Parientes de la caliza
El norte de Italia está formado por los Alpes, pero una sección concreta del noreste tiene nombre propio: los Dolomitas. Esta sección de la cordillera no está caracterizada según regiones culturales, sino que tiene una base geológica. Está formada por rocas calcáreas, pero no rocas cualesquiera. Al contrario que la caliza, las rocas de los Dolomitas no producen efervescencia en presencia de ácido hidroclorídico. Este ligero matiz fue advertido por varios geólogos a finales del siglo XVIII. Posiblemente no fue el primero, pero Déodat de Dolomieu dio nombre a esta nueva roca: las dolomitas. El científico francés utilizó en sus experimentos rocas de esta región italiana, a la que por extensión le daría nombre. Que las dolomitas no reaccionen como la caliza no quiere decir que no se disuelvan en presencia de agua. Esto ha producido un paisaje de dramáticos farallones, paredes verticales, profundos valles y un aspecto general que recuerda a las formaciones kársticas. Esta verticalidad deja ver una estratigrafía que ha servido para entender buena parte de la evolución del planeta.
Los Dolomitas van de lado a lado desde el río Adige hasta el río Piane y de norte a sur desde casi la frontera con Austria al valle del Sugana. No obstante, como la delimitación es geológica y no solo geográfica, hay un grupo, el de Brenta, fuera de este cuadrado. Esta región no es la más alta de los Alpes, pero presume de 18 picos por encima de los 3.000 metros. El techo está en Marmolada, cuyas verticales paredes culminan a 3.343 metros. Contiene además el único glaciar relevante hoy. La verticalidad de Marmolada es la seña de los Dolomitas. Facilita la aparición de avalanchas, riadas y corrimientos de tierra que erosionan aún más los valles. A nivel de biodiversidad, los Dolomitas son relevantes en el contexto italiano: solo el Parque Nacional Dolomiti Bellunesi reúne un cuarto de las especies de flora del país. La fauna tuvo que ver cómo sus hábitats eran ocupados por la ganadería, pero la protección de la zona está logrando que linces y osos regresen.
Hay varios lugares icónicos que responden a la imagen mental que sugieren los Dolomitas. El grupo de Croda da Lago puede no ser muy alto en comparación con sus vecinos, pero la acumulación de picos en aguja lo hacen uno de los puntos más identificables. Algo similar ocurre con las tres cimas de Lavaredo, rodeadas por un manto de piedras que realza los tres perfiles. La Cima Grande roza los 3.000 metros, pero no es la más inaccesible. Es la Cima Pequeña la que fue coronada en último lugar, cuando a finales del XIX la zona atrajo la atención. Lavaredo fue en su día la frontera con Austria, pero no fue la única: Marmolada también lo fue. Según se funde su glaciar están saliendo a la luz restos de trincheras de la I Guerra Mundial. Esta región fronteriza, como tantas otras, es compleja y el aire germánico en sus poblaciones es bastante palpable. Le ocurre, por ejemplo, al nombre del río que forma la garganta más famosa de los Dolomitas. Se trata del río Bletterbach, también conocido como Foglie. Una sección de ocho kilómetros tiene paredes de 400 metros.
Científicamente, los Dolomitas conforman uno de los mejores ejemplos de sistemas de plataformas mesozoicas. Esta era del planeta arranca hace unos 255 millones de años y su primera etapa está representada en los Dolomitas. En concreto, lo hace en el periodo conocido como Ladinio, de hace 240 millones de años, caracterizada por la formación de fósiles de ammonites. Este nombre está también relacionado con la región montañosa. Geológicamente, la estratigrafía de los Dolomitas ha facilitado también el análisis de las distintas fases de colisión continental en estos 250 millones de años. Déodat de Dolomie no fue el único y en el siglo XIX la zona se plagó de científicos. En otro contexto, los Dolomitas también han atraído a artistas como Durero y Goethe.
Tres son las ciudades de referencia aquí: Bellunesi, que tiene un grupo propio como Parque Nacional; Trento, extremo suroeste; y Bolzano, ya de aire muy alemán. Desde el aeropuerto de esta última podremos iniciar un viaje en coche a través de carreteras de montaña a lugares como Cortina d’Ampezzo. Hay múltiples actividades de montaña: desde el esquí en invierno al trekking, alpinismo, mountain bike, etc. Es muy típico para habituales extremos como parapente o salto BASE. También para la escalada. Hay puntos míticos para escalada libre como los picos de Vajolet, aunque la mayor fama se la lleva Lavaredo. Para llegar a ellos hay que conducir hasta el refugio Auronzo, meta varios años del Giro de Italia. El ciclismo está muy identificado con la zona: a comienzos de julio se celebra la clásica ciclista de Maratona des Dolomites, que pasa por siete puertos.
Fotos: Remigiusz Agatowski / Davide De Col
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