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As-Salt, lugar de tolerancia y hospitalidad urbana

As-Salt, lugar de tolerancia y hospitalidad urbana

Balqa (Jordania)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 7 10, 2022
  • Category:

Otomanos tardíos


A comienzos del siglo XIX, las cosas no pintaban bien para el imperio otomano. Anclado en la Edad Moderna, la escasa industrialización y sus anticuadas estructuras políticas lo lastraban. Lejos quedaban tiempos en que amenazaba las potencias europeas. Ahora, los otomanos eran los que tenían que evolucionar para sobrevivir. En 1839 se inició una reforma de profundo calado denominada Tanzimat. Es difícil evaluar los resultados finales, pues por un lado el imperio se prolongó hasta la I Guerra Mundial, pero siempre con la sensación de quedarse a medias. La modernización se dejó notar en muchos campos: religioso, económico, derecho, social, militar y también en la gestión territorial. Hasta el Tanzimat, muchas regiones del imperio gozaban de gran autonomía, pero el siglo XIX imponía un centralismo nacionalista que no entendía de matices. Así ocurría en las montañas jordanas de Balqa, donde su capital de facto, As-Salt, era el único asentamiento reseñable en un territorio beduino. El Tanzimat provocó la radical transformación de As-Salt, que representa esta etapa final otomana. 

Panorama de As-Salt

La región de Balqa forma parte de Transjordania, germen del actual estado de Jordania y tradicionalmente todo territorio al este del río Jordán. Balqa está al norte, formando una accidentada meseta por debajo de los mil metros. Aunque Amán es hoy la principal ciudad, tras serlo bajo el protectorado británico, históricamente lo fue As-Salt, conocida como Saltus en tiempos bizantinos. Era una conexión ineludible entre oeste y este, pero los mongoles la redujeron a la nada y tardó tiempo en recuperarse. Reconstruida, poco a poco se vio rodeada de tribus beduinas con las que tenía que gestionar la paz mucho más que con las autoridades otomanas. Dedicada a la agricultura y el comercio, la ciudad gozaba de gran autonomía cuando el gobernador enviado por los otomanos, Rashid Pasha, llegó en 1866 a las puertas de la ciudad. Aprovechando las luchas regionales, su carta de presentación fue tan poderosa que As-Salt se rindió sin más. Lo que podía parecer una derrota significó el inicio de su cénit. Conectada comercialmente con el resto del imperio, la ciudad creció rápidamente. 

Los otomanos empezaron por transformar la gestión local mediante instituciones educativas, sanitarias, defensivas y religiosas. La seguridad atrajo comerciantes de todo el imperio que impulsaron la economía, así como su población, multiplicada por cinco en apenas unos años. Religiosamente se conectó con las rutas de migración a La Meca, pero la apuesta otomana por la diversidad explotó una de las señas históricas de As-Salt, la presencia de comunidades cristianas. Lo particular de las ampliaciones urbanas es que toda esta mezcla étnica no condujo a comunidades separadas. La heterogeneidad fue la norma, con iglesias intercaladas con mezquitas y espacios comunales. Además, el carácter comercial provocó el surgimiento de estancias destinadas a visitantes conocidas como madafas. El final del imperio condujo a un rápido declive, sobre todo porque los británicos eligieron Amán como ciudad fuerte. As-Salt contrajo su población y muchos edificios quedaron vacíos a expensas del deterioro, aunque en las últimas décadas se ha paliado con un nuevo crecimiento. 

Iglesia y mansión Abu Jaber en As-Salt

As-Salt se ubica en una hondonada en la que confluyen tres colinas que fueron ocupándose con el crecimiento urbano y forman características postales urbanas. De antiguas épocas destacan algunas tumbas de época romana y el fuerte ayubí del siglo XIII, reconstruido varias veces. No obstante, la mayor parte de los 650 edificios históricos en torno a la céntrica plaza Sahat Al-Ain provienen del cénit otomano de finales del XIX. El estilo de los edificios públicos proyectados entonces y las decenas de mansiones otomanas es una mezcolanza que caracteriza As-Salt, donde podemos apreciar estilos locales del Levante, estilos neocoloniales y el Art Nouveau más europeo. Especialmente en las madafas, tradición que también une el componente intangible de la hospitalidad beduina. Todo ello partiendo de la flexibilidad de la caliza amarilla de las montañas Balqa, adornada con la artesanía palestina en la decoración de madera, vidrieras y azulejos. Abu Jaber, en la plaza principal, es el ejemplo prototípico de la arquitectura de As-Salt.  

As-Salt se encuentra a tan solo treinta kilómetros de Amán, así que es ideal como excursión de día o incluso medio día. Desde Amán encontraremos transporte público y privado fácilmente, pues la ciudad con sus 100.000 habitantes se ha convertido en ciudad dormitorio de la capital. Pese a las cuestas es una ciudad fácilmente paseable en la que hay dos puntos imprescindibles: las mansiones-museo de Abu Jaber y Touqan. La primera cuenta la historia de As-Salt durante su cénit otomano, mientras que la segunda se remonta en la historia arqueológica más antigua de la ciudad y sus alrededores. Es también buena idea acercarse a la calle Hammam para disfrutar del mercado local. As-Salt ha estado ligada a la agricultura desde siempre y sus productos tienen fama nacional, destacando aceitunas, tomates, uvas, melocotones y especialmente pasas sultana.

Fotos: Tarawneh / Rami Daher

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