Profeta del siglo XX
Humilde, pero ambicioso. Independiente, pero comprometido. Universal, pero local. Hay tantas caras en los escritos y vida de Rabindranath Tagore que es complicado de abarcar, tanto como sentirse apelado por alguna de sus facetas. Este polímata bengalí nació en el seno de una acomodada familia india en 1871. Su proyección llegó con su colección de poemas Gitanjali antes de ganar el Nobel de literatura en 1913. A caballo entre dos siglos, Tagore fue ante todo un pensador capaz de tender un puente entre las tradiciones indias y la modernidad global. No dejó de viajar para aprender de otras culturas y diseminar sus ideales, hasta morir en los inicios de la II Guerra Mundial. En otra de sus aparentes disonancias, Tagore rechazó siempre la educación reglada para luego fundar su propia institución. Tenía sentido, porque Santiniketan fue uno de sus proyectos más ambiciosos, un ideal pedagógico en el que maestro y alumno establecían una nueva relación. Su arquitectura fue una síntesis más de su conciliadora forma de ver el mundo.
Desde pequeño, Tagore rechazó la enseñanza tradicional y fue una especie de autodidacta alimentado por figuras concretas. Cuando fue enviado a Reino Unido, en vez de ir a sus clases de la University College of London, prefería estudiar por su cuenta las obras de Shakespeare. Con estos precedentes y viniendo de una rica familia con los fondos suficientes, fundó su propia escuela. Para ello utilizó un ashrama o monasterio fundado por su padre en Santiniketan, una pequeña localidad rural 150 kilómetros al norte de Calcuta convenientemente ubicada entre dos ríos. Basado en la tradicional idea india del gurukul, una casa en la que los alumnos viven junto a un gurú, Tagore inició la transformación de Santiniketan en una institución educativa, ya bajo su personal visión del mundo unitaria. Los primeros años de la escuela fueron de continuo crecimiento en número de alumnos, profesores y disciplinas, incluyendo varias relacionadas con la artesanía, antesala de la escuela de artes que impulsó la llegada de Nandalal Bose y Surendranath Kar, dos de las figuras de referencia además de Tagore.
El Nobel y los viajes no hicieron más que impulsar la internacionalización de Santiniketan, que empezó a atraer a profesores extranjeros, pero sin perder su carácter comunal, siendo las lecturas y cánticos comunes lo habitual. Esta orientación culminó con la fundación de la universidad mundial o Visva-Bharati en 1921, que tuvo entre sus alumnos ilustres a la futura primera ministra Indira Gandhi o el director de cine Satyajit Ray. La muerte de Tagore en 1941 no acabó con el proyecto, ni mucho menos. Su hijo Rathindranath abrió un museo y unos años después la India independiente protegió legalmente todo el complejo educativo no solo en cuanto al patrimonio, sino en cuanto a su funcionamiento. Gracias a la influencia de figuras como Gandhi o el primer ministro Jawaharlal Nehru, Santiniketan fue ascendida a universidad central y hoy alberga unos mil estudiantes. En muchos sentidos opera aún bajo los utópicos preceptos e ideas de Tagore y muchas clases, por ejemplo, se imparten a cielo abierto.
El complejo educativo de Santiniketan, una síntesis estilística inclasificable, se divide en tres partes. Primero está el antiguo ashrama construido por Debendranath, el padre de Tagore, a mediados del siglo XIX. Hoy es una zona eminentemente residencial, incluyendo el temprano pabellón Upasana Griha y una plataforma elevada entre árboles en la que Debendranath meditó. Está considerada el inicio del complejo. Al norte se encuentra Uttarayan, que nació con dos edificios en adobe levantados en 1919 a los que siguieron varios edificios residenciales. Destaca el conocido como Udayan, utilizado por Tagore para recibir a sus visitantes. Su estilo refleja la amalgama filosófica de Tagore, con elementos tradicionales y otros modernos e internacionales. También están aquí el Udichi, último pabellón levantado por Tagore, y los principales jardines. Al oeste quedan las escuelas de artes y música, cuya arquitectura fue muy influida por las ideas estéticas de Nandalal Bose y Surendranath Kar.
Santiniketan se encuentra hoy dentro de la ciudad de Bolpur, que creció en paralelo a la universidad. Es fácilmente visitable en tren y coche desde Calcuta, unas dos-tres horas al sur. La estación está a unos tres kilómetros del campus que podemos salvar en rickshaw. Se dedica un día entero al lugar visitando sus distintos sitios, para lo cual es más que recomendable contratar un guía profesional o semiprofesional. Imprescindible es el museo Rabindra Bhavana que rememora hasta el último detalle la vida de Tagore. En Bolpur llueve intensamente durante los meses de junio a septiembre, a evitar. El calendario de fiestas en Santiniketan es muy intenso e incluye la feria Poush Mela en diciembre, tradición desde los inicios, y unos cuantos eventos más, muchos relacionados con Tagore. En cualquier época, si vamos el fin de semana podremos acercarnos al cercano mercado de Sonajhuri.
Comentarios recientes