Desalojo eólico
Aunque la energía eólica está en auge gracias al tirón de las renovables, lo cierto es que la humanidad lleva utilizando el viento como fuente de energía desde hace siglos. No hay más que pensar en un barco de vela. Los molinos tienen menos edad, aunque el primer diseño del griego Herón de Alejandría tiene unos 2.000 años. Se expandieron unos siglos después cambiando su plano de giro de horizontal a vertical para popularizarse en el Medievo europeo. Dos eran las funciones principales: moler grano y mover agua. Esta segunda resultó clave en Países Bajos, donde triunfaron unos molinos con un diseño denominado bonnet o smock, ideales para drenar agua por su ligereza y adaptabilidad al inestable sustrato de los pantanos holandeses. A lo largo del siglo XIX, nuevas fuentes de energía como el vapor fueron sustituyendo los molinos. Las necesarias labores de drenaje en Países Bajos pasaron a ser tarea de estaciones como Woudagemaal, pero no todos los molinos desaparecieron. De los 10.000 que hubo se conservan unos mil, estando en Kinderdijk la mayor concentración.
Buena parte de Países Bajos yace bajo el nivel del mar. Como además estamos en una zona lluviosa, la tendencia es que se creen balsas de agua permanentes o estacionales. Con el crecimiento de la población y las necesidades agropastorales, en la Edad Media empezaron a reclamarse territorios. Uno de ellos fue el pólder de Alblasserwaard, en la confluencia de los ríos Lek, Noord y Merwede. Se finalizó en el siglo XIV con la creación de Nederwaard y Overwaard, que canalizaron toda el agua. El problema de muchos pólderes, que no es más que terreno drenado, es que a pesar de la construcción de diques y canales son proclives a las inundaciones periódicas, más según el limo va elevando el nivel de los ríos. Es aquí donde entran en escena los molinos bonnet, que además de amoldarse al pólder tienen otra cualidad idónea. En una zona totalmente llana con viento habitual, pero de dirección variable, la parte superior se puede orientar girando sobre la base para aprovechar todo el potencial.
Los molinos de Kinderdijk se instalaron en el siglo XVIII en el noroeste del pólder para canalizar agua hacia el mar. El proyecto parte involuntariamente de una decisión tomada en 1612 para modificar el drenaje de Alblasserwaard y llevar agua a su sección oeste vía Nederwaard. Aunque se elevaron los diques, no fue suficiente frente a las crecidas de 1726. Los molinos, instalados en 1740, tenían la misión de elevar el agua de los embalses a menor nivel a los de más nivel. Pese a todo, el alto nivel de los ríos que rodean el pólder siguió haciendo la empresa muy complicada. La solución solo llegó en 1868 con la instalación de dos estaciones de bombeo a vapor, Wisbom y Van Haaften, que cambiaron luego a diésel y electricidad. Aún con el poder de las estaciones, el pólder Alblasserwaard sigue sufriendo inundaciones ocasionalmente. En cuanto a los molinos, salvo una breve actuación en época de escasez en la II Guerra Mundial, quedaron en desuso, aunque se conservaron.
Los canales paralelos Nederwaard y Overwaard, con sus respectivas zonas de embalsamiento, vertebran Kinderdijk. Finalizan en las esclusas de Elshout, reconstruidas en los años 80. La construcción más antigua aquí es el edificio en ladrillo rojo de la asamblea de aguas, del siglo XVI, aunque se modificó en el siglo XX tras la elevación del dique. No obstante, lo más visual son los molinos, todos operativos y equipados por dentro. En todo Alblasserwaard hay 28, pero en Kinderdijk sobreviven 19 en muy poco espacio. Hay ocho en cada canal, más otros tres aparte. Menos uno, todos son modelos bonnet, con la parte superior girando, aunque los de Nederwaard son de ladrillo y los de Overwaard octogonales y en madera. Son denominados también marineros de suelo, pues las enormes aspas de 28 metros apenas quedan a treinta centímetros del suelo en su giro. El único molino diferente es el De Blokker, con una parte superior mucho más grande.
La ciudad más cercana a Kinderdijk es Róterdam, aunque como muchas partes de Países Bajos está suficientemente cerca de todo como para una excursión de un día. Desde Róterdam se puede llegar tanto en autobús como en barco-bus. Los canales tienen un paseo preparado tanto para andar como para ir en bicicleta, con alquiler disponible en verano. Hay una ruta famosa que parte de Kinderdijk y va hasta Schoonhoven y Nieuwpoort, dos bonitos pueblos. Pagando podemos dar un paseo en barco por los canales y visitar dos lugares: uno de los molinos, Museummolen, que está acondicionado como museo y la estación de bombeo Wisbom, todo un centro de visitantes. Nuevamente en verano los horarios son mucho más amplios. Si estamos en Ámsterdam y no disponemos de tiempo para Kinderdijk siempre podemos visitar la zona de molinos de Zaanse Schans.
Fotos: Ellen26 / Pictures_With_Impact
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