Falsos dilemas
Tercer grupo étnico de Myanmar por habitantes, los karen llevan viviendo más de un milenio de la misma forma en el mismo lugar, los montes Tenasserim entre este país y Tailandia. De poco les ha servido en el último siglo, cuando el atosigamiento de grupos más mayoritarios empezó a causarles serios problemas de supervivencia. Empujados hacia Tailandia, tampoco a este lado de la frontera lo han tenido fácil. Su forma de vida basada en agricultura con rotación de cultivos ha entrado en conflicto con los deseos de la administración tailandesa de reservar amplias zonas de los montes Tenasserim para la maltrecha fauna del sudeste asiático. En el enésimo capítulo entre conservacionismo y defensa de los pueblos indígenas, las autoridades tailandesas expropiaron tierras karen en el complejo de Kaeng Krachan y los trasladaron a la fuerza. Es un falso dilema, porque las directrices actuales marcan que los pueblos indígenas, siempre y cuando vivan de forma sostenible con su entorno, forman parte inherente del paisaje natural. Este en Kaeng Krachan es un reducto de altísima relevancia ecológica por el número de especies amenazadas que alberga.
Las montañas Tenasserim se extienden más de 1.500 kilómetros formando la frontera natural y política entre Myanmar y Tailandia, desde el norte de ambos hasta el final de la península malaya. Compuestos principalmente de granito y caliza, los Tenasserim no son muy altos, especialmente en la zona intermedia, donde alcanzan tan solo los 1.500 metros. El complejo de Kaeng Krachan cubre unos 150 kilómetros de bosques en paralelo a la frontera con Myanmar, donde la protección queda garantizada con la Reserva de Tanintharyi. En Tailandia, el complejo de Kaeng Krachan está compuesto por cuatro áreas contiguas: el Parque nacional homónimo, el más extenso del país, los Parques de Kui Buri y Chaloem Phrakiat Thai Prachan y el Santuario de Mae Nam Phachi. En todos los casos hablamos de zonas de suaves montañas regadas abundantemente los por los monzones. De aquí parten varios ríos muy relevantes en la región, todos con un patrón similar: corta longitud por la cercanía del golfo de Tailandia, pero gran caudal. Dado lo accidentado del terreno, esto se traduce también en multitud de pequeñas cascadas.
La localización de Kaeng Krachan en un cruce de caminos ecológico, justo al comienzo del istmo de la península malaya, es el otro ingrediente para explicar su extraordinaria biodiversidad dentro de la ecorregión indo-malaya. En cuanto a flora, Kaeng Krachan está cubierto en más de un 95% por selva impenetrable, lo que hace complicado listar todas sus especies, que se suponen en miles. Más investigada está la fauna, al menos en los vertebrados, cuyas especies se cuentan por centenares. Destacan especialmente las setenta especies de serpiente, los casi cien mamíferos diferentes y casi quinientas aves que convierten a Kaeng Krachan en un santuario de difícil comparación en el sudeste asiático. Es una región imprescindible para especies de difícil situación como el elefante asiático, el crítico cocodrilo siamés, perro salvaje asiático, banteng, varias especies de tortugas y ocho especies de felinos.
La riqueza de Kaeng Krachan ha atraído a distintas poblaciones humanas desde hace milenios, pese a las dificultades del terreno, además de estar asociado a la realeza tailandesa. En los últimos siglos lo han ocupado grupos karen practicando principalmente labores agrícolas. Cuándo es clave, porque uno de los argumentos para la expropiación fue la ilegalidad de algunos asentamientos que los karen, no obstante, afirman que existían antes del nombramiento del Parque de Kaeng Krachan en 1981. En todo caso, hablamos de unas 25.000 personas distribuidas por las más de 400.000 hectáreas del complejo con un nivel de actividad extractiva limitado, aunque sea imprescindible vigilarlo para que no aumente. Tan preocupante o más son actividades ilegales como la tala, sobre todo en la frontera, y la caza furtiva. Aunque fuera de la zona protegida, al este es también relevante la presión hidrológica, materializada en varias presas de distinto tamaño.
El turismo no está entre las principales amenazas de Kaeng Krachan, aunque la cercanía a Bangkok hace de esta zona un objetivo fácil para los viajeros a Tailandia. Lo más obvio es viajar primero a Phetchaburi o Hua Hin, a menos de tres horas de Bangkok. Desde la segunda podemos alquilar coche con conductor para entrar al Parque, siendo muy típicas las cascadas de Pala-U. Si queremos algo más profundo podemos pensar en hacer noche en alguno de los campamentos autorizados dentro de Kaeng Krachan como Phanoen Thung, imprescindible un 4×4, o Ban Krang. En ellos es habitual hacer rutas para avistar fauna y subir a miradores para admirar los habituales mares de niebla. De febrero a mayo es la mejor época para venir por la ausencia de lluvias y porque la fauna se acumula en pequeños estanques.
Fotos: KOSIN SUKHUM / JJ Harrison
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