Datiles ibéricos
Las arecáceas, más conocidas como palmeras, conforman una de las familias botánicas más famosas. Existen unas 2.600 especies diferentes, aunque todas ellas comparten ciertos rasgos: presentes siempre en climas tropicales o cálidos, están formadas por un largo tallo del cual salen, sin ramas, grandes hojas. Sinónimo de paraíso vacacional para muchos, en sus hábitats originales las palmeras han sido cultivadas desde hace milenios por sus productos. De distintas especies se extrae de todo: aceite, madera, hojas, savia, resina, tallo y por supuesto frutos. Entre estos hay dos famosos: coco y dátil. La palmera datilera es muy característica de los climas áridos del norte de África y Oriente Medio, de donde presumiblemente proviene. Entre los diez productores mundiales de dátiles no hay ninguno que no sea musulmán. Precisamente por el pasado musulmán de España, no es de extrañar que el dátil se haya conservado en su dieta. En el sureste del país se encuentra el Palmeral de Elche. No es el más grande, pero sí el más histórico.
Panorámica del Palmeral de Elche
El sur de España es uno de los escasos lugares, fuera del mundo musulmán, en los que se cultiva el dátil. En parte es por tradición, pero el clima es fundamental y aquí acompaña. Actualmente, el Palmeral de Elche produce menos de cien toneladas anuales para consumo humano, pero sus 80.000 palmeras son testigo de la difusión más septentrional que tuvo este árbol. Pese a todo, el origen del Palmeral no es musulmán, sino muy anterior. Seguramente fueran los cartagineses los que en el siglo V a.C. trajeron este cultivo desde Levante. Esta civilización ocupó la presente ciudad de Helike, fundada por los griegos. De esta primera época de Elche data una de las joyas arqueológicas de los íberos, la Dama de Elche, de clara influencia helenística. Tras pasar por el dominio romano y luego godo, la ciudad cayó en manos de Al-Andalus. Es entonces cuando se desplaza a su localización actual en Vila Murada. Fue recuperada por los cristianos en el siglo XIII, cuando quedó bajo dominio de Castilla.
La época musulmana no fue muy grata para Elche, pero convirtieron el Palmeral en todo un oasis. De su época, concretamente del siglo X, es el sistema de irrigación que sigue funcionando extrayendo agua del río de la ciudad, el Vinalopó. Los musulmanes son los responsables principales del paisaje cultural que es el Palmeral, con parcelas con partes terraceadas para otros cultivos como las granadas. Los cristianos no introdujeron grandes innovaciones, aunque en el siglo XVII represaron parcialmente el Vinalopó. En este siglo de crisis es cuando se empiezan a cortar algunas palmeras. Esta fase de contracción del Palmeral se agrava con la primera industrialización y la llegada del ferrocarril en el siglo XIX. A comienzos del siglo XX se empezó a valorar y las instituciones públicas compraron varias parcelas. Esto salvó los árboles, aunque las construcciones de muchas parcelas quedaron abandonadas. Actualmente, la mayor amenaza la supone la invasión del picudo rojo, un escarabajo exótico difícil de controlar.
Huerto del Cura del Palmeral de Elche
El Palmeral no es un parque público: su función original era extractiva y enteramente privada. Como tal, se divide en parcelas o huertos agrícolas, rectilíneos en su mayor parte, aunque bajo un plano general irregular. Cada huerto se protegía con cascabots, vallas de palma seca actualmente poco habituales, o con muros de dos metros de altura. En cada huerto estaba la casa particular del dueño y sus palmeras, alineadas en fila de una o dos siguiendo los canales de irrigación. El descenso del rol agrícola del Palmeral ha ido transformado el paisaje y sentido del mismo. Ahora mismo, buena parte es pública. Los ejemplares más espléndidos cuentan con 300 años de edad y treinta metros de altura. Entre todas destaca la Palmera Imperial, formada por ocho tallos. Es la estrella del Huerto el Cura, el más relevante de todos. Juan Orts Román, antiguo dueño, lo decoró con sus propias estatuas.
Sin ser capital de provincia, Elche cuenta con unos 225.000 habitantes. A solo diez kilómetros tiene, compartido con Alicante, uno de los aeropuertos más activos de España. El Palmeral es muy sencillo de visitar, pues existe un sendero marcado de unos dos kilómetros y medio de longitud. Comienza en el huerto San Plácido, donde se encuentra el Museo del Palmeral. En el centro de Elche destacan la Basílica de Santa María y la torre musulmana de Calachorra. Las hojas de palma son la materia prima de los artesanos de la palma blanca, protagonista del Domingo de Ramos más famoso de España. De hecho, unos días antes se celebra el mercado de la palma. Aún así, la fiesta principal de la localidad es el Misterio de Elche, obra patrimonio inmaterial que se interpreta en agosto. En Elche, una forma típica de comer el dátil es envuelto en panceta.
Fotos: Diego Delso / Diego Delso
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