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Archipiélago de Socotra

Archipiélago de Socotra

Socotra (Yemen)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 14 04, 2020
  • Category:

Árboles marcianos


En el mundo hay repartidas pequeñas islas que contienen una sobresaliente biodiversidad endémica. Suelen tener climas benignos con abundantes lluvias, pero hay excepciones como las Galápagos y la semiárida Socotra, en el Índico. La flora de esta isla a la entrada del golfo de Adén, que conecta el mar Rojo con el de Arabia, está tan adaptada a su entorno y es tan distinta a la de otras partes del mundo que por momentos parece que estemos en otro planeta. Más de un tercio de las especies de flora de Socotra, que pese a su tamaño cuenta con 800 diferentes, solo se dan aquí. Especies propias de primitivos géneros como Dracaena, Dorstenia o varios aloes han desarrollado adaptaciones a su exigente clima hasta generar surrealistas formas. Inevitablemente, algunas de estas 300 especies endémicas están tan limitadas que están amenazadas. Afortunadamente, la isla ha vivido siempre de forma sostenible y al margen de casi todo, pero para reforzar este aislamiento tres cuartas partes de Socotra fueron protegidas en los años 90.

Varios dragos de Socotra en Socotra

Socotra es también original en cuanto al origen de este aislamiento. Generalmente, las islas más solitarias suelen tener origen volcánico, pero no es el caso de Socotra, cuyo origen es continental. Emergida hace cientos de millones de años, formó parte del macrocontinente Gondwana hasta que hace unos 25 millones de años la tectónica abrió el golfo de Adén al noroeste y Socotra se alejó del cuerno de África, con quien geológica y geográficamente está más relacionada que con Yemen. Prueba de ello es que entre la punta noreste somalí y la isla principal hay algunos islotes y tres islas: Samha, Darsa y Abd Alkuri. Más desérticas aún, apenas viven en ellas unos centenares de personas. El relieve de la mayor isla, de 125 kilómetros de ancho, está dividido entre las llanuras costeras, la meseta central de caliza con abundantes cuevas como Hoq y la zona montañosa granítica de Haghier, que alcanza los 1.526 metros en Jabal Skand. Las aguas circundantes del archipiélago son también relevantes gracias al buen estado de su coral.

Aislamiento, diversidad de geografías y clima se han unido para hacer de Socotra uno de los lugares más especiales y ricos del mundo en biodiversidad. Es mucho más desconocido que otros puntos calientes. Tras las expediciones pioneras de los escoceses Ogilvie-Grant y Forbes a finales del XIX a Socotra, solo ha sido investigada profundamente en los últimos años. Se encuadra en el matorral xerófilo de las regiones africana, oriental y paleoártica. Entre sus 300 especies de flora endémicas hay varias carismáticas como el drago de Socotra con su savia roja; la extraña Dorstenia gigas, con un tronco que parece la pata de un elefante; o el árbol pepino, única cucurbitácea considerada árbol. El endemismo se refleja también en la fauna, aunque como en muchas islas los únicos mamíferos nativos son los murciélagos. Destacan las 200 especies de aves, muchas migratorias y seis endémicas. Este endemismo se dispara en los reptiles. Nueve de cada diez lo son, incluidas sus seis serpientes. Algo parecido pasa en los invertebrados, aunque en este aspecto falta mucha investigación.

Árbol pepino en la costa de Socotra

Socotra es una isla habitada desde hace mucho y plenamente conocida desde la Antigüedad, lo que no quiere decir que haya llamado nunca la atención. Por su situación ha sido visitada por todo tipo de marineros y fue puerto habitual en el comercio del Índico. Sus escasos habitantes permanentes fueron cristianos gobernados luego por el sultanato de Mahra, del sur de la península arábiga. Les llevó décadas convertir a la población, especialmente la del inaccesible interior. Hubo intentos de colonización occidental como el portugués, pero la infertilidad del lugar y la ausencia de puertos naturales acabaron con la empresa. Solo los británicos la utilizaron, aunque bajo un protectorado poco invasivo que abandonaron en los 60. Cuando el antiguo sultanato de Mahra se incorporó a Yemen lo hizo también Socotra. De esta región procede la mayoría de la gente de etnia socotri, mayoritaria aquí. Llevan siglos explotando sostenidamente la isla con su pesca, ganadería y agricultura de dátiles.

Socotra es una desconocida para el turismo. Pese a las tensiones de Yemen, la isla vive en paz, pero las guerras han complicado mucho volar hasta aquí. Hay que informarse bien de posibles rutas que eludan el resto del país. Por mar el tema no mejora, porque además hay piratería en la zona. Por tanto, lo complicado es llegar a Hadibo, la modesta capital donde hay algo de infraestructura hotelera. En el resto de la isla lo mejor es acampar, a poder ser en las fantásticas y desiertas playas donde comer también pescado fresco. Además de recorrer la isla en coche con conductor es habitual hacer pequeños trekking y hacer algo de snorkel. En julio y agosto se concentran buena parte de las lluvias anuales.

Fotos: Rod Waddington / Rod Waddington

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