Diseño europeo precolonial
La isla atlántica de Mogador es la principal de las islas Púrpuras, a pesar de no tener más de tres kilómetros de longitud. Fue conocida y colonizada por los cartagineses. La isla forma una bahía natural idónea en conjunción con el tramo continental, que también ocuparon. Cuando la región pasó su transición de Cartago a Roma, aquí se situó una factoría de tinte púrpura de Tiro que dio nombre a las islas. El nombre de Mogador, sin embargo, tiene varios orígenes posibles. El más consensuado llega ya con los musulmanes. Esta zona fue habitada por el santo Sidi Megdoul en el siglo XI. Al ser enterrado frente a las islas, les dio su nombre. Es el momento en que Mogador arranca su etapa musulmana. Con el tiempo, la ciudad frente a la isla cambió el nombre a Esauira, la bella imagen. Lo hizo en el siglo XVIII, cuando un rediseño con ideas norteafricanas y europeas la cambió hasta tal punto que la ciudad se refundó. Este es el aspecto actual de una villa marinera cuya edad de oro hace tiempo que pasó.
La zona empezó a atraer la atención europea en el siglo XVI, cuando los portugueses decidieron construir aquí un castillo como base segura en sus navegaciones atlánticas. No fue el único: los portugueses intentaron ocupar distintos puntos de la costa, siendo el más exitoso de todos la ciudad de Mazagán. El castillo de Mogador no tuvo tanta fortuna. Construido bajo protestas de una de las tribus bereberes más beligerantes, los regraga, fue conquistado cuatro años después, en 1510. En las siguientes décadas, varias potencias europeas intentaron reconquistarlo en vano. Mogador se convirtió en un centro exportador y cobijo de piratas. Los únicos que tuvieron cierto éxito en la zona fueron los franceses. Tras conquistar Salé, más al norte, amenazaron con repetir en Mogador. Al final consiguieron un trato preferencial con Marruecos, sentando las bases de la futura colonia. El cambio de Mogador a Esauira llegó en 1760 bajo el gobierno de Mohammed ben Abdallah. Este alauita limpió la costa del control europeo. No es que fuera precisamente antieuropeo, sino todo lo contrario. Tan solo quería cambiar las reglas del juego.
Firmó tratados comerciales y eligió a Esauira como su puerto principal, gracias ante todo a la cercanía a Marrakech. Contrató al ingeniero francés Théodore Cornut para que diseñara el nuevo trazado urbano y levantara las fortificaciones. No fue el único europeo en participar en el proyecto: otros como Ahmed el inglés e ingenieros genoveses participaron. Esauira concentró el comercio marroquí, atrayendo el del norte de Rabat-Salé y ahogando a la rival Agadir en el sur. Fue el puerto de facto para exportar todas las mercancías que llegaban con las caravanas desde el Atlas y Tombuctú. Esto último lo perdió al expandirse el comercio a puertos más al sur, pero el peor momento llegó en 1844. La ciudad fue bombardeada por el príncipe francés de Joinville como parte de la primera guerra colonial entre ambos países. Unas décadas después, Esauira se convirtió en una ciudad colonial más de Francia.
Lo principal de Esauira, por tanto, es el diseño del siglo XVIII, encabezado por sus murallas. Aquí se denominan sqalas y son un ejemplo muy bien conservado de la arquitectura marroquí de ese siglo mezclada con influencias europeas. No todo en la medina es del XVIII, porque la Puerta del Mar es del siglo XII. También hay varios bastiones y fuertes, como el de Bab Marrakech. Actualmente, las fortificaciones están sufriendo la erosión del mar y se requieren acciones de conservación. En el interior de la medina destaca la Kasbah, sede militar de la ciudad en su momento. Esauira tiene una importante judería o mellah. Las políticas comerciales de Mohammed ben Abdallah atrajeron a los judíos, que llegaron a ser el 40% de la población. Se conservan varias sinagogas y un cementerio. En cuanto a la isla Mogador, hoy es una reserva natural en la que anidan bastantes aves.
Esauira es hoy una tranquila ciudad enfocada al turismo y una pesca a pequeña escala que se puede disfrutar en sus restaurantes. Tiene un pequeño aeropuerto, pero la mayor parte de turistas llegan en viaje de ida y vuelta en el día desde Marrakech, que está a unas dos horas y media en taxi. Esauira tiene una larga playa con mucho viento, ideal para windsurf. No obstante, no es un lugar de resorts como Agadir. La playa tiene unas curiosas ruinas, las del castillo de Bordj El Berod del siglo XVIII. En la medina, el museo Sidi Mohammed ben Abdallah contiene restos romanos de la isla de Mogador. También es interesante la artesanía de madera, especialidad local. En mayo o junio se celebra en Esauira el festival musical de Gnaoua. Se centra en este estilo musical del este de África, pero incluye otros estilos. Atrae a cientos de miles de personas.
Fotos: gatos.rojos / Daniel*D
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