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Centro histórico de la ciudad de Pienza

Centro histórico de la ciudad de Pienza

Toscana (Italia)

  • Author: info@viajealpatrimonio.com
  • Date Posted: 18 06, 2021
  • Category:

Plaza ideal


En el Quattrocento italiano se pintaron tres cuadros sorprendentemente similares que responden al mismo nombre: La Ciudad Ideal. Curiosamente, ninguno tiene una atribución confirmada, aunque comparten relación con Urbino, el formato panorámico y el uso de las nuevas técnicas de perspectiva. Aunque con distintos elementos, en los tres se muestran centros urbanos ideales tal y como se entendió en el primer Renacimiento italiano, con el orden como bandera y símbolo del buen gobierno. El Quattrocento italiano no se quedó en la teoría, sino que dio el paso de levantar o remodelar ciudades siguiendo estos preceptos. Una de las primeras y mas influyentes fue la pequeña ciudad agrícola de Pienza, en el valle toscano de Orcia. Aquí, entre colinas forradas de cultivos y punteadas por villas, Enea Silvio Bartolomeo Piccolomini quiso remodelar su ciudad natal contratando a un arquitecto instruido en el nuevo estilo. No hablamos de un gobernante más, sino del papa Pío II, uno de los fieles defensores del nuevo humanismo.

Vista de la plaza Pío II de Pienza hacia la catedral

Nada hacía adivinar que el pequeño Silvio llegara tan lejos cuando nació en Corsignano, que luego se renombraría en su honor como Pienza. Su familia, los Piccolomini, tenían título nobiliario, pero su momento no era precisamente el mejor pese a que parte de Corsignano les perteneciera desde un siglo atrás. En 1431 empezó a cambiar su suerte al conseguir el puesto de secretario de un obispo. Su relación con los asuntos eclesiásticos fue a más adoptando el rol de mediador entre el papado y el Sacro Imperio Germánico y ascendiendo a obispo. Su capacidad de adaptación fue clave para convertirse en 1458 en Pío II. Su corto papado viene reflejado en su autobiografía, algo inédito en un papa. En ella comenta el placer que le suponía pasar temporadas en su Toscana natal. También dolor, pues Pío II no era ajeno a su pobreza, dado que los mejores tiempos asociados al poder sienés se habían desvanecido. Seguidor del nuevo humanismo propuesto por el cardenal Nicola Cusano, se propuso renovar su ciudad natal para darle aire fresco y convertirla en su retiro personal. Solo faltaba la otra pieza en esta historia: la contratación del arquitecto Bernardo Rossellino. 

Rossellino, que había trabajado previamente para el papado, se había visto influido por las ideas de Leone Battista Alberti, uno de los principales ideólogos del Renacimiento italiano gracias entre otros trabajos a su tratado arquitectónico De re aedificatoria. Alberti, de hecho, se supone que actuó como consultor en el diseño y ejecución en la renovación de Pienza, ciudad que tenía un diseño medieval desde su fundación en torno al siglo IX. Esta comenzó en 1459 en los cuatro lados del trapezoide que dibuja la plaza de Pío II. Esta está atravesada por el corso Rossellino, que une las dos puertas principales, Giglio y Prato, de las murallas de la ciudad, aún parcialmente en pie. Esta alargada calle es el punto de partida para un damero que el Renacimiento recuperó de la Edad Antigua y las colonias expandieron por medio mundo. Afortunadamente para la conservación de Pienza, la vida tras esta intensa época volvió a la paz previa y la ciudad está intacta.

Vista de la plaza Pío II de Pienza hacia el Palazzo Comunale

Como si fuera un cuarto cuadro de la ciudad ideal, la plaza Pío II de Pienza es el centro ideológico del proyecto renacentista. Aquí se citan cuatro edificios erigidos entonces. La catedral domina la plaza con su fachada de elementos renacentistas como las pilastras, aunque si levantamos la vista veremos la influencia gótica en su campanario. No es cualquier gótico, sino el que atrajo a Pío II cuando estuvo de emisario y diplomático en el sur de Alemania. Se denomina Hallenkirche y su principal característica es la altura similar de sus tres naves. Frente a la catedral está el palazzo comunale con una logia renacentista y torre cívica, mientras que a los flancos están los palacios Piccolomini, destinado a Pío II, y Borgia, pensado para los obispos que le visitaban. En ambos casos hay elementos renacentistas, pero Piccolomini destaca además por su jardín italiano con vistas al campo. En la plaza también destaca el pozo diseñado por Rossellino, mientras que en el resto de la ciudad hay más palacios renacentistas y edificios góticos anteriores. 

Pienza es parada obligatoria en todo viaje por el valle de Orcia, al que se accede mejor desde Siena. Hay transporte público desde esta, Montepulciano y Montalcino, pero el coche nos dará más libertad pese al problema del aparcamiento. Pienza es muy pequeña, así que apenas nos llevará unas horas. Además de entrar a la catedral podemos hacer una visita audioguiada por el palacio Piccolomini y visitar el museo de arte que es hoy el palazzo Borgia. También tenemos que asomarnos a ver los campos toscanos por una terraza tras la catedral. En Pienza podemos disfrutar de la abundante gastronomía del valle. Es especialmente famoso su queso pecorino, que incluso tiene una fiesta propia en septiembre.

Fotos: stiftunggegenstand / thomas

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