Oasis rocoso
En el Sáhara se conoce como gueltas a pequeños cuerpos de agua formados en valles o cañones de un macizo rocoso. Su tamaño y estabilidad en un contexto árido depende de las condiciones locales, siendo algunas capaces de sobrevivir todo el año. Ecológicamente, las gueltas tienen un papel similar al del oasis. Al ser la única fuente de agua en kilómetros a la redonda, a su alrededor sobrevive una parca flora y a sus orillas acude fauna. La guelta más famosa es Archei, en el macizo chadiano de Ennedi, uno de los más relevantes y bellos de todo el gran Sáhara. Hace un tiempo estaba unido con otras fuentes de agua a este y oeste por la que llegaron grupos de cocodrilos que luego, al secarse las conexiones, quedaron aislados. Sobrevive un pequeño grupo de unos diez individuos de incierto futuro. El agua de Ennedi no solo ha atraído a distintas poblaciones de animales, sino también humanas. En los últimos tiempos son las caravanas del desierto las que atraviesan sus gargantas. En el pasado, con un clima más benigno, hubo poblaciones estables que dejaron su seña con miles de pinturas y petroglifos de hasta 7.000 años.
El macizo de arenisca de Ennedi se extiende unos 60.000 kilómetros cuadrados en el noreste de Chad y está rodeado de inmensas dunas sobre una base granítica. No es especialmente alto, con techo en 1.450 metros en el pico Basso sobre una llanura a 600. Aunque los lagos de Unianga no están lejos, los alrededores son puro desierto, mientras que el macizo goza de un clima semiárido pese a las reducidas lluvias. Las condiciones y materiales han erosionado Ennedi durante milenios esculpiendo paisajes de caprichosas formas como arcos naturales, entre los que destaca Aloba, segundo más alto del mundo, pilares y precipicios. Lo más común son los cañones que van dividendo Ennedi en pasillos donde surgen gueltas como Archei, Bachikélé, Maya y Koboué. Son el corazón de Ennedi y dan cobijo a una de las floras y faunas más variadas y ricas del Sáhara con 500 especies. Muchas tienen una historia similar a la del cocodrilo. Siendo de origen subtropical, se quedaron aisladas al desconectarse Ennedi.
La foto actual de Ennedi ha variado dramáticamente en los últimos milenios. Hasta hace unos 5.000 años, el clima era ostensiblemente más húmedo, la vida más abundante y la presencia humana estable. Esta está atestiguada por registros arqueológicos y paleobotánicos desde hace 12.000 años. Con la reducción de humedad nacieron las gueltas, que pasaron a concentrar la actividad humana. Las investigaciones científicas se iniciaron en Ennedi en 1911 y han ocupado varias campañas prolongadas hasta nuestros días. Los expertos diferencian tres fases diferentes de ocupación: la arcaica que cubre el periodo entre 7.000 y 6.000 años atrás, el bovino que llega hasta nuestro cambio de era y el camélido durante el contexto más desértico. Los primeros habitantes fueron cazadores-recolectores, introduciéndose la ganadería en el bovino y la agricultura de mijo sobre el año 1000 a.C. El periodo camélido, con el clima ya extremadamente árido, vio un descenso de población por migraciones a zonas más favorables.
Durante la era camélida, Ennedi se convirtió en parada obligatoria de las caravanas por el este del Sáhara. Hoy, la reducida población se ha aglomerado en torno a la ciudad de Fada, de unos 20.000 habitantes, pero sigue llevando una vida tradicional y el pastoreo nómada abunda. Una de las mejores formas de trazar la historia de Ennedi la componen los 650 sitios de arte rupestre que suman más de 10.000 motivos diferentes. La variedad en tan alta cantidad es pronunciada, tanto en temática como estilo, empezando por las pinturas y los petroglifos. La mayoría son de la era bovina, pues las anteriores están más erosionadas. Las pinturas son figurativas y describen la vida en Ennedi, especialmente las relaciones entre humanos y fauna salvaje y doméstica. La era camélida está representada por este animal, introducido entonces junto a los caballos. Ambos proliferan con muchas imágenes de hombres montándolos. Son las que tienen mayor detalle con monturas, vestimentas, armas y mucho dinamismo. Otros testimonios culturales en Ennedi incluyen grandes túmulos funerarios y hornos de fundición de hierro.
Visitar Ennedi no es sencillo por la lejanía, condiciones, infraestructuras y ocasionalmente conflictos, pero es una experiencia saharaiana difícil de igualar. Fada es la ciudad de referencia gracias a su aeropuerto, aunque la mayor parte del turismo llega por tierra desde Abeche. Lo más habitual, dado el largo viaje, es unirse a algún grupo que atraviese el macizo hasta Unianga y Tibesti en 4×4 acampanado por las noches. Todos los grupos llegan como mínimo a la guelta de Archei, viendo por el camino algún sitio de arte rupestre. La región es extremadamente árida, así que conviene venir en invierno.
Fotos: Valerian Guillot / David Stanley
Comentarios recientes