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Zona de monumentos históricos de Tlacotalpán

Zona de monumentos históricos de Tlacotalpán

Veracruz (México)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 15 04, 2018
  • Category:

Cuadrícula a orillas del río


La devoción por la Virgen de la Candelaria tiene su origen en la isla española de Tenerife, pero está extendida por buena parte de América. Su fiesta se celebra el 2 de febrero en sitios como Tlacotalpán. En la catedral de esta ciudad mexicana, Nuestra Señora de la Candelaria, hay una imagen muy venerada desde el siglo XVII. La iglesia se llena de velas y flores para recibir a la Virgen, que llega cruzando el río. Es la otra seña de identidad de la ciudad: Tlacotalpán es uno de los pocos puertos de río coloniales en Latinoamérica. La Virgen cruza el río Mariposa o Papaloapan y se le pide que vele por la ciudad, para evitar las inundaciones que la anegaron en el pasado. Atraviesa el animado paseo fluvial y penetra entre las callejuelas, donde se acumulan casas que combinan colorido caribeño, patios andaluces y columnas ornamentadas. Los mariachis aprovechan para cantarle mañanitas a la Virgen y la ciudad entera vive sus días grandes con el cruce del río de seis toros, baile huapango, música típica, ferias, comidas populares, cabalgatas, etc.

Plaza Zaragoza en Tlacotalpán

El tramo final del Papaloapan estuvo originalmente habitada por la etnia totonaca, desplazados por los toltecas en el XII y conquistada luego por Axayácatl para los aztecas, poco antes del descubrimiento de América. Los españoles exploraron el río en 1517 y Pedro de Alvarado viajó por aquí poco después, antes de la conquista de 1521. Sin mucha demora empezaron a abrir haciendas para el cultivo de la caña de azúcar como las de San Juan Zapotal y La Estanzuela. Gaspar Rivakeneyra estaba al mando cuando un grupo de pescadores se asentó en una isla del río en 1550. El nombre de la ciudad, de hecho, hace referencia a ello, aunque hace mucho que la orilla norte se unió con el continente. Rivakeneyra solo les solicitó la construcción de una ermita en honor de la Virgen de la Candelaria. Tlacotalpán apenas atrajo a colonos en sus primeros tiempos, pero se fue convirtiendo en un centro comercial. La riqueza empezó a atraer por fin a colonos. También a piratas, que quemaron la ciudad dos veces. En 1714 ocurrió la mayor riada y la ciudad empezó a rediseñarse.

Fue otro incendio a finales del XVIII el que dio forma a la ciudad actual. Las estrictas leyes de construcción le dieron el aspecto homogéneo que ha conservado. Estas exigencias eran el uso de muros de piedra, tejas de terracota, una única altura y espacios abiertos arbolados. El siglo siguiente fue la edad de oro para Tlacotalpán. Muchos agricultores de distintas nacionalidades vinieron a cultivar un algodón que se exportaba desde el puerto. Este ganó fama y empezó a concentrar las mercancías de lugares como Oaxaca y Veracruz. Atrajo la atención de potencias extranjeras y los franceses conquistaron la ciudad puntualmente en 1864, cuando México ya era independiente. Su resistencia le hizo ganar favores del gobierno y se multiplicaron las instituciones educativas. La expansión del ferrocarril le restó relevancia al puerto, algo que indirectamente ayudó a conservar el centro. Los esfuerzos por protegerlo arrancaron en 1968.

Vista de Tlacotalpán desde el río

El diseño fundamental de la ciudad se fijó en el siglo XVII, cuando se formó el clásico damero hispano con 153 manzanas. La ciudad está dividida en dos: la de los colonos al oeste y la más modesta de los nativos y afroamericanos al este. Entre medias queda la zona pública con centro en la plaza Zaragoza y los principales parques, como los pintorescos Hidalgo y la plazuela de Doña María. En la parte colonial, las calles corren en paralelo al río y se unen con callejuelas con arcadas. Las casas aquí son de estilo andaluz y siguen las reglas de finales del XVIII, destacando sus columnas y arcos.  Varias de ellas son visitables y contienen museos, como la de Agustín Lara, famoso compositor mexicano que vivió aquí un tiempo. Como iglesias relevantes están la más antigua y barroca, San Miguelito, y San Cristóbal con una importante imagen de la Virgen de Guadalupe.

Tlacotalpán apenas ha crecido en los últimos tiempos y cuenta con menos de 10.000 habitantes. Está a unas dos horas de Veracruz por la carretera de la costa. Si vamos por la autopista 1450 tendremos que desviarnos unos kilómetros. La ciudad hay que pasearla, vivir sus parques y visitar alguna casa. La gastronomía aquí es muy apreciable: destacan el marisco y pescado, que se combinan en el arroz a la tumbada. La bebida local es el torito, alcohol de caña con frutas naturales. Hay cantinas históricas como la de Blanca Nieves, en la cual Agustín Lara pasó largas tardes. De octubre a abril es la temporada seca, pero también de vientos. Es una zona donde los huracanes y los tornados se alternan. Además de la fiesta de la Candelaria se celebran dos festivales de música jarocha, típica de Veracruz.

Fotos: Second-Half Travels / Juan Carlos Costal Pérez

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