De Azores al mundo
En la Edad Media, los descubrimientos no se registraban inmediatamente, así que no sabemos cuándo se descubrieron las islas portuguesas de Azores. Situadas unos 1.500 kilómetros al oeste de Lisboa, seguramente alguna tormenta desvió a un barco que las avistó. Las primeras menciones son en varias cartografías del siglo XIV, pero hubo que esperar a 1433 para que Gonçalo Velho Cabral sumara islas y estableciera asentamientos. Una de estas fue Terceira, cuyo nombre alude al orden en que fue descubierta. Colonizada desde 1450 por una mezcla de portugueses y flamencos, Terceira se convirtió en puerto de paso durante la era de los descubrimientos y colonias portuguesas. La situación de su capital, Angra do Heroismo, la hizo indispensable en su rol hasta las innovaciones marítimas del siglo XIX. El declive sufrido desde entonces ha conservado un centro histórico colonial coronado por dos fortificaciones históricas y varios templos religiosos recuperados desde un fatal terremoto en 1980.
La componente flamenca de Terceira tuvo un fondo político que se personificó en el primer gobernador Jacome de Bruges, a quien podemos adjudicar la fundación de Angra. Los colonos eligieron una bahía protegida por un volcán extinto, monte Brasil. La profundidad de esta bahía y su orientación resultaría clave para Angra. Podía alojar galeones y carabelas que partían a las costas africana y americana. Además se tendió un canal y se construyeron molinos y otras infraestructuras, lo que sentó las bases del nombramiento como ciudad en 1534. Angra fue diseñada con el damero racional como plano urbano, pero con ciertas adaptaciones al abrupto terreno y habituales vientos. Se dice que fue diseñada por cartógrafos y navegantes. Al ser la primera ciudad azoriana, fue elegida el mismo año como sede de la diócesis católica. Se tradujo en su profusión de iglesias y conventos marcados por el estilo barroco. Una de ellas, San Salvador, fue reconstruida para estar a la altura de su rol como catedral.
Angra se convirtió en una pieza indispensable en el tráfico de mercancías portuguesas. Como última etapa antes de llegar a Europa, Angra requirió un potente sistema defensivo. Un momento clave para las dos fortalezas, San Sebastián y San Juan Bautista, fue la crisis de sucesión portuguesa. Primero, porque Angra alojó al principal opositor a la unión con Castilla y defendió esta plaza. Segundo, porque los españoles ampliaron y reforzaron el sistema defensivo para sus guerras con Inglaterra. Angra continuó siendo un puerto de referencia para las colonias y lugar habitual de exilios políticos hasta el siglo XIX. Entonces, Portugal no solo perdió varias colonias, sino que los avances con la navegación a vapor hicieron innecesaria esta parada. Angra cayó en un profundo letargo del que despertó con violencia el 1 de enero de 1980. Ese día, la tierra tembló. Es relativamente habitual en las volcánicas Azores, pero el centro histórico de Angra se llevó la peor parte. Algunos de los principales monumentos y muchas viviendas de modesta factura tuvieron que ser reformados y reconstruidos.
Esta reconstrucción tuvo especial sensibilidad con la arquitectura tradicional. El puerto de Pipas, hoy de escasa relevancia, está protegido en ambos lados por dos fortalezas que trabajaban conjuntamente. San Sebastián tiene mayor base portuguesa, mientras que San Juan Bautista, apostada a los pies del Monte Brasil, fue un proyecto español. El centro histórico en damero irregular tiene su centro en Praça Velha. Entre sus calles encontramos numerosas iglesias como Misericórdia y los conventos franciscano y jesuita. Todas fueron construidas en los siglos XVII y XVIII en estilo barroco portugués. El templo más antiguo, grande y relevante es la catedral. Diseñada en estilo manierista por Luís Gonçalves Cotta, contenido gracias a la influencia del austero estilo portugués chão, fue construida en los tiempos de la crisis de sucesión del siglo XVI. Exteriormente destaca su fachada simétrica con dos campanarios y tres arcos, mientras que en el interior de nave única lo hacen el techo de madera, azulejos del siglo XVII y un gran órgano.
Terceira es la isla azoriana ideal para combinar turismo de naturaleza y cultural. Su aeropuerto Lajes se encuentra al otro extremo de Angra, pero en todo caso hablamos de un breve desplazamiento de veinte minutos. Lo primero es acercarse a alguno de los numerosos miradores de la ciudad como el Alto da Memória o el Monte Brasil, para luego bajar y callejear visitando los monumentos y el Museo de Angra. Merece la pena entrar al fuerte de San Juan Bautista, donde tendremos buenas vistas del puerto. Fuera de la ciudad, el turismo se centra en sitios volcánicos activos como las Furnas do Enxofre e inactivos como el tubo volcánico de Algar do Carvao. Desde su declive, Terceira se volcó en la agricultura con productos como vino y queso. El plato más famoso es alcatra, una especie de estofado de carne o pescado.
Fotos: Concierge.2C / David Stanley
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