Temprana maestría
El comienzo del arte en nuestra especie es un tema de continuo debate. Cada descubrimiento parece contradecir el consenso anterior y adelantar la fecha de inicio. Ahora mismo, la muestra de arte figurativo más antigua que se conoce es una escultura del hombre-león de unos 40.000 años. Es un poco más antigua que la venus de Hohle Fels, primera figura esculpida enteramente antropomorfa. Ambas figuras de marfil de mamut, además de una flauta que podría ser el primer instrumento de la historia, proceden de una región de montes y cuevas en el suroeste de Alemania, el Jura suabo. Están encuadradas en el periodo cultural auriñaciense, uno de los periodos más relevantes del Paleolítico Superior porque a sus protagonistas se les considera los primeros humanos modernos de Europa. El nombre se lo da la localidad francesa de Aurignac. Unos 300 kilómetros al noreste se encuentra la gruta de Chauvet. Como el asunto va de primeras muestras de arte, en Chauvet se encuentran las pinturas figurativas más antiguas al menos del continente europeo. Su descubrimiento generó un intenso debate, porque parecían estar encuadradas fuera de su espacio temporal.
El río Ardèche no es muy largo: apenas cuenta con 125 kilómetros antes de dejar sus aguas en el Ródano. Nace en el cercano Macizo Central y durante unos treinta kilómetros forma una bella garganta natural con elementos naturales como el Pont d’Arc, un puente natural de sesenta metros. Esta pronunciada garganta horada un suave terreno de caliza. Son los favoritos para las cuevas rupestres, que se suceden en el valle con restos arqueológicos y geológicos de gran valía. Muy cerca del pont d’Arc está la gruta de Chauvet. Estuvo habitada en un momento en el que el río pasaba frente a ella, antes de cambiar su curso. Es una de las cuevas más grandes y, por tanto, estuvo habitada durante largos y diferentes periodos del Paleolítico. Se calcula que hace unos 25.000 años un corrimiento de tierras selló la entrada natural, escondiendo sus secretos durante milenios. La última constancia de ocupación que se tiene de la cueva son las huellas de un niño sobre el suave piso en el que abundan huellas de osos.
En 1994, un grupo de espeleólogos formado por Eliette Brunel-Deschamps, Christian Hillaire y Jean-Marie Chauvet descubrió accidentalmente la cueva, que se quedó con el nombre del tercero. Con las lecciones aprendidas de lo que había sucedido en el valle del Vézère, se tomaron estrictas medidas de conservación desde el comienzo: no ha habido ni se espera que hayan visitas turísticas. Los tres espeleólogos descubrieron huellas, restos fosilizados y las famosas pinturas. El prestigioso arqueólogo Jean Clottes tomó poco después el mando. Desde el descubrimiento, el asunto clave ha sido datar las pinturas. Su sofisticación rompía frontalmente con el consenso en la teoría de que el arte se había enriquecido secuencialmente de formas simples a técnicas complejas. Las últimas lecturas con radiocarbono dan dos edades: la primera fase tendría unos 35.000 años y la segunda unos 30.000. Otro asunto a debate clásico en este tipo de cuevas es por qué se pintaron. Clottes quiere ver una especie de chamanismo primitivo, pero es una hipótesis.
En Chauvet hay más de mil imágenes antropomorfas y zoomorfas y unas cuantas más geométricas. Lo más relevante es la calidad pictórica, con gran precisión anatómica y uso de técnicas avanzadas como sombreados, combinaciones de pintura y relieve, uso de tres dimensiones y movimiento e incluso preparación previa de las paredes como lienzos. Hay trece especies representadas. Se salen de los habituales herbívoros como mamuts o rinocerontes: aquí podemos ver osos, leones, hienas y panteras, depredadores de la Edad de Hielo. Las pinturas antropomorfas muestran figuras incompletas, que en algunos casos parece completarse con figuras animales. También hay manos estarcidas al estilo de la Cueva de las Manos. Incluso lo que parece un volcán en erupción, lo que sería también la primera representación conocida de este fenómeno. Además de pinturas hay otros 4.000 elementos catalogados tanto de fauna como de humanos.
Cerradas seguramente por mucho tiempo, como sucede en Lascaux o Altamira hay que conformarse con una neocueva cercana. En este caso se trató de un ambicioso macroproyecto que refleja la cueva en todos los sentidos, no solo el visual. Abierta en 2015 en Vallon-Pont-d’Arc, cuenta con un museo, actividades didácticas, visitas guiadas, etc. Al pueblo se puede llegar en bus desde Montelimar y Valence. En esta zona es muy famoso hacer kayak por la garganta del Ardèche. El punto de partida es Vallon-Pont-d’Arc y el de llegada Saint-Martin-d’Ardèche. Hay un par de puntos intermedios de acampada por si queremos partir el trayecto que, por supuesto, pasa por debajo del Pont d’Arc.
Fotos: Claude Valette / Patilpv25
2 Comments
Es una noticia muy importante. Además de la vinculación creativa de Max Ernst y Leonora Carrington que vivieron el romance surrealista en Saint Matin d’Ardeche
Apenas a 15 kilómetros de las cuevas, al otro lado de la Reserva de la garganta del Ardeche. Gracias por tu comentario!