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Shiretoko

Shiretoko

Hokkaido (Japón)

Gracias al hielo


La isla de Hokkaido, al norte de la poblada Honshu, es muy distinta del resto de Japón. La densidad aquí es mucho más baja, en parte gracias a un clima mucho más duro y propio de taiga o bosque boreal. Hokkaido sí comparte con Honshu una actividad sísmica muy pronunciada, con terremotos y numerosos volcanes activos. Una condensación de las cualidades de Hokkaido las podemos ver en el extremo noreste, en la península de Shiretoko. Los japoneses la llaman el fin del mundo porque conforma un pronunciado saliente al mar de Ojotsk. Este mar se cierra al Pacífico por las islas Kuriles, de las que Japón reclama varias a Rusia. Península e islas tienen ciertas peculiaridades que, unidas, permiten un fenómeno especial: el mar de hielo o banquisa. Aquí se encuentra la banquisa más al sur del hemisferio norte. Esta banquisa, más sensible aún que el resto a los posibles cambios climáticos, es la base para la riqueza del ecosistema de Shiretoko. Su existencia permite una de las más ricas interacciones entre la vida marina y terrestre que se pueden observar.

Banquisa en la costa de Shiretoko

La zona de Shiretoko está protegida de forma estricta desde 1964 tanto en tierra como en el agua. Estos dos mundos son muy distintos, pero están íntimamente relacionados. En tierra tenemos una península muy estirada, de setenta kilómetros de longitud por solo 25 de ancho. La vertebra una nutrida cadena de volcanes como el Shiretoko, Unabetsu, Io y Rausu. Este último es el más alto con 1.660 metros. Hace unos quinientos años que no muestra actividad, lo que no se puede decir de otros como el Io. Su actividad genera aguas termales como las cataratas Kamuiwakka, además de haber perfilado la costa con acantilados de hasta 120 metros. La continuación geográfica natural de esta cadena son las Kuriles. De ellas, la de Kunashiri se puede ver desde casi toda la costa este, pues está en paralelo con Shiretoko. Ya en el mar, la corriente Oyashio es la responsable tanto de la persistente niebla en el sureste de la península como de la bendita banquisa que se crea en invierno.

El secreto de lo que aporta la banquisa se encuentra en el fitoplancton que se desarrolla gracias a esta. Este fitoplancton, más las algas que se forman por la rapidez con la que se funde la banquisa, son la base de toda la cadena trófica. Sirven de alimento al krill y pequeños peces que a su vez son alimento de otros mayores. En total, más de 200 especies de peces habitan en nutridos bancos alrededor de Shiretoko. Aquí no se acaba la cosa: estos peces son alimento de mamíferos marinos como focas y los valiosos leones marinos de Steller y de varias águilas. En los alrededores de Shiretoko hay otros habitantes muy especiales: sus cetáceos. Más de diez especies de ballenas se acercan en algún momento aquí, incluidas orcas, marsopas y cachalotes. Son tantas que se las puede ver desde la costa. La protección de la zona marina ha atraído a poblaciones amenazadas, sobre todo las del mar de Ojotsk. Esto incluye ballenas jorobadas, rorcuales, belugas e incluso la muy escasa ballena franca del Pacífico norte.

Uno de los muchos osos pardos en la costa de Shiretoko

Otros beneficiados de la banquisa son los salmones y las truchas. Hasta diez especies de los primeros, casi todas las del Pacífico, se han registrado en los ríos de Shiretoko. Cuando lo remontan son alimento de la fauna terrestre, especialmente los osos pardos. Podemos encontrar 35 osos cada cien kilómetros cuadrados: ningún otro punto del planeta acumula tantos. Comparten espacio con ciervos sika y zorros rojos con el inevitable fondo de bosque boreal en estado virginal. En flora, cada lado de la península tiene sus particularidades. Shiretoko es también un paraíso de avifauna con 250 especies registradas, muchas de ellas migratorias utilizando los acantilados. La especie principal es el amenazado búho pescador de Blakiston: el 40% de los que quedan están aquí.

Shiretoko es un paraíso de fauna y flora que atrae a más de dos millones de turistas anuales. Rausu y Shari son las principales localidades de entrada. La primera está ya en terreno del Parque y en ella está el centro de visitantes. Para moverse por Shiretoko, lo ideal es el coche, aunque hay zonas restringidas. Hay pocas infraestructuras invasivas, mucho ecoturismo y el trekking es la principal actividad. Los más famosos y sencillos son el de los cinco lagos y el de Kamuiwakka. Los que son más largos implican acampar por la noche. Hay que tener mucho cuidado con los osos y seguir las recomendaciones. Para visitar el ecosistema marino hay barcos turísticos que ofrecen excursiones. En verano no hay mucha lluvia y la temperatura es agradable, por lo que en principio es la mejor época. Eso si no queremos ver la banquisa, que aparece de enero a marzo.

Fotos: Yasunari GotoIUCNweb

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