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Caminos de Santiago de Compostela en Francia

Caminos de Santiago de Compostela en Francia

Francia

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 24 03, 2018
  • Category:

Camino internacional


En el año 951, el obispo de Le Puy visitó la tumba de Santiago en la ciudad española de Compostela, convirtiéndose en uno de los primeros peregrinos y divulgadores del Camino fuera de la península ibérica. En su localidad se inicia una de las cuatro ramas principales que el Camino fue adquiriendo tiempo después en Francia. Tres de ellas confluyen poco antes de cruzar los Pirineos y llegar a Roncesvalles, con una cuarta entrando por Aragón. Ya unidas forman el conocido como Camino Francés. Es de sobra conocida la relevancia religiosa y cultural que tuvo el Camino en tiempos medievales, en los que los movimientos de población eran reducidos. El Camino fue vehículo de conocimientos, corrientes artísticas, culturas y también del culto a las reliquias. Este intercambio se daba en ambas direcciones: se ve reflejado en los nuevos estilos arquitectónicos que de Francia pasaron a España, pero también en las influencias de arte islámico que hicieron el recorrido en sentido inverso. Cientos de edificios que dieron en esa época servicio a los peregrinos han llegado hasta nosotros. Son hostales de peregrinos, iglesias, puentes y caminos que conformaron una infraestructura que también tuvo un estilo propio: el románico.

Pont Valentré, en la Vía Podiensis

La vía Turonensis parte de París y se aproxima a la costa atlántica, pasando por Burdeos y llegando a Saint-Jean-Pied-de-Port antes de pasar a Roncesvalles. Esta ruta es la más identificada con el Cantar de Roldán, uno de los poemas épicos más influyentes del Medievo. Es, además, una prueba de la influencia del camino. Este cantar tiene una base histórica real en las figuras del siglo VIII de Carlomagno y Rolando. Sin embargo, modifica los enemigos de los héroes cambiando a los vascones por los musulmanes, un problema latente en la península ibérica de entonces. Los musulmanes eran una fuente de temores, pero también de orgullo por las victorias castellanas que servirían de inspiración para las cruzadas. El propio Camino tenía mucho que ver con los musulmanes, que ocupando Jerusalén habían eliminado el principal destino de peregrinaje cristiano. Fue también el retroceso de los musulmanes el que propició que las rutas de peregrinaje fueran seguras y se popularizaran en los siglos XI-XII.

La vía Lemovicensis parte de Vézelay, en la Borgoña, recogiendo a los peregrinos que llegaban de Alemania y más allá. Desde Vézelay el camino formaba dos brazos principales y pasaba por Limogues para bajar directamente a Saint-Jean-Pied-de-Port y reunirse con las otras dos rutas. Lo hacían un poco antes de esta localidad, en un tramo original que todavía se conserva. El punto más interesante de esta ruta es la iglesia de Saint-Jacques en Neuvy-Saint-Sépulchre. Es una réplica de la iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén, un recuerdo de la ruta de peregrinación añorada por los cristianos. Está ofrecida al propio Santiago y fue levantada en 1049, pero su forma la adquirió tras unas obras promovidas por Eude de Châteauroux. Este religioso había participado en las cruzadas y con el recuerdo fresco de Jerusalén remodeló la iglesia.

Iglesia de Saint Sernin en Toulouse

La vía Podiensis es la única que conserva secciones del Camino que se pueden identificar con los caminos físicos utilizados en el Medievo. En total suman 157 kilómetros, incluyendo la sección antes de Saint-Jean-Pied-de-Port en la que se unen los tres brazos. Esta ruta se inicia en Le Puy recogiendo a los peregrinos que llegaban del valle del Ródano y atraviesa multitud de pequeñas localidades entre las que destaca Rocamadour. Para llegar aquí hay que tomar un pequeño desvío, justificado por el peregrinaje propio a una efigie negra de la Virgen y la belleza del pueblo, enclavado en un barranco. Otro pequeño pueblo, Conques, es hogar de la fantástica abadía de Sainte-Foy en honor de la mártir Santa Fe. Fue finalizada en el siglo XII y se inspira en otras obras del Camino como la propia catedral de Santiago. Moissac, algo más grande, alberga la abadía de origen cluniacense de Saint-Pierre, también románica. Lo más deslumbrante es la escultura del tímpano suroeste con el Apocalipsis.

La vía Tolosana parte de Arlés y unificaba a los peregrinos llegados de Italia para luego pasar por ciudades más grandes como Montpellier o Toulouse. Es la única que no cruza a España por el puerto de Ibaneta, haciéndolo por Somport, un poco al este. El tamaño de Toulouse implica más peregrinos y una necesidad de templos de mayor tamaño. En concreto, Saint Sernin es el templo románico más grande que se construyó nunca. Fue construida entre 1080 y 1120 en honor a San Saturnino, primer obispo de la ciudad. En el exterior destaca su torre de cinco pisos, que con la aguja añadida posteriormente alcanza 65 metros. El interior es muy espacioso con 115 metros de largo y 64 de ancho. Este tamaño fue posible gracias a nuevas técnicas en los abovedados. Fue novedosa también la apertura de múltiples capillas para alojar las numerosas reliquias.

Fotos: Bernard Blancchantrybee

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