Último descanso antes de llegar
Dos de las ciudades musulmanas que menos presentación requieren son Medina y La Meca. La segunda fue el lugar de nacimiento del profeta Mahoma y donde tuvo lugar su revelación del Corán. Por ello marca la dirección de rezo de los musulmanes y su peregrinaje constituye uno de los cinco mandamientos esenciales. Medina fue el destino tras la hégira de Mahoma y la primera ciudad que gobernó el incipiente imperio islámico. Se las considera los dos santos lugares y los saudíes, muy estrictos, prohíben la entrada a sus zonas religiosas a todo aquel que no profese su religión. Yeda, por su parte, está la considerada puerta de entrada a ambas ciudades. La mayor parte de los más de viente millones de peregrinos anuales llegan al aeropuerto o al puerto de Yeda. Esta ciudad se ha convertido en una moderna gran urbe de cinco millones de habitantes. Tiene el puerto más grande del mar Rojo y planifica cotas aún mayores. Pretende levantar el edificio más alto del mundo, ahora en construcción, que alcanzará un kilómetro de altura: Burj al Mamlakah.
Sin embargo, Yeda ha sido y será ante todo la puerta a la Meca. Su origen no es exactamente musulmán: un grupo de pescadores yemeníes se instaló en esta árida planicie que es la costa del mar Rojo hace unos 1.500 años. En el 647, Uthman Ibn Affan instauró el primer gobierno musulmán en Yeda y transformó la ciudad: de la pesca se pasó al comercio y ya por entonces arrancó su papel como puerta de entrada a La Meca. Pasaron los siglos y Yeda no hizo más que crecer en importancia. Cuando los musulmanes controlaban todo el comercio por el Índico llegó Vasco de Gama, que tras encontrar el paso por el sur de África se dispuso a controlar todos los puntos comerciales de su interés. Yeda perdió el control del Índico, pero al menos no fue conquistada: los mamelucos primero y los otomanos después construyeron una fuerte muralla con seis torres y un pequeño castillo militar.
Salvo un periodo de trece años saudíes a comienzos del XIX, la ciudad se mantuvo otomana hasta comienzos del siglo XX. Una revuelta árabe en medio de la I Guerra Mundial, encabezada por Hussein bin Ali, expulsó a los otomanos. Hussein creó el reino de Hejaz, región histórica que incluía La Meca y Medina. Este reino fue absorbido poco después por el sultanato de Nejd, creando el germen de la Arabia Saudí moderna. Solo las puertas de entrada sobrevivieron cuando las murallas fueron derribadas en 1947. Se dejaba así paso a la expansión urbanística al calor del petróleo. Yeda abandonó a su suerte a su barrio antiguo, Al-Balad, que fue poco a poco degradándose. Así hasta la década de los 70, cuando sus habitantes comenzaron los esfuerzos para preservar edificios históricos.
Existen más de mil de ellos en Al-Balad, mezclados aleatoriamente con edificios modernos y algunas de las calles comerciales más lujosas de Oriente Medio. Al-Balad es un barrio histórico que ha recuperado su papel como eje oeste-este desde el puerto y hacia La Meca. En su mezcla cosmopolita de edificios históricos, marcada por su pasado comercial de intercambio de culturas, destacan especialmente sus viviendas torre del siglo XIX. Estas viviendas, hechas con roca de coral por las élites comerciales, tienen instaladas unos ventanales cubiertos con madera en un estilo denominado roshan. Este estilo se adapta perfectamente a las durísimas condiciones climatológicas de Yeda, favoreciendo la ventilación y la iluminación. El estilo roshan estaba presente en otros lugares como Medina y La Meca, pero solo se ha conservado aquí. Además, estas casas son homogéneas en su diseño: comercio abajo, vivienda arriba y habitualmente alguna habitación destinada a los peregrinos en su camino hacia La Meca. Si se quiere ver alguna vivienda tipo, la de Beit Nassif es un buen ejemplo y tiene un museo en su interior.
La Yeda moderna es una ciudad volcada en la investigación científica, aunque su dotación hotelera es espectacular, tanto por su papel de entrada a La Meca como por ser un resort de vacaciones. Su paseo marítimo de treinta kilómetros ya da pista de ello. Se puede llegar a través de su aeropuerto, uno de los más grandes del mundo, por barco o por tierra desde la capital o incluso Jordania. Si no se es musulmán es muy recomendable evitar el Hajj, la peregrinación masiva anual. Por lo demás, cuanto más en invierno se vaya mejor: Yeda es una ciudad que nunca ha registrado una temperatura inferior a 10 grados.
Foto: we_like_it / Travel Aficionado
2 Comments
muchas graciasssssss
A ti por tu visita!