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Asmara: ciudad modernista de África

Asmara: ciudad modernista de África

Maekel (Eritrea)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 24 12, 2020
  • Category:

Catálogo modernista


Años antes de la apertura del canal de Suez, el italiano Giuseppe Sapeto anticipó la creciente importancia del mar Rojo en el comercio mundial. Tras la reunificación italiana promovió la apertura de un puerto de mar en esta región que derivó en tantas historias coloniales, primero comprando terrenos y luego ocupándolos por la fuerza. Tras una serie de conflictos regionales, la presencia italiana se confirmó en la colonia de Eritrea, fundada en 1890. Antes habían empezado los desarrollos regionales con el ferrocarril de Eritrea. Este llegó a las tierras altas en 1911, donde se estableció la capital de Asmara. Con la llegada de miles de familias italianas, el desarrollo en Asmara durante las primeras décadas del siglo XX fue vibrante. Italia perdería la colonia en la II Guerra Mundial, pero antes Asmara se sometió a un gran programa constructivo bajo las ideas urbanísticas y arquitectónicas del gobierno fascista. Su extremo racionalismo convivió con vecindarios indígenas no planificados como Arbate Asmera y Abbashawel. El resultado final es una fusión del urbanismo modernista con el contexto africano.

Edificio Fiat Tagliero en Asmara

Asmara se localiza sobre la meseta Kebessa, a 2.300 metros de altitud, en las tierras altas eritreas, prolongación de las etíopes. Esta zona de la etnia tigriña, mayoritaria en Eritrea, vivía aquí dividida en cuatro clanes que se unieron para resistir ataques externos. Esta unión, promovida por las mujeres, explica la etimología del nombre: ellas los unieron. Esta historia oral no tiene fecha, pero en el siglo XVIII varios misioneros hablan ya de Asmara. Todo cambia, no obstante, cuando es designada como capital colonial por delante del puerto de referencia, Massawa, con problemas de malaria. Al final de esta era, Asmara era una ciudad diferente, con más de la mitad de una población italiana que inevitablemente tiñó el ambiente de europeísmo. Sobre una base sin historia italiana previa, además, Asmara fue un campo de experimentación idóneo. Hasta tal punto fue su relevancia que Asmara se denominó la pequeña Roma en época fascista. Entonces, Mussolini conquistó Etiopía y Asmara añadió extensión a sus dominios y un desarrollo industrial que la guerra detuvo.

En muchos sentidos, Asmara nació en el siglo XX. Urbanísticamente se considera una capital diseñada desde cero, en la línea de lo que sería Brasilia décadas después. Esto supuso distritos con funciones específicas, amplias avenidas arboladas y edificios modernistas. Sin embargo, Asmara era una ciudad italiana para italianos, por lo que tras su masiva migración al final de la guerra entró en crisis de identidad. La cuestión empeoró con la anexión de Eritrea por Etiopía, que relegó a Asmara a un papel residual. En 1961 se inició una larga guerra civil de tres décadas en los que, afortunadamente, Asmara apenas sufrió daños. Hoy, la población nacional se ha concentrado hasta multiplicar la extensión de Asmara, pero el centro italiano se ha mantenido. Fue desarrollado en sucesivas fases desde finales del XIX hasta la era fascista cubriendo varias corrientes modernistas. El centro es una cuadrícula a la que se le añadieron distritos radialmente. Además, hubo un innegable componente racista en el diseño, relegando a los nativos al extrarradio.

Palacio del Gobernador de Asmara

Pese al diseño segregador colonial, la moderna Eritrea ha abrazado la Asmara modernista. Además de espacios abiertos como el parque Mai Jah Jah, la capital se vertebra en torno a la avenida Harnet y su continuación en Sematat. Diseminados a sus lados hay unos 400 edificios en distintos estilos modernistas, la mayoría levantados tras la inyección económica de Mussolini al conquistar Etiopía en 1935. Los hay referencia mundial del art decó como el cine Impero o el Palacio del Gobernador, racionalistas como la iglesia Enda Mariam, neorrómanicos como la catedral de la Virgen del Rosario o futuristas como el edificio Fiat Tagliero, obra maestra de Giuseppe Pettazzi con una estación de servicio en forma de avión. Han sobrevivido también villas y mansiones entre las que destaca la adquirida por el Banco Mundial. Más allá, un paseo en Asmara nos traslada a Italia solo con sus cafés, heladerías y pizzerías. 

Capital de Eritrea, uno de los estados más cerrados y menos libres del mundo, Asmara cuenta con 800.000 habitantes. Aunque el turismo escasea por las guerras del pasado, la ciudad es sin embargo una de las más seguras del continente. Posee el único aeropuerto internacional siendo la puerta de entrada casi única. Un largo paseo nos ocupará el día si además vamos por el mercado, vibrante lugar de regateo con fama por el oro y la plata. Otra joya de Asmara es su cocina, fusión entre la italiana y la local. El plato más famoso es pasta al Sugo e Berbere, con tomate y berbere, mezcla de especias local muy picante. En bebida triunfan el café y la cerveza local suwa. Es bueno evitar julio y agosto por las lluvias, salvo que queramos asistir al festival de Eritrea, celebración nacional.

Fotos: David Stanley / CharlesFred

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