Piedras por árboles
Se conoce como bosque de piedra a un fenómeno poco común presente en algunas áreas kársticas como el geoparque chino de Shilin o el Parque Nacional malayo de Gunung Mulu. Un bosque de piedra se forma a partir de un área de caliza apoyado en una base menos porosa. La capa de caliza presenta muchas pequeñas grietas y, dado el clima tropical donde se localizan estos bosques de piedra, el agua va erosionando y ensanchando la grieta. El aspecto final es tan gráfico como indica su nombre: un bosque en el que en vez de árboles tenemos estrechos y estilizados pináculos de piedra caliza cortante de hasta cien metros de altura, apoyados además en un suelo lleno de vegetación. El más espectacular de todos, prototipo visual de los demás, se localiza en la parte oeste de Madagascar, en el conocido como tsingy de Bemaraha. Además del indudable atractivo estético de un paisaje casi surrealista, el tsingy de Bemaraha contiene valiosas poblaciones de aves y primates estrepsirrinos, los famosos lémures.
La costa oeste de Madagascar cuenta con varios tsingis, tal y como se les conoce en idioma malgache a las llanuras kársticas fuertemente erosionadas. Geológicamente se conocen como badlands, tierras malas, mientras que los malgaches se refieren a estas superficies como los lugares por los que no se puede caminar descalzo. En los bosques de piedra, además, hay que tener cuidado con las aristas de los pináculos, afiladas como cuchillas. Los tsingis son terrenos baldíos con distintos procesos erosivos, tanto verticales como horizontales. El resultado final son bosques de piedra, pero también cuevas y otros paisajes más erosionados. La parte más protegida cuenta con más de 1.500 kilómetros cuadrados localizados a unos 60-80 kilómetros de la costa oeste malgache. Es la conocida como llanura de Bemaraha, que arranca en la pared norte de la escénica garganta del río Manambolo. Este río ha erosionado más profundamente la capa de caliza, de forma que deja ver perfectamente los estratos geológicos. Justo aquí es donde comienza la zona de tsingy más impenetrable por la mezcla de pináculos y vegetación tropical.
No todo es tsingy en esta región. El río Soahany surge de este y va serpenteando hasta dejar sus aguas en el Índico. Cruza una franja de terreno casi totalmente virgen en la que se mezclan lagos, manglares y bosques nativos. En general, esta zona es mucho más seca que los propios tsingis, como casi toda la parte oeste de Madagascar, una gran sabana. Es una región también más llana, con ocasionales lomas redondeadas. Toda la zona de Bemaraha empezó a ser protegida sobre 1927. Así como el profundo tsingy se protege solo por su propia inaccesibilidad, el terreno más abierto cuenta con amenazas más claras. Los incendios son una, pero el principal problema es la reducción de hábitat salvaje en favor de la agricultura y ganadería. Bemaraha tiene problemas de gestión en la conservación, aunque desde el nombramiento en 1997 de Parque Nacional la situación ha mejorado. Se distinguen dos zonas de protección, siendo la del norte muy estricta.
Si Madagascar es una isla considerada un continente en sí misma por su endemismo, la inusual geomorfología de los tsingis los hace más especiales aún. Principalmente porque la verticalidad y altura de los tsingis produce dos ecosistemas muy diferenciados, algo parecido a los tepuyes de Canaima. La fauna está extraordinariamente adaptada a tan extraño paisaje: el pequeño camaleón de hoja de Antsingy solo vive aquí y hay otros animales endémicos como el ave rascón kioloide, azor malgache, ratón malgache, etc. Es muy probable que en el interior de los tsingis convivan los seis primates estrepsirrinos más amenazados: cinco lémures y el extraño aye-aye, único en su género. Los malgaches protegen por tradición estos primates de controvertida clasificación taxonómica, pero la reducción de hábitat les está dañando.
Bemaraha es una zona muy famosa de Madagascar, aunque su visita no es precisamente sencilla por la falta de transporte e infraestructuras. Mucha gente llega desde Morondava. Es un viaje de 150 kilómetros que atraviesa la famosa avenida de los baobabs, pero se tarda bastante y conviene hacer noche en Bekopaka, justo a la entrada del tsingy. También se puede llegar por aire a través de Antsalova. En el interior del tsingy hay pistas para 4×4 y luego hay que andar bastante. A veces se combina con escalada para subir a la parte superior, pero en todo caso hay que tener poco vértigo para visitar Bemaraha. También se pueden hacer recorridos en canoa por los ríos Manambolo y Tsiribihima. Solo se puede visitar el Parque Nacional, pues la reserva estricta está reservada a científicos. Hay otros tsingis en Madagascar, como el de Namoroka. De diciembre a marzo es la temporada lluviosa en este país, por lo que conviene venir más adelante.
Fotos: Ralph Kränzlein / Tee La Rosa
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