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Arquitectura mudéjar de Aragón

Arquitectura mudéjar de Aragón

Aragón (España)

Toque musulmán


En la península ibérica medieval, mezcla de reinos cristianos y musulmanes, había dos habitantes equiparables, pero contrapuestos: un mozárabe era un cristiano viviendo en suelo musulmán y un mudéjar era un musulmán viviendo en suelo cristiano. Como las fronteras se movían más rápidamente que las conversiones, estas dos figuras fueron muy habituales. Cuando los cristianos conquistaban un territorio había necesidad de reformarlo arquitectónicamente, pero la mano de obra musulmán mudéjar dio un toque distintivo. Se le llamó arte mudéjar, aunque en realidad hubo varios artes mudéjares: en cada sitio, la mezcla de arte cristiano y musulmán producía resultados diferentes. El más loado es el de Aragón, una de las regiones históricas de España conquistada por los cristianos a lo largo de los siglos XI y XII. Las primeras muestras de estilo aparecen unas décadas después de la conquista definitiva con sus principales rasgos: partiendo de una base románica o gótica se incorporan esquemas octogonales, gruesas paredes y decoración que mezcla ladrillos y cerámica vidriada, especialmente sobre campanarios que parecen minaretes. Zaragoza y Teruel acumulan la mejor muestra del arte.

Catedral mudéjar de Mediavilla en Teruel

Los cristianos conquistaron la península ibérica de norte a sur y así fue con Aragón. El último paso lo supuso Teruel en 1171. Se pusieron fin a más de cuatro siglos de dominio político y aculturación musulmana, cuatro siglos que no se borran de un plumazo. Como repoblar completamente con cristianos los territorios no era factible, se optó por respetar la religión de los habitantes, esto es, musulmanes y judíos. Además, los cristianos se quedaron fascinados con la arquitectura musulmana y contrataron a arquitectos locales con cada vez mayor frecuencia, sobre todo para reformar edificios anteriores. Entre los siglos XIV y XV, el arte mudéjar tomó definitivamente forma desarrollándose y expandiéndose por todo Aragón. La llegada de aires renacentistas y la expulsión de judíos y moriscos, descendientes de los mudéjares forzados a convertirse, le restaron mucha relevancia en el siglo XVI.

Hay que esperar a la segunda mitad del siglo XIII para ver arte mudéjar en Aragón. Arranca principalmente en Aragón con dos reformas de templos turolenses: la iglesia de Mediavilla, levantada nada más conquistarse la ciudad y posteriormente nombrada catedral, y la ermita franciscana de San Bartolomé. Mediavilla fue originalmente románica, pero la erección de su torre introdujo el estilo gracias a la cerámica vidriada y el ladrillo. Gustó tanto que, cuando se decidió ampliar el templo y virar al gótico, se contrató al morisco Juzaff. Este dirigió las obras de la techumbre, una obra maestra del artesonado mudéjar. Otro toque del estilo está en su cimborrio, aunque en este caso la fusión es con el estilo renacentista, pues es del siglo XVI. En cuanto a San Bartolomé, su torre mudéjar fue lo último en construirse y lo único que sobrevivió al convertirse en la actual iglesia de San Pedro. La torre de Mediavilla comparte con la de la iglesia de Salvador la característica de que se puede pasar bajo su techo abovedado. Esta torre es casi exacta a la de San Martín: campanarios claramente inspirados en minaretes.

Artesonado mudéjar de la sala del trono en el palacio Aljafería de Zaragoza

En los ejemplos turolenses abundan iglesias cristianas con añadidos mudéjares, pero existía otra posibilidad: partir de edificios musulmanes con reformas cristianas mudéjares. Dos ejemplos se encuentran en Zaragoza. El primero es civil: la Aljafería era el palacio de los reyes de la taifa local desde el siglo XI. Desde el punto de vista meramente musulmán es de por sí relevante como muestra arquitectónica civil previa a la Alhambra. La ampliación de Pedro IV en el siglo XIV incluyó decoración mudéjar y la capilla de San Martín en el nuevo estilo. A nivel religioso destaca la catedral de La Seo, que no perdió su condición al construirse la barroca del Pilar. La Seo es un templo románico sobre una mezquita con elementos mudéjares, como la Parroquieta de San Miguel o parte del cimborrio. Otro elemento mudéjar en la ciudad es la torre octogonal de San Pablo, parecida a la de Santa María la Mayor en Calatayud. Dos ejemplos de techos labrados y pintados los encontramos en Cervera de la Cañada y Tobed.

Zaragoza es una gran ciudad accesible en tren rápido desde Madrid y Barcelona, mientras que Teruel, debilitada tras la expulsión de los judíos, es la capital de provincia menos poblada del país. Es mejor llegar por carretera. El turismo en esta última está creciendo y en buena parte es gracias a la fiesta medieval dedicada a Los Amantes, una leyenda local convertida en literatura en tiempos barrocos, que se celebra en febrero. Aunque, para fiestas, las del Pilar de Zaragoza en octubre. Mezcla bailes populares como la jota, gigantes y cabezudos, pasacalles y ofrendas florales. La gastronomía aragonesa bebe de lo mudéjar en los ingredientes. Un postre moderno como las trenzas está inspirado en esta cultura.

Fotos: Diego Delso / Escarlati

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