Castillo medieval, ciudad moderna
Spiš es hoy una región histórica y turística de Eslovaquia. Fue una realidad política durante mucho tiempo como condado administrativo del Reino de Hungría, empezando el siglo XI, cuando se llamaba Szepes. Geográficamente se sitúa en el centro-este del país, al abrigo de las montañas del Alto Tatra y las cuencas del Hornád y el Poprad. La frontera húngara fue ascendiendo progresivamente hasta el siglo XIV, pero los habitantes de Spiš sufrieron simultáneamente el acoso de los mongoles llegados del este. Para paliar el descenso poblacional causado por estos se repobló la zona con mineros alemanes, los llamados zipser. Para evitar nuevos ataques se acondicionó el castillo de Spisský. Fue el centro administrativo, económico y cultural de Szepes y hoy sus ruinas conforman uno de los castillos más grandes del este de Europa con 40.000 metros cuadrados. En el siglo XV, la influencia del castillo de Spisský se redujo y el centro de atención pasó a ser la ciudad de Levoča por su poder económico.
El Reino de Hungría construyó el actual Spisský en el XIII, pero no fue el primero, pues las primeras fortificaciones son del siglo I. Esta colina fue habitada incluso mucho tiempo atrás gracias a su privilegiada localización. Inicialmente fue una tosca fortificación que se enriqueció con un palacio y una basílica románicos. A comienzos del XIV fue restaurado y notablemente ampliado tras un ataque local. Cumplida su tarea de repeler a los mongoles y con necesidades de dinero, Spisský pasó a manos de distintas familias nobles desde 1464. La familia Zápolya lo transformó en una residencia personal, pero la siguiente familia, los Csáky, lo abandonó. Prefirieron las nuevas residencias en las ciudades cercanas y el castillo entró en declive. Había allí un puesto militar cuando se quemó en el año 1780. No se saben las razones concretas. Se especula que la familia lo quemó para pagar menos impuestos o que los soldados estaban destilando alcohol. En todo caso, su estado de conservación actual no es malo, pues la piedra resistió.
Alrededor del castillo Spisský hay poblaciones relevantes que lo complementan. El caso más obvio es el de Spišská Kapitula, sede del poder religioso desde el siglo XII. Aquí se enterraban los señores del castillo, pero, cuando este cayó en declive, el pueblo siguió siendo relevante. Tuvo sus propias fortificaciones para proteger sus templos, en especial la catedral. San Martín es de los siglos XIII-XV y es uno de los templos románicos más importantes del país. Tiene varios altares medievales tallados y frescos del XIV. Aunque para frescos está la iglesia de Žehra. Sus habitantes pudieron levantar una iglesia que pintaron profusamente. Cubrieron los frescos, de influencia bizantina, durante una epidemia y estos se descubrieron en 1950 en perfecto estado de conservación. Por último, Spišské Podhradie fue uno de los centros económicos de la zona. Su industria textil trajo riquezas al pueblo y testigo de ello son sus mansiones renacentistas, levantadas tras un gran incendio en el XVI. Lo completan una sinagoga y el barrio de los zipser alemanes.
Veinte kilómetros al oeste de este conjunto está Levoča, ciudad bastante más grande. Existía sobre el siglo XIII, pero su impulso llegó en el XIV cuando se legisló favorablemente para atraer comerciantes, artesanos y mineros. Se convirtió en la urbe local más rica, centro comercial y cultural. Entre el talento que atrajo Levoča destacó el Maestro Pablo de Levoča. En 1517, este escultor produjo su obra más importante: el altar de la iglesia de San Jaime. No es uno más de la colección de altares que tiene esta iglesia, sino que es el más alto del mundo con casi 19 metros. La iglesia está en la plaza principal del bonito centro medieval y renacentista de Levoča, compartiendo espacio con el ayuntamiento del siglo XV-XVII. El declive económico empezó en el siglo XVII con unas revueltas locales, pero Levoča se recuperó como capital regional a comienzos del XIX. En ese siglo el tren esquivó la ciudad y Levoča no terminó de modernizarse.
El aeropuerto más cercano está en la ciudad de Poprad, aunque no está lejos de aquí Košice, segunda ciudad de Eslovaquia. Lo mejor para verlo todo es utilizar transporte privado. Si apretamos la agenda podremos dedicar un único día, aunque no es mala idea hacer noche tranquilamente en Levoča. En el castillo Spisský, una buena idea es dejar el coche en el párking inferior y ascender media hora hasta la entrada, lo que nos irá dando buenas vistas. En el interior hay un museo medieval y se puede caminar por sus murallas. Las vistas son espectaculares y desde aquí podremos divisar los pueblos más cercanos que luego visitaremos. En Levoča todo gira en torno a su playa mayor. El antiguo ayuntamiento es hoy un museo local y la iglesia de San Jaime no tiene horas fijas de apertura, por lo que toca esperar a la entrada.
Fotos: Pierre Bona / Gerda Arendt
Comentarios recientes