Navigation Menu
Ciudad del Vaticano

Ciudad del Vaticano

(Ciudad del Vaticano)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 22 03, 2021
  • Category:

Poder papal


El siglo IV fue el punto de inflexión en la historia del cristianismo gracias a dos emperadores romanos: Constantino legalizó su culto en el 313 y Teodosio la convirtió en religión oficial 67 años después. Dieron alas para construir iglesias y predicar la palabra del nuevo dios, tarea exitosa. Pese al decremento tras la Reforma, el catolicismo cuenta con 1.300 millones de fieles. Desde muy pronto, Vaticano fue una zona simbólica. Este terreno pantanoso de Roma, al otro lado del Tíber, había sido drenado a comienzos de nuestra era. Aquí se ajustició a varios cristianos como San Pedro acusados de provocar el incendio de Roma del año 64. Supuestamente se enterró al santo y sobre su tumba se levantó la primera iglesia en tiempos de Constantino. La segunda es la inmensa basílica renacentista que conocemos, que solo conservó el obelisco egipcio que había adornado antes el circo de Nerón. Tras un incierto periodo durante la reunificación italiana, tras los pactos de Letrán este minúsculo territorio se convirtió en el estado más particular del mundo.

Vista aérea de Ciudad del Vaticano

Durante la primera etapa legal, el Papa poseyó iglesias, pero no había necesidad de formar un estado. Entre los escombros del Imperio Romano se empezaron a gestar los Estados Papales. Eran tantas sus posesiones que cuando el imperio bizantino perdió efectividad en Italia solo se necesitó un Papa ambicioso como Gregorio II, que excomulgó al emperador y acordó territorios con los lombardos. Con la estrecha y turbulenta relación con el Sacro Imperio Germánico asentaron su denominado poder temporal. Vaticano no fue durante este tiempo la principal residencia del Papa, alojado usualmente en el palacio de Letrán. Había un palacio en Vaticano, pero se había descuidado. En 1447 se derruyó para dar paso al Palacio Apostólico. En el siglo XVI fue reformado para adecuarlo al estilo de San Pedro. La construcción de esta basílica comparte historia, pues la basílica constantina estaba dañada. Al regresar del traslado a Aviñón, el Papado decidió retomar el liderazgo artístico que ostentaba Florencia. 

Esta ambiciosa obra simboliza el momento del Papado. Con su estado asentado, complejas relaciones internacionales y poderosos ingresos por la venta de unas indulgencias que provocarían la Reforma, Julio II acometió la obra. En 1505 se derribó la basílica e inició un concurso que ganó Bramante. La basílica actual no es solo suya, pues el proyecto tuvo muchos padres como Rafael, Peruzzi, Sangallo, Miguel Ángel, Giacomo della Porta y Carlos Maderno. Miguel Ángel no solo contribuyó con la inmensa cúpula, sino con los frescos de la capilla del palacio, esto es, la Capilla Sixtina, sede de los cónclaves en los que se elige al líder del catolicismo. Este trabajo, muy anterior a su participación en la iglesia, revolucionó el arte pictórico como pocas obras. Pocas imágenes simbolizan el Renacimiento tanto como la icónica Creación de Adán. Con los edificios acabados, en el siglo XVII otro maestro, ahora barroco, diseñó la plaza: Bernini.

Capilla Sixtina en los palacios papales de Ciudad del Vaticano

Esta plaza de doble arco columnado y potente efecto visual da la bienvenida al visitante. El elemento más reciente comparte espacio con el más antiguo, el obelisco, tras el cual se vislumbra la fachada de Maderno, un tanto desequilibrada, y sus enormes estatuas. Al pasar el nártex nos quedan 220 metros de basílica, muchos más de los proyectados por Bramante. Debajo quedan las tumbas papales y a los lados se suceden obras de arte entre las que destaca la Piedad de Miguel Ángel. Suya es la fantástica cúpula de 42 metros de diámetro coronada por una linterna que la eleva hasta 137 metros. Fue desde el comienzo la obsesión de los Papas, que tenían en mente el Panteón de Agripa y el duomo de Florencia. Es más alta que ambas, pero ligeramente más estrecha. Bajo la cúpula está el altar adornado con la principal obra barroca, el baldaquino de Bernini. Los Museos Vaticanos fueron inaugurados en el siglo XVI. A la Capilla Sixtina y Estancias de Rafael les acompañan 70.000 obras de arte acumuladas durante siglos por el Papado.

Roma, concretamente la Via della Conciliazione, es la única manera de llegar al Vaticano, que no tiene ningún tipo de frontera física. Tras atravesar la plaza, donde veremos a la Guardia Suiza del Papa, la basílica no tiene coste, pero sí subir a la cúpula, muy recomendable. Parte es en ascensor, pero también hay escalones. Más complicados son los jardines, que exigen reserva previa, y los Museos Vaticanos, cuya afluencia es por momentos agobiante. Es recomendable al menos llevar las entradas reservadas. La economía del Vaticano se fundamenta en los generosos ingresos turísticos, tanto de estas entradas como tours organizados y los famosos sellos. Anualmente son millones los que visitan o peregrinan aquí. Si queremos ver al Papa, aparte de citas puntuales o audiencias, hay momentos más o menos fijos: el saludo al atardecer del domingo y la bendición de los miércoles.

Fotos: lafiguradelpadre Congreso / Rodney Campbell

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.