Naturaleza pintada y en rima
La relación de la sociedad con la naturaleza siempre ha sido compleja. Por un lado, esta nos ha provisto las materias primas fundamentales para progresar e inevitablemente hemos terminado sobreexplotando grandes cantidades de recursos. Por otro, históricamente hemos admirado las imágenes más bellas que es capaz de generar la naturaleza por sí sola, sin intervención humana. Esta relación ambivalente se hace más tensa aún en lugares como China. El gigante asiático está acumulando graves problemas ecológicos al entregarse al crecimiento económico. Sin embargo, la espiritualidad china ha acercado a este país a la naturaleza de una forma especial desde hace siglos. En China hay sitios naturales que han inspirado especialmente a poetas, pintores, fotógrafos y en general toda clase de artistas. De todos ellos, los montes Huangshan ocupan un lugar especial.
Los montes Huangshan se encuentran en la región de Anhui. En un país tan grande, podemos tomar Shangai como referencia. Se trata de una región no excesivamente alta, pues su techo es el pico Lotus con 1.834 metros. Fue formada en el Mesozoico, hace cien millones de años, y moldeada en el Cuaternario por distintos glaciares que dejaron su roca granítica horadada en formaciones extrañas, por momentos inverosímiles. Sobre esta atractiva base se expande una profusa vegetación bastante virgen en la que domina el pino Huangshan, capaz de crecer sobre la misma roca. En Huangshan hay pinos de una antigüedad tan elevada como el pino Ying Ke, al que se calculan 1.500 años. Además de pinos, la zona es rica en variedades de té gracias a sus distintos climas y altitudes. La fauna es también muy apreciable, con especies protegidas en su interior como la pantera nebulosa o la cigüeña oriental y otras carismáticas como el oso tibetano, los macacos rabones y rhesus o el pangolín chino.
Dicho todo esto, Huangshan es mucho más. No es solo un Parque Nacional debido a sus cualidades estrictamente naturales. Huangshan es especial por haber inspirado al arte chino durante siglos. Esta zona empezó a atraer la atención en el siglo VIII. Entonces se fijó por decreto imperial el nombre del Parque en honor a Huang Di, el legendario emperador chino y ancestro de la etnia mayoritaria Han. Un poeta chino clásico de aquel mismo siglo, Li Bai, nombró a Huangshan en sus poemas y arrancó el idilio entre naturaleza y arte. La belleza del Parque incluye habituales mares de nubes por inversión térmica, el fenómeno óptico denominado gloria o la luz de Buda, amaneceres y atardeceres espectaculares… aquí todo facilita la inspiración. Li Bai fue el primero de muchos: Huangshan está presente en una infinidad de poemas chinos y es motivo habitual del arte sumi-e de tinta negra sobre papel. Típico tanto de Japón como de China, en este país toma el nombre de shan shui. Hay muchos ejemplos que representan a Huangshan, especialmente del siglo XVI.
Huangshan fue nombrado Parque Nacional en 1935. Normalmente, un Parque es más bonito cuanta menos intervención humana ha sufrido. Como nada es normal en Huangshan, la intervención humana mejora aquí el fondo natural. A lo largo de toda la cordillera hay varios templos que se han ido construyendo desde que Huangashan empezó a ganar fama entre los intelectuales y artistas chinos. 64 fueron levantados por la dinastía Yuan entre los siglos XIII y XIV, aunque hoy sobreviven unos veinte. Un monje llamado Pumen, por su parte, abrió su centro de meditación Fahai y el templo Wonshu en el XVII. Además de estas estructuras y algunas inscripciones en la roca con siglos de antigüedad, lo más atractivo en cuanto a intervención humana son sin duda los innumerables escalones. Se estima que hay en todo el Parque unos 60.000 excavados directamente en la roca.
Huangshan es uno de los sitios más visitados de China, lo que rebaja por momentos su romanticismo. Sus quince millones de visitantes se reparten por las 140 secciones abiertas al turismo y 50 kilómetros de caminos, aunque los puntos principales reciben la mayor parte de este flujo y por tanto es mejor evitar los fines de semana. La entrada más habitual es por Tangkou en el sur, donde un servicio de shuttle deja a los turistas en un par de lugares donde iniciar caminatas o subir en teleférico a un punto escénico desde el que iniciar otras. Es muy típico también dormir en algún punto elevado para ver el amanecer o acercarse a alguno de los balnearios, como el del pico de la Nube Púrpura. A Tangkou se puede llegar en bus desde grandes ciudades como Shangai o Hangzhou, o bien acercarse en avión a Tunxi para reducir tiempo por carretera. Es aconsejable destinar un par de días por el tamaño del Parque y para ampliar las posibilidades de tener un día bueno, pues en Huangshan es habitual que llueva y/o haga niebla, sobre todo en verano.
Foto: David Almeida / Eric
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