Tapón y pasillo
La carretera Panamericana es la más larga del mundo gracias a los 30.000 kilómetros que van del norte canadiense hasta la Tierra de Fuego argentina. Cualquier vehículo podría recorrerlos si no fuera por una corta franja de unos cien kilómetros que la interrumpe. Es el conocido como tapón del Darién, que deja sin enlace convencional el tramo entre la panameña Yaviza y la colombiana Turbo. Varias propuestas han diseñado posibles caminos asfaltados, pero los conservacionistas han ganado de momento la batalla por preservar la selva del Darién. Esta virginal región constituye el Parque más valioso de Panamá con una relevancia continental. Además de tapón de carreteras lo ha sido de enfermedades, pero también ha sido el pasillo que recorrieron distintas especies a lo largo de milenios. Centroamérica se estrecha en Darién hasta los 150 kilómetros, pero en tan poco espacio se acumulan playas, costas rocosas, manglares, pantanos y selvas de tierras altas y bajas. A su extraordinaria biodiversidad, el Darién suma la presencia de etnias indígenas como los emberá y guna, capaces de vivir en este extremo terreno.
El área del Parque Nacional y Reserva de la Biosfera arranca en la misma costa del Pacífico y va recorriendo varias cordilleras como Pirre, Setetule, Sapo y Jurado que se extienden paralelas a la costa formando valles. El mayor de ellos es el vertebrado por el sistema fluvial Tuira-Chucunaque. Hace las veces de Amazonas local, recogiendo aguas desde la frontera con Colombia y desembocando hacia el norte, en el golfo San Miguel. Ambos ríos cuentan con 230 kilómetros, pero la altísima cantidad de lluvia hace que vayan cargados todo el año. En lo alto, Darién alcanza 1.875 metros en el cerro Tacarcuna, compartido con Los Katíos colombiano. Geográficamente, esta foto es reciente. Viendo el estrecho margen de Darién podemos adivinar un pasado lleno de cambios geológicos. Se estima que hace unos quince millones de años, el espacio entre Centroamérica y Sudamérica empezó a cerrarse con sedimentos y movimientos de placas acompañados de vulcanismo. Primero nacieron varias islas y finalmente se cerró la comunicación entre Atlántico y Pacífico. Es como nació el tapón de Darién.
Físicamente, Darién es un auténtico puente de flora y fauna entre ambos continentes, lo que hace de Panamá el país con mayor biodiversidad de Centroamérica. A la mezcla entre especies de ambos continentes se suma la variedad de hábitats y el clima tropical que cubre de verde Darién. La inaccesibilidad de la región, la misma que corta la carretera Panamericana, hace que aun esté pendiente de investigación, especialmente en las zonas altas. Las especies identificadas seguirán aumentando, siendo muchas endémicas por las características de Darién. Entre los más de 150 mamíferos hay varias especies amenazadas típicas de selvas americanas como perros venaderos, jaguares, ocelotes, tapires de Baird, monos araña y aulladores, agutíes centroamericanos y enormes capibaras. Entre los reptiles destacan el cocodrilo americano y caimán centroamericano, mientras que entre las más de 500 aves, con multitud de loros y guacamayos, destaca el águila arpía. La mayor rapaz de la selva y ave nacional de Panamá tiene aquí un santuario.
Esta diversidad es posible por la dificultad para domar Darién. Paradójicamente, esta selva fue escenario del primer asentamiento español de interior, Santa María la Antigua del Darién. Fue responsabilidad de Vasco Núñez de Balboa, pero no se prolongó por las dificultades y los indígenas. Mismos problemas que la aventura de minería de oro en Cana en el siglo XVIII. Solo pequeños grupos indígenas viven en Darién de forma tradicional y sostenible. Su forma de vida se ha beneficiado también de la protección, básica cuando en los años 70 se especuló con cerrar la Panamericana. No es el único proyecto histórico, pues en el siglo XVII se planificó abrir un canal de Panamá aquí. Afortunadamente, ningún proyecto salió adelante y en 1972 se nombró el Parque, que tras la ampliación ha ascendido hasta unas 600.000 hectáreas.
La ausencia de Panamericana no frenó a una expedición que en los 80 atravesó Darién con vehículos 4×4. No obstante, el turismo es aquí complicado y lo mejor es desplazarse por los ríos. El poblado de entrada es El Real de Santa María, que cuenta con una pequeña pista de aterrizaje. Aquí podemos contratar excursiones para llegar al corazón del Parque, que turísticamente es Santa Cruz de Cana, donde hay sendas de trekking y avistamiento de aves. Otro punto posible es Pirre, estación del Parque con alojamiento más sencillo. Si queremos solo playa, existe la opción de volar a Bahía Piñas, en el Pacífico, donde hasta hay algún resort para hospedar a algún pescador deportivo de profundidad, una institución aquí. La presencia de guerrillas y narcos en Darién aconseja revisar el estado de la zona antes de viajar. Llueve todo el año, pero algo menos en verano e invierno.
Fotos: Harvey Barrison / Francesco Veronesi
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