Símbolos con mensaje
En 1996, la arqueóloga italiana Marcella Frangipane descubrió bajo los restos de un antiguo palacio una asombrosa colección de espadas. Fabricadas con una aleación de cobre y arsénico y algunas incrustaciones de plata, lo sorprendente estuvo en su datación. Con más de cinco milenios, las espadas de Arslantepe están consideradas las más antiguas del mundo. La propia concepción de espada no es sencilla y al ser relativamente cortas hay quien las puede identificar como dagas, pero lo interesante es que por el simbolismo asociado al lugar parece que eran objetos familiares que representaban el poder. Tal adelanto tecnológico y cultural tiene sentido que se diera en un lugar como Arslantepe. Identificada como la ciudad de Melid, este tell arqueológico está en un cruce de caminos en los albores de la historia. Aunque su uso se prolongara hasta tiempos bizantinos, es su etapa prehistórica la más interesante, pues Arslantepe ejemplifica la necesidad que tenía la cada vez más compleja sociedad del Creciente Fértil de una herramienta que facilitara sus necesidades burocráticas.
Estamos en el sureste de Turquía, a orillas del río Tohma, afluente del Éufrates, del que distan apenas doce kilómetros. En otras palabras, muy cerca del epicentro del nacimiento de la agricultura y la historia escrita. Arslantepe, denominación moderna que hace referencia a varias esculturas de leones halladas aquí, fue investigado por primera vez en los años 30 del pasado siglo por arqueólogos franceses. Esta actividad se intensificó desde los años 60 con la llegada de sucesivos equipos italianos que fueron desarrollando campañas y descubriendo las distintas capas del tell arqueológico, una colina artificial de unos treinta metros formada a base de construir sobre las ruinas de la anterior fase. Estos tell, abundantes en el Levante mediterráneo, son una mina para los arqueólogos, pero también una compleja maraña que deben analizar cuidadosamente. Reflejan la larga vida de antiguas ciudades que fueron borradas del mapa tras numerosas etapas. En el caso de Arslantepe hablamos de unos cuatro milenios de vida y no menos de ocho fases.
Al equipo italiano le interesaban sobre todo las fases neohititas. Las más fáciles de identificar, produjeron material arqueológico desde las primeras catas de los franceses. Sin embargo, Arslantepe guardaba tesoros mucho más antiguos. Su fase temprana de ocupación se sitúa a finales del quinto milenio a.C., en el periodo final del Calcolítico. Hasta el 3400 a.C., Arslantepe tuvo relaciones mayormente regionales y edificios de modesta factura, aunque aparecen los dos primeros templos y se descubren varios cientos de sellos que transmiten la necesidad social de transmitir información aun sin tener disponible la escritura. Estos sellos parece que servían para la distribución de comida, una forma de burocracia que evolucionó en la siguiente fase. Durante esta destaca la erección del palacio donde se encontraron las espadas, un tesoro dejado atrás tras un fuerte incendio sobre el 3100 a.C. El palacio era el centro de la vida pública económica y social de Arslantepe. En sus paredes se han identificado símbolos y dibujos que iban más allá del aspecto decorativo, que querían transmitir información al visitante.
Arslantepe se había construido con piedra, ladrillos de adobe y techos de madera y arcilla, pero el incendio inició una fase en la que grupos de pastores, probablemente llegados del Cáucaso, ocuparon el lugar con sencillas viviendas. Salvo una tumba real y cerámica de estilo Uruk, Arslantepe no dejó mayores muestras hasta la denominada segunda fase de urbanización, en plena Edad de Bronce. A finales del tercer milenio a.C. se levantaron murallas y torres defensivas y hubo un crecimiento gradual. Quedó ubicada entre distintos reinos e imperios a los que perteneció. Inicialmente en manos hurritas, las murallas se pudieron levantar frente a la amenaza hitita, reino en cuyas manos cayó. En la era neo-hitita, sobre el 1000 a.C., fue cuando se levantó un palacio con los leones que dieron inicialmente fama al lugar. Los asirios arrasaron la ciudad en el 712 a.C. Aunque hubo cierta ocupación posterior, el sitio nunca recuperó su relevancia y brillo pasados.
Malatya, con 400.000 habitantes y aeropuerto, es la ciudad de referencia para Arslantepe. Esta ciudad es muy moderna y apenas tiene interés turístico, pero su tamaño y servicios la hacen ideal para visitar las montañas Tauro, donde se encuentra el tell. En Malatya es obligatorio visitar el museo arqueológico local, donde se encuentran artefactos de Arslantepe y otros tells de la zona, incluyendo la famosa colección de espadas. Otros hallazgos se pueden ver en el Museo de las Civilizaciones de Ankara. El sitio en sí se encuentra a diez minutos en taxi y nos llevará una hora. Aunque tiene carteles informativos, es muy aconsejable llevar un guía que identifique cada capa. Además de apreciar construcciones podremos ver restos de pinturas en algunas paredes. Será normal ver zonas en las que siguen los trabajos arqueológicos.
Fotos: orientalizing / Roberto Ceccacci
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