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Centro histórico de San Gimignano

Centro histórico de San Gimignano

Toscana (Italia)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 6 05, 2020
  • Category:

Competición de altura


En la Edad Media, el conflicto era la norma y cualquier ciudad que se preciara disponía de murallas. Esto acotaba la zona segura al espacio intramuros, lo que en caso de crecimiento poblacional significaba una inevitable constricción del espacio habitable. La solución era construir verticalmente, en ocasiones hasta el punto de que cada piso de una vivienda tenía espacio para una sola habitación. La lógica dicta que, cuanto más alta sea tu vivienda, más rico y poderoso eres. Cuando muchos compiten, el skyline de la ciudad medieval puede adquirir tintes dramáticos. Esto fue lo que ocurrió en varias ciudades italianas. El tiempo ha hecho que muchas de estas torres caigan, pero destacan dos ciudades: Bolonia y San Gimignano. En la primera sobreviven solo dos de las cien que hubo, pero Asinelli ostenta el récord de altura rozando los cien metros. San Gimignano, mucho menos extensa, contó con 72 torres, de las que milagrosamente sobreviven catorce. El skyline contrasta además por los campos de cultivo que rodean la ciudad delle belle torri.

Panorámica de San Gimignano

San Gimignano, asentada en una colina, nació como asentamiento etrusco, aunque es en tiempos romanos cuando se levanta un primer castillo. El nombre actual procede del siglo V, cuando el obispo de Módena Geminianus salvó este castillo del azote huno y se levantó una iglesia en su honor. Las cosas mejoraron cuando la Vía Francígena, ruta de peregrinaje entre Francia y Roma, empezó a pasar por aquí. Entre este tráfico comercial y la agricultura, especializada en azafrán y vino, la ciudad despegó. En el siglo XIII, independizada de la cercana Volterra, llegó el cénit. Las disputas entre poderosas familias como los Ardinghelli y Salvucci, versión local de las guerras entre güelfos y gibelinos, se agravaron, pero la tensión se desplazó a la erección de torres. La competición finalizó en 1255, cuando el podestá o gobernador local legisló que su torre tenía que ser la más alta en la ciudad. La prohibición se renovó al construirse el Palazzo Comunale y su Torre Grossa, ligeramente más alta. El cénit de San Gimignano llegó hasta 1348, cuando la peste la asoló. Se puso al servicio de la poderosa Florencia y permaneció como ciudad granero de la reina del Renacimiento.

Poco ha cambiado la vida desde entonces, salvo la reducción del número de torres. Con familias más modestas, muchas se rebajaron por falta de necesidad y su costoso mantenimiento. Aun así, catorce siguen sobresaliendo entre los campos de cultivo. A falta de industria y desarrollo, San Gimignano conserva sus más de dos kilómetros de muralla del siglo XIII. Están apuntaladas por cinco bastiones y atravesadas por ocho puertas entre las que destacan San Giovanni, San Matteo y San Jacopo. La primera abre a la calle homónima, por la que discurría la Vía Francígena. Es la más alargada de un desordenado plan urbano lleno de callejuelas. Este entramado confluye en varias plazas acumuladas en el centro, a pocos metros unas de otras. Destacan las del Duomo y la Cisterna, conectadas con una logia abierta. La Cisterna tiene plano triangular y un pozo en el centro que le da nombre. En su día fue la fuente de agua de San Gimignano. La del Duomo, de plano anárquico, contiene los principales edificios públicos.

Vista de San Gimignano desde lo alto de una torre

Según la ley, los 54 metros de la Torre Grossa del Palazzo Comunale nunca fueron superados. Cerca está la más antigua, la Torre Rognosa o Podestá, donde vivía el gobernador. Como la prohibición original se fijó con la altura de la Rognosa, unos 52 metros, muchas otras rondan esta altura sin superarla, aunque también otras se han rebajado con el tiempo. Las torres pertenecen a mansiones románicas o góticas que sobrevivieron. Además de la altura, en San Gimignano destacan los frescos renacentistas de un edificio religioso, la Colegiata, y otro civil, el Palazzo Comunale. Durante los siglos XIV y XV se juntaron aquí artistas como Memmo di Filipuccio, Taddeo di Bartolo, Benozzo Gozzoli y especialmente Domenico Ghirlandaio, que dejó el ciclo de Santa Fina y la Anunciación.

San Gimignano tiene apenas 7.000 habitantes y es una excursión de día ideal desde Florencia o Siena. Incluso se puede hacer en transporte público, aunque cambiando de autobús en Poggibonsi. Si vamos en coche solo hay que tener en cuenta que el aparcamiento es fuera de la ciudad y escasea. Podemos empezar la visita con SanGimignano1300, donde veremos una maqueta de época con todas las torres. Entre las supervivientes hay algunas visitables que permiten su ascenso, como Torre Grossa. Si queremos perspectiva para captar el skyline podemos subir a Rocca di Montestaffoli o simplemente alejarnos por alguna antigua carretera de entrada, como Vía Vecchia. Los frescos de la Colegiata los podemos ver, previo pago de entrada. No se puede ir uno de San Gimignano sin probar sus helados y su vino.

Fotos: Antonio Cinotti / Makalu

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