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Aldeas con iglesias fortificadas de Transilvania

Aldeas con iglesias fortificadas de Transilvania

Transilvania (Rumanía)

Fe y defensa


Al margen del estilo que presenten, en Europa hay regiones en las que abundan las iglesias fortificadas. Como su nombre indica, son iglesias que de un modo u otro se incorporaban al diseño defensivo de la ciudad. A veces, una iglesia se adosaba a las murallas de una ciudad, como la española Ávila, y en otras una iglesia se rodeaba de murallas, como sucedía en muchos monasterios. En el segundo grupo se incluyen las iglesias fortificadas de Transilvania. Por la modestia de sus asentamientos, plantear en ellos murallas que protegieran toda la ciudad no era realista, así que se decidía amurallar la iglesia principal y edificios anexos, generalmente comunales. La amenaza en el caso de esta región rumana vino siempre del este. Mongoles primero y otomanos después llevaron al imperio húngaro a poblar y proteger esta deshabitada zona de su imperio. Se les concedió a las aldeas el derecho a portar armas y organizar su defensa hasta que un diseño común se popularizó. Varias de las aldeas, con Biertan a la cabeza, ha conservado excepcionalmente sus murallas medievales que además representan una cultura clave de Transilvania, la sajona.

Aldea con iglesia amurallada de Biertan

Aunque el nombre de Transilvania se hizo famoso gracias a la literatura, hablamos de una de las regiones históricas de Rumanía junto a Valaquia y Moldavia. Es una región compuesta por estribaciones de los montes Cárpatos y mesetas a unos 400 metros de altitud. Parte de la civilización dacia antes de la conquista romana, Transilvania vio pasar multitud de tribus hasta que los magiares la dominaron para Hungría extendiendo su dominio hasta el siglo XVI. No obstante, la complejidad étnica fue una constante, tanto bajo Hungría como luego con los otomanos. Un grupo habitual fueron los sajones de origen alemán, cuya llegada a Transilvania fue promocionada por el reino de Hungría para poblar, proteger e impulsar una región que se había convertido en colchón frente a pueblos orientales. Los mongoles asolaron Transilvania en 1241, punto de inflexión para las iglesias fortificadas, cuando los sajones empiezan a construirlas. Influyeron además en otras etnias como los székely, responsables de la aldea de Dârjiu. En el siglo XVI acontecieron dos hechos: la conversión al luteranismo de muchas y el dominio de los otomanos, que frenó las construcciones.

Los sajones emigraron masivamente en el siglo XX dejando atrás unas 150 iglesias fortificadas, principal legado junto a la ciudad de Sighișoara. Esta etnia había traído consigo su urbanismo y arquitectura que reflejaron en sus pequeñas aldeas, siendo este diseño muy reconocible en Viscri. Las iglesias se levantaban en suaves colinas rodeadas de campos de cultivo repartidos bajo el sistema flamenco. Las casas con sus jardines se alineaban en calles en torno a la iglesia. Frente a ellas se sitúa la Tanzplaz, plaza que centralizaba la vida social, y varios edificios comunales más alguna residencia particular. Este conjunto se fortificaba, haciendo el campanario de la iglesia las veces de torre vigía. Aquí, piedras y ladrillos complementaban la madera, material básico de las viviendas, y se incorporaban elementos defensivos como torres, pasadizos cubiertos, saeteras y diques. Las iglesias fueron evolucionando teniendo su cénit en el siglo XV, cuando adoptaron planos góticos sustituyendo las basílicas románicas.

Iglesia amurallada de Viscri

Aunque el plano general sea habitual, las iglesias de Transilvania tienen variaciones. Tenemos iglesias con un recinto amurallado como Prejmer, otras fortificadas con una planta adicional con funciones defensivas como Saschiz y la combinación de ambos diseños como en Valea Viilor. Câlnic representa un ejemplo de ciudadela de origen noble al que se añadió luego una capilla. La más prototípica de todas es Biertan. En parte porque muestra todos los elementos característicos y el estilo dominante del siglo XV, cuando se inició, pero sobre todo le debe su fama a haber sido sede del obispado luterano. Esto se tradujo en obras de arte, tanto contemporáneas a la construcción, por tanto gótico tardío, como renacentistas. Destacan una puerta con un complejo sistema de cerraduras como el retablo de madera compuesto por 28 paneles pintados y un grupo escultórico.

Salvo la iglesia de Prejmer, cerca de Brașov y el castillo de Bran, el resto se extienden en una línea de unos 125 kilómetros. Muy cerca de varias queda Sighișoara, base idónea para una zona muy frecuentada por el turismo. De todas, la iglesia de Biertan es de lejos la más visitada. En el resto no será raro tener que buscar a la responsable de las llaves de cada iglesia. La aldea de Biertan nos puede llevar una mañana con su agradable centro e iglesia, en la que podremos ver el retablo principal y varias estancias convertidas en museo, incluida una curiosa prisión para matrimonios que querían pedir el divorcio. Otra aldea bastante visitada es Viscri, cuya iglesia sobre la colina ofrece una fantástica vista entre los campos de Transilvania. Por toda la región podremos ver iglesias fortificadas, no solo las siete de referencia.

Fotos: Daniel Rosca / Thomas Hackl

    1 Comment

  1. Excelente y amen información.

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