La otra Hawái
Aparentemente, Hawái es un archipiélago de ocho islas relativamente agrupadas. Sin embargo, geográficamente no son las únicas. Estas ocho islas más conocidas no son sino parte de una larga cordillera submarina llamada Hawái-Emperador. Esta cadena se extiende desde la isla más joven y extensa en el sureste formando un arco de casi 2.500 kilómetros. La mayor parte, 1.900 kilómetros, pertenecen al archipiélago más desconocido de Hawái noroeste o Papahānaumokuākea, según la lengua local. Deshabitadas cuando los europeos exploraron la zona, Papahānaumokuākea se ha constituido como Reserva Marina estricta. Son 360.000 kilómetros cuadrados con solo diez pequeñas islas o atolones que no suponen más que el 2% de la Reserva. En el agua, las conocidas como Galápagos de EEUU alojan el 70% del coral del país, hábitat de las 7.000 especies de la Reserva. Son muchas, pero más impresionante aún es que 1.600 de ellas son endémicas. Para los hawaianos, estas islas tienen no solo cualidades naturales sino espirituales. Dos de ellas fueron colonizadas por sus antepasados y su recuerdo se mantuvo en el sustrato oral.
Las diez islas de Papahānaumokuākea se han ido formando a lo largo de los últimos treinta millones de años, teniendo algunas solo siete millones. Las islas de Hawái se forman continuamente gracias al movimiento de la placa Pacífica. Esta atraviesa un punto caliente de la corteza que produce continuamente erupciones volcánicas que hacen emerger secciones de la cordillera. La placa no deja de moverse hacia el noroeste y las islas se van hundiendo y desapareciendo tan rápidamente que apenas les da tiempo a generar corona de coral durante el proceso. Al tener distintas edades, cada isla del arco está en un momento distinto. Nihoa, Necker y Gardner Pinnacles son tan jóvenes que ni siquiera tienen coral en sus costas. Al noroeste, French Frigate Shoals, Pearl y Hermes, Midway y Kure son atolones. El primero de todos es el más grande. La última, Kure, está en el extremo noroeste y será la próxima en desaparecer.
Las especies de Papahānaumokuākea han tenido que recorrer largas distancias por el mar hasta llegar aquí, por lo que la inmensa mayoría son marinas o voladoras. Aquí gozan de una protección extraordinaria, especialmente desde 2006 y la gran expansión de 2016. Aunque ya estaban de algún modo u otro protegidas desde la primera Reserva establecida por Theodore Roosevelt, el nombramiento de monumento nacional ha mejorado aún más la situación. Solucionará, por ejemplo, el exceso de pesca de langosta de los años 90. Ahora, toda la zona económica exclusiva estadounidense costera está protegida de forma muy estricta. Se pretende revertir así el desgaste de estos últimos dos siglos de colonización, aunque en general las islas han sufrido menos que otras del Pacífico. Algunas islas fueron explotadas, otras sufrieron invasiones de especies exóticas como el conejo y la pesca en general fue excesiva. Entre las numerosísimas especies destacan muchas amenazadas: tortuga verde, foca monje de Hawái y aves como el pinzón de Nihoa o el de Laysan, el carricero de Nihoa, el pato de Laysan y el albatros de Laysan.
Aunque se tiene claro que los hawaianos proceden de Polinesia, las fechas no están tan claras. Parece que llegaron sobre el siglo XIII. Asentados en las islas del sureste, se sabe también que llegaron a Papahānaumokuākea. Como mínimo a las más cercanas, Nihoa y Necker, que ellos llaman Mokumanamana. No obstante, cuando llegaron los europeos en el XVIII ya las habían abandonado. Nihoa fue utilizada como asentamiento estable, como demuestran sus terrazas agrícolas. Necker era más complicada y se limitaron a utilizarla con funciones religiosas. Parece que acudían cada verano a alguno de los heiau, capillas religiosas con menhires de basalto alineados. 33 de las 45 que acumulan ambas islas están en Necker. Para los actuales hawaianos, las islas son un nexo entre la vida y la muerte, una especie de mundo primigenio.
El nombramiento como Reserva estricta y los ajustes en la gestión del atolón de Midway, tradicionalmente el más visitado, han complicado la visita de Papahānaumokuākea hasta el extremo. Actualmente, por turismo no es posible ir. Solo como investigadores tras una solicitud muy anticipada y con extremas medidas de seguridad para no introducir especies exóticas, incluso al viajar entre islas. Si vamos a Hawái podremos sentir algo del archipiélago en varios sitios. En la isla más grande está el Mokupāpapa Discovery Center, que cuenta la geografía y naturaleza de la isla, acuario incluido. En Oahu hay una zona llamada Ka’ena muy similar a Papahānaumokuākea que se usa para interpretar la Reserva Marina. Por último, en Honolulú está el museo de Bishop, que guarda restos arqueológicos de la isla Necker.
Fotos: Polhem U.S. Dan / Andy Collins
Comentarios recientes