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Cáucaso Occidental

Cáucaso Occidental

Krasnodar, Adigueya y Karacháyevo-Cherkesia (Rusia)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 14 06, 2019
  • Category:

Praderas de bisontes


Mucha gente cree que el pico más alto de Europa es el Mont Blanc, pero muy al este lo supera ampliamente el monte Elbrus. Forma parte de una de las dos cordilleras que dividen Europa de Asia: el Cáucaso. Dividida en dos partes, la norte recorre 1.200 kilómetros uniendo el mar Negro con el Caspio. Su orogénesis procede del choque de la placa arábiga con la europea, lo que todavía hoy produce terremotos. A nivel étnico y político, la inestabilidad es todavía mayor. Pero ante todo, el Cáucaso es una isla ecológica frente al resto de Europa por su biodiversidad. Su endemismo lo demuestra: 1.600 especies de flora y decenas de vertebrados. En sus montañas campean en libertad animales amenazados en otros lugares. Entre ellos están hoy los bisontes, que fueron cazados hasta la extinción a comienzos del siglo XX, como en el bosque polaco de Białowieża. Como allí, los bisontes han sido reintroducidos y tratan de recuperar su espacio en una sección de especial protección del Cáucaso Ocidental.

Reserva de la Biosfera del Cáucaso Occidental

Esta porción occidental se considera que comprende el terreno entre el mar Negro y el Elbrus. En el lado norte queda Rusia y en el sur Georgia, al menos mientras la región de Abjasia no tenga reconocimiento internacional. La Reserva de la Biosfera se localiza al noreste de la ciudad de Sochi, sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014. Se trata de un espacio de casi 300.000 hectáreas cuya primera protección llegó en 1924, precisamente para preparar el terreno a la reintroducción del bisonte. Esta región sobrepasa por poco los 3.000 metros y se queda lejos del techo del Cáucaso, por lo que el paisaje no es tanto de alta montaña como alpino. Esto no impide que haya zonas de nieves perpetuas y unos sesenta glaciares. La zona más alta forma un arco, salvo en el macizo de Lagonaki, ligeramente diferente al ser de origen kárstico y estar horadado por cuevas. Los glaciares fueron muchos más en el pasado y perfilaron profundos valles atravesados hoy por multitud de ríos y cataratas de hasta 250 metros.

Esta hidrología viene marcada por el clima más húmedo y cálido que caracteriza a esta zona del Cáucaso. Si a eso le sumamos diferencias de altitud podremos ver un gran número de hábitats diferentes, afectados también por la distancia al mar. Un tercio de las plantas son endémicas y muchas están amenazadas. En el oeste destacan los robles, hayas y abetos, mientras que según vamos al este proliferan las coníferas: más abetos, píceas, arces, pinos y cedros. Algunos ejemplares de abetos alcanzan desmesuradas alturas de hasta 85 metros. Por encima de los 2.500 metros, los bosques desaparecen y dominan los arbustos y, sobre todo, las praderas subalpinas y alpinas. Están entre las mejor conservadas del mundo, pues solo han sido pastadas por animales salvajes. Este es, en realidad, el mayor valor de la Reserva de la Biosfera del Cáucaso: no ha tenido actividad humana alguna. Ni pastoreo, ni caza, ni talas.

Reserva de la Biosfera del Cáucaso Occidental

Esto va en beneficio de una fauna que nos recuerda lo que fueron otros puntos de Europa en el pasado. Hay sesenta mamíferos como lobos, osos pardos, ciervos caucasianos, cabras caucasianas, rebecos, jabalíes o linces. La historia del bisonte europeo tiene aquí su propia versión, empezando por que estamos ante otra subespecie: la de aquí no es la bonasus, presente principalmente en Polonia. El bisonte, un animal casi sagrado en el Cáucaso, fue cazado hasta la extinción a comienzos del XX, pero las autoridades rusas planificaron rápidamente su reintroducción. Esta ocurrió en los años 40 tras mezclar supervivientes en cautividad tanto de la especie caucasiana como la polaca e incluso la norteamericana. El nuevo híbrido logró progresar, pero en los años 90 se dieron pasos hacia atrás: duros inviernos y el aumento de la caza furtiva los volvieron a dejar casi en la extinción. Los programas de reintroducción se han vuelto a ejecutar, esta vez algo más al este. Se está empezando a replicar la historia del bisonte con otra especie carismática extinguida aquí: el leopardo persa.

El mayor valor de la Reserva es su aislamiento, por lo que visitar esta zona del Cáucaso es complicado: apenas un par de carreteras penetran solo parcialmente. Sochi es la puerta de entrada más intuitiva y lo es para la estación de esquí de Krasnaya Polyana, justo al sur de la Reserva. Sin embargo, el rodeo hasta las entradas a la Reserva puede hacer aconsejable llegar desde Krasnodar. Los puntos visitables son dos: el macizo de Lagonaki en el oeste, donde arranca un recorrido hasta el mar Negro o donde podremos ascender el Fisht; y la zona de Guzeripl, un pequeño pueblo con museo, dolmen y recorridos de kayak incluidos. Más allá de estos puntos necesitaremos un permiso que se expide en Sochi.

Fotos: Эрдынеева Ольга / Илья Бунин

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