiguos y modernos en Jubbah

La península arábiga ha sido históricamente puente migratorio entre África y Eurasia, alojando además a distintos pueblos. Climáticamente, la península ha variado mucho en ese tiempo, especialmente hace unos 3.000-6.000 años, cuando una progresiva desertificación terminó por secar casi todos los lagos y ríos de la región. Antes de eso, la región era bastante más húmeda y, por tanto, propicia para los asentamientos agrícolas y ganaderos. La historia de la península se puede trazar perfectamente con los petroglifos. Los animales que los protagonizan pasan de ser caballos y ganado, más propicios para zonas con hierba, a ser camellos, típicos de desierto. La desaparición de los lagos, sin embargo, no parece que acabara con la vida en la zona. Ya fuera porque las poblaciones locales fueron sustituidas por otras nuevas o porque supieron adaptarse, la vida siguió su curso en Hail. En la última etapa, pueblos precursores de los beduinos fueron ocuparon la región y dejaron mensajes en caligrafías tamúdica y arábiga. También aparecen armas de guerra entre los petroglifos, lo que nos indica que la zona fue disputada.

La montaña de Sinman, de 1.264 metros, es ya atractiva de por sí debido a que la erosión ha provocado caprichosas formaciones rocosas. La actividad aquí se remonta muy atrás: distintos yacimientos arqueológicos anteceden a la época de los petroglifos. Estos últimos abarcan principalmente un periodo que va de hace 9.000 años a hace 5.000. El lago que estaba a los pies de la montaña y formaba su oasis desapareció hace 6.000, pero hace unos 3.000 la zona gozó de una relativa bonanza con más humedad. Estilísticamente se distinguen dos etapas según las figuras antropomorfas: en el Neolítico son más naturalistas y en el Calcolítico más esquemáticas. Hoy, la ciudad de Jubbah se levanta sobre la arena que cubre el antiguo lago. Los 15.000 petroglifos son los más conocidos de Hail. Ya a finales del siglo XIX se conocía su existencia, aunque no fueron investigados en profundidad hasta los años 70.

Petroglifos de Jubbah

Almanjor y Raat, sumando el valle entre ambas, conforman el segundo sitio arqueológico de Hail. Estas dos montañas están en una región muy al sur, rodeadas de arena y desierto. La vida aquí hace tiempo que cesó y solo los beduinos se aventuran. Ellos conocían la existencia de los petroglifos, pero nadie más supo de ellos hasta el año 2001. Es entonces cuando Mamdouh Al Rasheedi condujo una investigación que los catalogó. Los petroglifos parece que arrancan antes y se prolongan durante más tiempo, a pesar de que el agua desapareció hace 3.500 años. Estos petroglifos son más espectaculares si cabe que los de Jubbah: más grandes y con un detalle muy fino, parecen casi bajorrelieves. Aquí veremos escenas de caza con arco y perros, guepardos, íbices con cuernos exageradamente grandes, ganado, camellos y hasta un león de dos metros de altura. Teniendo en cuenta que fueron tallados con simples martillos de piedra, el trabajo es excepcional.

La capital de Hail es la ciudad homónima. Cuenta con 350.000 habitantes y un aeropuerto que la conecta con la capital, Riad. Es en Hail donde mejor podemos organizar un tour, si no lo llevamos preparado de origen. En el museo de la ciudad se emiten los permisos para visitar la zona arqueológica de Jubbah, noventa kilómetros al noroeste, así como algún tour. Estos suelen mezclar en su recorrido partes en camello y partes en 4×4. La otra zona arqueológica está cerca, siendo generosos, de Shuwaymis, a 250 kilómetros de Hail. El aislamiento de estas dos montañas y lo reciente del descubrimiento hace que visitar este segundo sitio sea realmente complicado. En todo caso, como en todo el país es mejor evitar el insoportable verano.

Fotos: Lars BjurströmSamira

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