Colonia misionera
San Francisco Javier fue conocido como el apóstol de las Indias. Teniendo en cuenta que fue estrecho colaborador de San Ignacio de Loyola a la hora de crear la influyente Compañía de Jesús, que se destaque su labor misionera da idea de lo fundamental que fue. Nacido a comienzos del siglo XVI en Navarra, España, en 1540 respondió a la llamada del rey portugués Juan III, que solicitó misioneros para sus colonias. Así inició su viaje, que en poco más de diez años le llevó a Mozambique, India, Sri Lanka, Indonesia, Malasia, Japón y China, donde murió en 1552. Sus restos fueron llevados a la ciudad de Goa, su primera misión para controlar a los colonos portugueses e instruir a los indígenas. Sus restos descansan en la iglesia de Bom Jesus, la más relevante de la colección que se conserva en Vieja Goa. San Francisco Javier y Goa son un símbolo de la labor misionera del catolicismo, aunque inevitablemente lo son también de otros asuntos menos loados como la Inquisición. Goa, además, fue capital de la India Portuguesa.
Goa es un estado indio encajado entre la costa y los Ghats Occidentales. Es el menos extenso del país, pero también el más rico. Vasco da Gama llegó a finales del siglo XV iniciando las relaciones comerciales. La colonia se estableció poco después, en 1505, pese a las reticencias locales y la oposición de mercantes musulmanes. Cinco años después, Afonso de Albuquerque estableció la capital en Goa, fundada décadas antes por el sultanato de Bijapur como enclave comercial en la desembocadura del río Mandovi. Goa fue base para la expansión por Asia y gobernó todas sus colonias, aunque fue limitando su poder a la costa malabar del subcontinente indio. Pese al dominio británico posterior, Goa se mantuvo en manos portuguesas hasta 1961. India intentó negociar la anexión de las escasas posesiones portuguesas, pero ante la negativa lanzó la operación Vijay. En las primeras hostilidades Portugal se rindió y Goa cambió de manos. La iglesia católica tardó en reaccionar, pero repuso el arzobispado.
Hoy, tras el declive portugués del siglo XIX y el fin de la colonia, solo uno de cada cuatro habitantes de Goa es católico. Aun así, la catedral de Vieja Goa sigue siendo sede del arzobispado y el simbólico patriarcado del este. Políticamente hace tiempo que Panjim sustituyó a Vieja Goa como capital de facto. Fue en 1759 tras una serie de epidemias que diezmaron su población: de unas 200.000 personas a poco más de mil. Tampoco ayudaban el puerto, más fluvial que marítimo, y la competencia holandesa. Vieja Goa fue así perdiendo relevancia a todos los niveles, pero sus iglesias la sobrevivieron. Eso sí, ninguna construcción nueva se añadió a la colección de iglesias y conventos de los siglos XVI y XVII. Dada la época, los estilos dominantes mezclan el manierismo, barroco y manuelino. En el interior se añaden detalles decorativos indígenas.
No sobrevive en Vieja Goa nada de su breve periodo hindú y lo que abundan son estas iglesias. No todas están en buen estado, aunque las ruinas de la torre de la iglesia de San Agustín son una de sus imágenes más impactantes. Entre las que gozan de buena salud están la temprana iglesia del Rosario y la capilla de Santa Catalina. La de San Francisco de Asís fue renovada en el XVII, aunque conserva elementos manuelinos anteriores. La catedral tiene esencialmente este estilo tan portugués, pero fue muy ampliada en el XVII para dar cobijo a la amplia congregación. Su única torre, pues la otra colapsó, alberga una valiosa campana y en el interior destaca el altar. La más simbólica y admirada de las iglesias es Bom Jesus, pues en una de sus dos capillas se encuentra la urna de plata, obra de artistas locales, con los restos de Francisco Javier. El exterior de la iglesia tiene una apreciable fachada manierista de Domingos Fernandes con tres portales y tres pisos.
Goa es un estado que atrae moderadas cantidades de turismo, sobre todo por playas como Ashwem y sus actividades acuáticas. Tiene un aeropuerto bien conectado con el resto del país, Dabolim. Desde ahí a Vieja Goa podemos conseguir transporte privado o llegar en autobús desde la capital Panjim. Podemos dedicar un día a pasear por Vieja Goa para ver sus iglesias y algún museo como el arqueológico, pero es mejor alojarse en otro sitio. Otros puntos de interés son la ciudad de Margão, con un aire muy portugués, o la fortificación portuguesa de Fuerte Aguada. La cocina de Goa, con mucho pescado y marisco, conserva influencias portuguesas. De hecho, por esta región se introdujeron al resto del país ingredientes como el chile. El curry vindaloo, por ejemplo, tiene carne marinada en ajo y vino. De noviembre a febrero tendremos menos lluvias.
Fotos: Rajesh Pamnani / Abhiomkar
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