Una nueva sensibilidad
Según el IUCN, aunque hay gran disparidad entre estados, más de un 15% de la superficie terrestre está protegida con el objetivo de conservar sus valores naturales. Esta sensibilidad hacia el medio ambiente nació justo en una fase de la historia de la humanidad en la que empezamos a consumir recursos por encima de la capacidad del planeta. Industrialización y crecimiento poblacional eran la norma cuando en 1872 se nombró el primero, según el consenso, de los más de 6.000 Parques Nacionales que existen hoy: el carismático Yellowstone. Ocupando una buena porción de las Montañas Rocosas, su enorme extensión, que le coloca como segundo en los EEUU fuera de Alaska, le permite alojar una desbordante megafauna de gran valor. Además, a esto se une un pasado que sigue presente: los 180 kilómetros de perímetro de su lago central no son más que una enorme caldera de un supervolcán que erupcionó por última vez hace unos 640.000 años. Yellowstone sigue estando en una zona muy activa que proporciona al visitante géiseres, aguas termales y todo tipo de atractivos geológicos.
Yellowstone se extiende unos 100×87 kilómetros, estando casi en su totalidad en Wyoming. Estamos en un ecosistema de montaña subalpina que tiene su centro en el lago Yellowstone, sobre una meseta a unos 2.400 metros. Lo rodean distintas cadenas montañosas como Gallatin, Beartooth, Absaroka o Teton. No son excesivamente altas, siendo el techo del Parque los 3.466 metros de Eagle Peak. En Absaroka nace el río más relevante, el Yellowstone, que atraviesa su lago homónimo para formar las principales cataratas del Parque. Aquí arranca el primero de los dos cañones que forma. En él se pueden observar perfectamente los estratos de lava. Por todo el Parque se pueden ver este tipo de cicatrices de las tres violentísimas erupciones producidas en los últimos dos millones de años. La actividad más visible hoy son los más de mil géiseres. Yellowstone posee el más alto del mundo, Steamboat, aunque el más famoso es Old Faithful, pues se activa cada dos horas como mucho. Compite en fama con la Gran Fuente Prismática, tercer lago termal en extensión del mundo. Sus característicos colores tienen origen biológico.
La temprana protección del Parque, su extensión y el complemento de otras zonas como Grand Teton hacen de Yellowstone un punto de biodiversidad único en el desarrollado hemisferio norte templado. Con la reintroducción de los lobos en los 90 se puede afirmar que toda la fauna precolonial está presente. Buena parte del Parque está cubierto de bosques de coníferas en los que el pino contorta domina poderosamente entre las 1.700 especies de plantas. En fauna destacan los sesenta mamíferos. Es difícil nombrar la especie más carismática, pero probablemente estaría entre el bisonte americano y el oso grizzly. Los primeros tienen aquí su principal santuario con varios miles de ejemplares. Los segundos, amenazados en otros lugares, cuentan con varios cientos de individuos. Comparten espacio con otros depredadores como osos negros, linces canadienses, coyotes, pumas, lobos, etc. 30.000 alces hacen de esta especie el herbívoro más extendido.
Yellowstone fue habitado por indígenas durante 11.000 años, como atestiguan los más de mil sitios arqueológicos identificados. La obsidiana local era el principal objetivo. Los primeros contactos con colonos fueron creciendo durante el siglo XIX. La primera expedición como tal fue la de Cook-Folsom-Peterson en 1869. Fue continuada por otra de Ferdinand Hayden, que se convirtió en el más entusiasta defensor del nombramiento como Parque de 1872. Siendo el primero, el contexto no fue el mejor: nadie entendía que no se pudiera cazar o talar y los indígenas entendían aún menos que no pudieran vivir en sus tierras. La oposición fue fuerte y la caza furtiva la norma hasta que en 1886 el ejército tomó el control. Cuando en 1916 se creó el servicio de Parques Nacionales, la legislación y gestión de Yellowstone fueron el punto de partida.
Además de los incendios y especies exóticas, el turismo se ha convertido con el tiempo en la principal amenaza. Desde los años 60, más de dos millones de personas visitan anualmente el Parque, concentrándose sobremanera en los meses de verano. Es entonces cuando más actividad tiene el pequeño aeropuerto de West Yellowstone y cuando es aconsejable reservar con antelación alojamiento. Hay cinco entradas, nueve centros de visitantes y unos 500 kilómetros de carreteras. Se puede perfectamente planificar una semana de visita y es muy aconsejable buscar zonas menos concurridas que las más típicas. No hay transporte público, por lo que si no conducimos tendremos que contratar un tour. Estos son obligatorios si venimos en invierno, cuando el personal regula el acceso en temporada baja. Hay 1.800 kilómetros de pistas de senderismo disponibles para todo los niveles. Las actividades acuáticas fuera del lago central están prohibidas. También lo está, por nuestra seguridad, acercarse a los osos, aunque hace años darles de comer era una atracción.
Fotos: Bernd Thaller / Mattia Panciroli
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