El santo sin agua
Los primeros emperadores mogoles pasaron complicados tiempos enredados en guerras y conspiraciones. El tercero, Akbar, estabilizó el imperio a pesar de tener varios frentes que supo gestionar con sus nueve joyas, sus ministros. Akbar era además bastante supersticioso y recurrió a santos sufíes para tener fortuna. Salim Chishti fue el más importante. Acudió a él para pedirle tener descendencia masculina. Así sucedió y Akbar relacionó los hechos colmando a Chishti y su descendencia de todos los bienes posibles. Una hija, por ejemplo, se convirtió en la madre adoptiva de su heredero Jahangir. Akbar fue más allá y decidió construir toda una nueva capital alrededor del campamento del santo, asentado en Sikri. Durante quince años diseñó y levantó la victoriosa Fatehpur Sikri, donde trasladó su corte en 1571. Lamentablemente, la capital se diseñó sin tener en cuenta la falta de agua, por lo que el arroyo que la servía se agotó y en 1585 la ciudad se abandonó. Akbar aprovechó para mudarse a Lahore, en Pakistán, y huir así de los cercanos rajputs. Este fallo de cálculo ha permitido que Fatehpur Sikri se haya conservado casi intacta.
A mediados del siglo XVI, los mogoles tenían un problema llamado Rajastán, una zona de poder fragmentado donde los rajputs se defendían en sus inexpugnables fortalezas. Cada victoria contra ellos era celebrada por todo lo alto. Cuando Akbar derrotó a Chittor y Ranthambore decidió construir Fatehpur Sikri. Poco antes del abandono de la ciudad, esta fue visitada por el viajero inglés Ralph Fitch, quien se quedó sorprendido por su tamaño y magnificencia. Sin embargo, la escasez de agua apremiaba. Akbar no volvió a su ciudad salvo una visita pocos años antes de morir, cuando la capital estaba en la cercana Agra. Sikri quedó así huérfana de figuras reales excepto durante un corto periodo del siglo XVIII. Al caer el imperio mogol fue ocupada por marathas, dirigentes de alta casta, hasta la llegada de los británicos. Estos usaron la zona real como barracones militares. A comienzos del siglo XX arrancaron las labores de restauración. Décadas antes, los locales habían trasladado la ciudad al suroeste.
Fatehpur Sikri está sobre una zona rocosa casi deshabitada en origen, por lo que la ciudad representa el diseño urbano mogol, muy inspirado en el urbanismo persa, aunque influido por los campamentos centroasiáticos. Luego se copiaría en el barrio viejo de Delhi, Shahjahanabad. Akbar participó muy activamente en su diseño conjuntando sus propias influencias. El material dominante es la arenisca roja extraída de canteras cercanas. El estilo, muy consistente por el reducido tiempo de construcción y ocupación, mezcla influencias centroasiáticas e indias. La ciudad está delimitada por el lago que se fue secando y una muralla de seis kilómetros que sirve más para delimitar que proteger. En el centro está el complejo real, de tres kilómetros de largo por uno de ancho, en el que se desperdigan pabellones y palacetes. Al oeste está la zona de la mezquita, cuya entrada más destacada es Buland Darwaza. Estamos ante la puerta monumental más grande del mundo con cuarenta metros de altura acentuados por la escalinata de acceso. Está decorada con detalles de mármol, arcos, nichos, quioskos chhatris e inscripciones.
Da acceso a la mezquita de la congregación o Jama Masjid, una inmensa mezquita capaz de albergar hasta 10.000 personas, entre las más grandes de la India. Está construida en estilo mogol, pero tiene detalles como la fila de chhatris que rodea el patio. En el interior, tres mihrabs apuntan a La Meca, el más grande bajo una enorme cúpula. En el centro del patio está la tumba del sufí Salim Chishti. Es un sencillo pabellón de madera con nácar. El exterior tiene celosías y decoraciones al estilo gujarat. En el complejo real hay edificios destacables como el hall de las audiencias públicas, el de las privadas y el pabellón Ibadat Khana, donde Akbar sentó las bases de su religión. Un elemento muy original es el palacete Panch Mahal, diseñado en cinco pisos y decenas de pilares. Estaba pensado para los días de mayor calor y era el lugar de relax de Akbar, pues está al lado del harén.
Fatehpur Sikri está a apenas una hora de Agra, sede del Taj Mahal, así que casi todos los turistas estarán cerca en su recorrido y es ideal como visita de un día. Se puede ir en autobús, taxi o concertar un tour desde Agra que incluya guía. Nos evitaremos así la multitud de guías oficiosos que nos acosarán al llegar a la ciudad y que nos llegarán a irritar. Fatehpur Sikri está dividido en dos: en el complejo real, de pago, podremos visitar los pabellones y visitar el pequeño museo arqueológico. Es una zona mucho más tranquila que la de la mezquita, pública y cargada del habitual caos indio. De noviembre a marzo la temperatura aquí es tolerable.
Fotos: sandeepachetan.com travel photography / FLASHPACKER TRAVELGUIDE
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