Paz con restricciones
El norte de Europa fue escenario central de la Guerra de los Treinta Años, acaecida entre 1618 y 1648. Esta guerra nació como una serie de guerras internas en los estados controlados por el Sacro Imperio Germánico. Cuando la autoridad imperial limitó la libertad religiosa de los protestantes, estos se rebelaron. Con el tiempo, la guerra se convirtió en un conflicto continental en toda regla en la que se pusieron en juego las fronteras de los nuevos estados. Estas se fijaron en la llamada Paz de Westfalia, que comprendió varios tratados durante ese 1648. Una de las conclusiones de la Paz fue que cada estado estaba legitimado para nombrar un culto religioso nacional, pero que era necesario respetar las libertades religiosas de todos los habitantes. Esto suponía, por ejemplo, permitir la construcción de iglesias de otros cultos. En el caso de la región histórica de Silesia, que cambió de manos históricamente entre Moravia, Polonia, Austria y Alemania, la situación resolvió así conflictos históricos. El gobierno católico aceptó la construcción de las llamadas iglesias protestantes de la Paz en Jawor y Swidnica.
No todo era tan sencillo como aparentaba la Paz. Las hostilidades seguían latentes y los gobernantes aceptaron a regañadientes las nuevas normas de libertad de culto. En Silesia, esto conllevó unas condiciones muy duras para aceptar la construcción de iglesias protestantes. En 1652 se aprobó la norma que imponía que las iglesias estuvieran fuera de la ciudad, que se construyeran con materiales perecederos como madera y paja, que no tuvieran campanario y, lo peor de todo, que se construyeran en tan solo un año. Las soluciones arquitectónicas basadas en la madera entramada fueron espectaculares y no solo se levantaron las iglesias, sino que estas se convirtieron en las iglesias de madera más grandes del continente. Jawor, Swidnica y Glogow fueron las tres ciudades donde se levantaron una. Las tres sobrevivieron las guerras silesias entre Austria y Prusia por el control de la región, pero un incendio acabó con la de Glogow en 1748, cuando fue sustituida por una de ladrillo. Tras la II Guerra Mundial, Silesia pasó a manos polacas y los alemanes fueron expulsados, por lo que las iglesias apenas tienen hoy congregación.
Jawor, levantada entre 1654 y 1655, es la más grande de las dos y símbolo de una tradición constructiva que mezcló el luteranismo con el barroco. Por fuera puede no parecerlo, pero tiene capacidad para albergar a 5.500 fieles con sus 44 metros de longitud por 27 de ancho. Albrecht von Sabisch, de Breslavia, fue el arquitecto jefe, ayudado por el carpintero local Andreas Gamper. El diseño elegido en Jawor fue una planta basilical con una nave, dos pasillos y presbiterio. En el interior, lo más sorprendente es el complejo sistema de gradas, con dos pisos principales y otros dos auxiliares del siglo XVIII. Estas gradas se compartimentaban para las familias nobles y los gremios, como si fueran palcos de un teatro. Tras cumplir con el exigente año de construcción, posteriormente Jawor fue decorada: las pinturas de Georg Flegel se acabaron en 1681, el altar en 1672 y el primer órgano en 1664. En 1707 se le añadió el ya permitido campanario con base de ladrillo.
En Swidnica se levantó en 1652 una estructura temporal, pero el conde Hans Heinrich von Hochber puso su dinero para levantar una iglesia en condiciones entre 1656 y 1657. El equipo constructor fue el mismo que el de Jawor, con la incorporación del carpintero local Kaspar Konig. Así, el interior es bastante similar, pero la planta basilical fue enriquecida con un leve transepto que deja algo parecido a una cruz griega. También tiene cuatro gradas y el tamaño es solo ligeramente inferior al de Jawor. Se añadieron la residencia del pastor, dos escuelas y una sacristía, que cayó en las guerras de Silesia, cuando la iglesia fue dañada y luego reparada. Como en Jawor, pinturas, altar y órgano fueron incorporados durante los siglos XVII y XVIII.
Silesia es una región cercana a Alemania y República Checa, de donde viene la mayor parte del turismo internacional a Jawor y Swidnica. Los alemanes aprecian especialmente la segunda, cuyo centro histórico y catedral merecen una visita tranquila. Breslavia es la ciudad de referencia para visitar esta zona de Polonia y es fácilmente accesible en tren o avión. Las dos ciudades están al oeste de Breslavia, a algo más de una hora en coche o autobús, por lo que es factible hacerlas en un único día. Es importante revisar los horarios de entrada, porque en ambas iglesias lo relevante es el interior y no tanto el exterior. El conjunto de órganos que hay en Swidnica es especialmente bueno y cada año se celebra en esta ciudad un festival en honor al compositor Bach, con sede principal en la ciudad. Ocurre a lo largo del verano.
Fotos: Ministry of Foreign Affairs of the Republic of Poland / Wisniowy
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