Rediseño casi moderno
El de Jože Plečnik es uno de los casos más insólitos de la arquitectura del siglo XX, pues su edificio más famoso nunca fue construido. El edificio del Parlamento esloveno que diseñó, conocido como Catedral de la Libertad, es el único tan representativo como para ser mostrado en las monedas eslovenas. La excéntrica propuesta de Plečnik no fue ejecutada en favor de un diseño más convencional y económico, aunque influyó que Plečnik era asociado por las autoridades yugoslavas con los movimientos independentistas eslovenos. No en vano, Plečnik había sido el responsable de rediseñar la capital eslovena en el periodo de entreguerras. Bajo un personal estilo que intentaba captar lo mejor de la antigua y nueva arquitectura, Plečnik remodeló una entonces ciudad provincial llamada a ser símbolo nacional esloveno, Liubliana. Conectando la zona antigua y moderna con el río Ljublianica como protagonista, apostó por grandes espacios públicos y zonas verdes con foco en las necesidades y limitaciones de su era.
Vista del río y puente triple en Liubliana
Tras la más breve de las guerras de los Balcanes, en 1991 Eslovenia sellaba su independencia, proyecto iniciado al acabar la I Guerra Mundial. La comenzó como parte del imperio astrohúngaro, tras el cual se unió al estado yugoslavo conservando inicialmente mucha autonomía. La pujante región eslovena eligió Liubliana como capital. Esta ciudad había sido fundada por los romanos, de los que conserva una sección de murallas, alrededor de las cuales Plečnik creó un parque arqueológico. Nada más se sabe hasta llegar a la etapa del castillo medieval que domina la ciudad, a cuyos pies se desarrolló cruzando el río desde pronto. En el siglo XIX se estrenó como capital regional, nombramiento que en medio de los despertares nacionales la colocó como capital eslovena de facto. En estas sufrió en 1895 un fuerte terremoto. Sirvió como punto de partida para un lavado de cara bajo el estilo de la Secesión de Viena. Parte de este movimiento, Plečnik llegó a Liubliana en 1919 como profesor de la recién fundada Escuela de Arquitectura.
El estilo de Plečnik se asocia a la Secesión de Viena solo parcialmente, porque en realidad creó su propio estilo, de modo parecido al español Antonio Gaudí. De los clásicos recogió elementos reconocibles como columnas y frontones, pero dándoles un giro hacia la abstracción con influencias cubistas y utilizando materiales modernos. Así, un edificio de Plečnik recuerda a uno clásico, pero también es inconfundiblemente moderno. De su tiempo también extrajo otro ingrediente fundamental, el funcionalismo. Tras trabajar años en el castillo de Praga, la remodelación de Liubliana supuso un proyecto a largo plazo, pero las restricciones presupuestarias por la crisis de los años 30 impusieron cierta austeridad y foco. El principal trabajo de Plečnik fue, de hecho, adecuar los márgenes del río Ljublianica, al que dio un lavado de cara con nuevos puentes. Entre estos destacan los de Trnovo, Zapateros y especialmente el Puente Triple. Construido de piedra caliza de Glinica y cemento, fue la solución de Plečnik para favorecer el tráfico urbano: un puente para vehículos y dos para peatones.
Biblioteca Nacional y Universitaria de Liubliana
Una pequeña calle enlaza esta amplia zona con otra explanada, pero verde. Estamos en el parque Zvezda y la avenida Vegova, corazón de la Liubliana moderna. Además de estatuas y mobiliario urbano, Plečnik levantó aquí su obra maestra, el edificio de la Biblioteca Nacional y Universitaria. Esta institución fundada en el siglo XVIII necesitaba un edificio nuevo y se utilizó el espacio abierto por el derrumbe del palacio ducal en el terremoto. Inspirándose en un palacio italiano, la Biblioteca es un ejemplo de funcionalismo y simbolismo, con la monumental escalera del interior llevando a la sala de lectura iluminada por grandes ventanales y espectaculares lámparas de techo. Exteriormente sigue el diálogo entre lo antiguo y lo moderno con el ladrillo intercalado por bloques de piedra, en parte del palacio. Otros edificios levantados por Plečnik en Liubliana son las iglesias de San Miguel, de original estilo y todo un reto por el presupuesto, el temprano encargo de San Francisco de Asís y la monumental entrada al cementerio Žale.
Por su modesto tamaño y ausencia de grandes monumentos, Liubliana es de las capitales europeas menos conocidas y visitadas, aunque por serlo está bien servida por todo tipo de transportes. Nos llevará un día, pero pasear su centro y numerosos puentes es obligado paso en un viaje a Eslovenia. Visitas habituales son el castillo medieval, al que se puede llegar en funicular, la Biblioteca con posibilidad de visitas guiadas y la Casa Museo de Plečnik, una oportunidad única para profundizar en la obra del arquitecto. La vida cultural de Liubliana es vibrante, incluyendo una centro cultural, Metelkova, originalmente centro militar del ejército astrohúngaro primero y yugoslavo después. Otra obra de Plečnik es el Mercado Central, aún en uso, donde podemos comprar productos de la gastronomía eslovena como el pastel potica.
Fotos: Med Cruise Guide / stevekeiretsu
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