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Calzada y Costa del Gigante

Calzada y Costa del Gigante

Irlanda del Norte (Reino Unido)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 23 04, 2018
  • Category:

Leyenda basáltica


La leyenda de la Calzada del Gigante, Clochán an Aifir en gaélico, es una de las más conocidas. El protagonista es el gigante Finn MacCool, un héroe de la mitología irlandesa. La historia comienza cuando Benandonner, un gigante en la costa escocesa, al otro lado del mar, le desafía a luchar. Finn acepta y, para poder cruzar el canal marítimo entre ambas islas, construye una calzada. La versión más extendida de lo que pasó a continuación reza lo siguiente: Finn se acerca a Escocia y se queda acongojado del tamaño de Benandonner. Decide poner en práctica una estrategia más audaz. Vuelve a casa y urde la treta junto a su mujer Oonagh. Se disfraza de bebé y se oculta en cuna. Cuando Benandonner va al encuentro y Oonagh le enseña el supuesto bebé, el gigante ata cabos y el temor cambia de bando: si el bebé es así, cómo será el padre. Huye despavorido y destruye la calzada tras de sí. Lo que queda de aquella legendaria Calzada lo podemos ver en dos puntos: la gruta de Fingal en Escocia y, 150 kilómetros de mar después, la famosísima Calzada del Gigante. Más allá de leyenda, esta zona atrajo a geólogos tratando de explicar tan dramáticos paisajes.

Calzada del Gigante

Esta leyenda forma parte del ciclo Feniano, tercer ciclo de los cuatro que tiene la mitología irlandesa. El ciclo, en prosa y verso, cuenta por boca del hijo de Finn, Oisín, las andanzas del héroe y sus guerreros fianna Éireann. Finn no era en realidad un gigante, sino un héroe con poderes sobrenaturales. Este compendio de historias es seguramente el recuerdo de la religión precristiana de los pobladores celtas de Irlanda. Es posible incluso que la leyenda del Gigante escocés tenga que ver con los fomorianos, criaturas enemigas que provenían del mar. Los ciclos se descargaron de su carga religiosa y sobrevivieron como mitos en el Medievo, conformando el cuerpo de mitología celta mejor conservado. La autenticidad de las fuentes originales, las fuentes orales, las posibles modificaciones de los monjes escribanos y las necesidades de construir relatos nacionales en Irlanda complican el estudio de estos ciclos. Se estima que fueron escritos sobre el siglo VI-VIII, pero las fuentes escritas arrancan en el XI.

La parte real encuadra la Calzada en la llanura y costa de Antrim, una zona volcánica de muy intensa actividad. Hace unos 50-60 millones de años, en la era terciaria, formaba parte de la Provincia Ígnea del Atlántico Norte junto a sitios como Islandia. La actividad produjo un paisaje dominado por 40.000 columnas basálticas, mayormente hexagonales, de hasta doce metros de altura. Durante una erupción, una capa de basalto fundido atravesó un lecho de caliza formando una llanura de lava que se contrajo al enfriarse. El efecto fue similar al que sucede cuando el barro se seca: la superficie empezó a cuartearse formando grietas. Los pilares verticales a su vez se fueron fracturando horizontalmente, formando las conocidas como galletas. El tamaño de cada columna dependió de la velocidad de enfriamiento. Por original que parezca este paisaje, en realidad estas formaciones son relativamente comunes.

Costa del Gigante

En 1693, Sir Richard Bulkeley del Trinity College publicó un artículo hablando del descubrimiento del obispo de Derry de la Calzada del Gigante. Un impulso a la fama del lugar lo generó la pintora irlandesa Susanna Drury el siglo siguiente, cuando varias acuarelas suyas del lugar atrajeron la atención. Se empezó entonces a especular sobre el origen geológico de estas extrañas formaciones. También empezó a visitarse la zona por puro placer visual, más aún cuando se abrió el tranvía eléctrico en 1887, que fue un hito en el ferrocarril eléctrico. En los años 80 se protegió un paisaje marcado por estructuras caprichosas que intentan rememorar continuamente la leyenda: el órgano, la bota del gigante, los ojos del gigante, los escalones del pastor, la puerta del gigante, etc. Además, la zona aloja bastante flora amenazada y recibe a aves migratorias.

El turismo no ha dejado de lado a la Calzada y este es uno de los puntos imprescindibles de la isla. Está en el condado de Antrim, en el noreste de Irlanda del Norte. El pueblo de referencia es Bushmills, a cinco kilómetros. Se puede visitar por libre la Calzada, aunque el centro de visitantes y su museo sí son de pago y a cambio dan una audioguía. Mucha gente paga para poder aparcar, aunque se puede aparcar en Bushmills y acceder en un autobús gratuito. Si estamos en Belfast o Dublín podremos contratar algún tour con facilidad y completarán el día con una visita a una destilería de whisky. Sea como sea es aconsejable llegar aquí a través de la carretera costera Giant’s Causeway, tan espectacular como la Calzada en sí. Es también buena idea intentar evitar días de mucha afluencia y buscar un día en el que el tiempo sea razonablemente bueno.

Fotos: code poet / U123072

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