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Centro histórico de Brujas

Centro histórico de Brujas

Flandes (Bélgica)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 19 09, 2021
  • Category:

Brujas-la-renacida


Uno de los libros representantes del estilo denominado simbolismo fue Bruges-la-Morte. Publicado a finales del siglo XIX por Georges Rodenbach, esta historia corta está además considerada la primera en utilizar fotografías, 35 en concreto, para ilustrar el texto. Estas son de la auténtica protagonista de la historia, Brujas la muerta. El título muestra la situación de una ciudad que lo había sido todo en la Edad Media y a las puertas del siglo XX tenía un papel mínimo en la Bélgica contemporánea. Paradójicamente, en el momento de la publicación Brujas estaba reviviendo gracias al turismo. Ha sido un renacer tras siglos a la sombra de Amberes, que la sustituyó como plaza comercial flamenca al colmatarse el canal Zwin, clave en el desarrollo medieval de Brujas. Era el principal de los que aún adornan un centro histórico en el que el estilo de referencia es el gótico, desarrollado durante el cénit de la ciudad, y el material el ladrillo, típico del norte de Europa.

Canal de Brujas con el belfry a la derecha

El origen del nombre de Brujas no tiene nada de esotérico, sino que hace referencia a un puente que habría habido en sus orígenes. Estos no están nada claros, pero pudo haber un asentamiento romano antes del siglo IX, cuando la historia sitúa a Brujas en el mapa con una fortificación para prevenir las incursiones vikingas. En 1089 ascendió a capital de Flandes y era conocida como la ensenada de oro gracias al comercio. El estatus como ciudad y la construcción de su red de canales, incluido el Zwin, auparon definitivamente a Brujas en el siglo XII. Su privilegiado papel como bisagra entre el comercio del norte, controlado por la liga hanseática, y el comercio del sur fue clave. A ello sumaron la innovación comercial introduciendo herramientas protocapitalistas como el riesgo compartido y el crédito. Aunque el foco del comercio se situó en la lana, Brujas aceptó mercancías de todo tipo y procedencia. También patrocinó obras artísticas como la influyente primera escuela de pintura flamenca, con Jan van Eyck al frente, desarrollada aquí.

Tanta riqueza e influencia inevitablemente atrajeron también a rivales dispuestos a ocupar su lugar. Las murallas de Brujas repelieron los ataques, pero otro problema más silencioso acabó con su edad dorada. Con Brujas desconectada del mar, su papel no era sostenible y la Edad Moderna pasó de largo. Pese a los intentos por revitalizar la ciudad, la población descendió de forma continua desde los 200.000 habitantes en su pico hasta los 50.000 a comienzos del siglo XX. El trazado medieval y su fábrica gótica tuvieron poco después la fortuna de salvar intactas las dos guerras mundiales. Lo que había caído antes habían sido las murallas medievales, aunque su presencia es palpable en el urbanismo, las puertas de acceso y algunos restos. El desorden de callejuelas del centro histórico desemboca en las principales plazas, mientras que la red de canales fundamental para su desarrollo comercial es hoy símbolo de Brujas.

Canal y torre de Nuestra Señora en Brujas

No todo en la ciudad tiene origen medieval, pero los cambios introducidos al urbanismo y arquitectura afortunadamente fueron coherentes con el pasado dando armonía al conjunto. Un ejemplo es la catedral de San Salvador, reconstruida parcialmente en el siglo XIX bajo estilo neogótico, muy presente en Brujas. Su torre destaca en el cielo de Brujas, que no obstante tiene sus dos principales referencias en la iglesia de Nuestra Señora y el campanario civil o belfry, ambos puramente medievales. La primera es con 115 metros la segunda estructura de ladrillo en altura que existe, mientras que la segunda domina con sus 83 metros la plaza del mercado con su imponente presencia. Más antigua aún es la oscura capilla románica de la Basílica de la Santa Sangre, aunque exteriormente lo que llama la atención son las plantas superiores reformadas en neogótico. Siguiendo el principal canal de Brujas hacia el sur llegaremos a otro sitio de referencia, el beguinage flamenco, una suerte de convento laico femenino activo hasta el siglo XX.

Brujas es una excursión habitual desde Bruselas, algunas veces combinada con Gante. La conexión en tren entre ambas ciudades funciona muy bien cubriendo el trayecto en apenas cincuenta minutos. Si queremos evitar el intenso turismo podemos hacer noche y ver las zonas masificadas a primera o última hora. En Brujas, lo mejor es pasear, aunque también son muy habituales las omnipresentes bicicletas y los paseos en barco por los canales. Es buena idea empezar por subir al belfry para ver las vistas de la ciudad. Además de los principales monumentos, son muy visitados el museo de arte Groeninge y la fábrica de cerveza De Halve Maan que explica el proceso de fabricación de la bebida nacional. Otros productos muy habituales son el chocolate y el encaje. El jueves santo es la principal fiesta local con la procesión de la Santa Sangre alojada en la basílica homónima. Tiene origen medieval.

Fotos: Marco Nürnberger / Ray in Manila

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